[ 𝟎𝟐 ; 𝟏𝟖 ; 𝟐/𝟐 ]

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Eran las diez de la noche, y no cierran los edificios hasta las doce en punto, así que fui sin prisa, mirando mi entorno y apreciando lo cálido que hacían lucir el sendero esos faroles. Hacía algo de frío, pero no era exagerado, por lo que no me preocupé mucho de no tener algo con lo que abrigarme.

Empujé la puerta, dando unos pasos contados hasta llegar al salón donde se encontraba la dichosa libreta de Yugyeom. No estaba oscuro, y la ventana me lo indicaba. Tampoco se veía nadie, entonces supuse que dejaron la iluminación encendida. Ya me encargaría yo de apagarla una vez estuviera fuera.

Me adentré, sabiendo el lugar específico donde se hallaba el objeto, pero mis oídos captaron una silla moverse. Evidentemente me asusté, por haber pensado que sería el único dentro. Examiné con mayor atención, y en el suelo —cerca de la mesa— divisé dos cuerpo tirados. No iba a darle mayor importancias, hasta que reconocí dos cosas. Una cabellera castaña cenizo, y la camisa blanca del mismo individuo con el que casi peleo horas atrás.

¿Se puede decir que entiendo lo que estoy viendo? Si, lo hago. Son dos chicos besándose.

¿Me gusta lo que veo? No, en absoluto.

¿Qué pienso al respecto? Nada bueno.

—Ehem —mi mirada estaba clavada en esos dos. No me sentía triste, porque en el fondo entendía, o creía entender el contexto, pero si estaba demasiado molesto, porque sabía que esto iba a pasar, y fui ignorado todas las beses que insinué la posibilidad de que ocurriera.

—... —los ojos del azabache eran grandes, pero en este momento se veían como el triple de su tamaño original. No emitió ni un ruido, la igual que el menor entre los tres.

Bajé la mirada al suelo.

Estaba decepcionado de mi mismo.

De él.

De la vida.

De todo lo que me pasaba a mi.

Caminé lo que faltaba para alcanzar la libreta de mi hyung, me di la vuelta, y me fui.

—Baekhyun —mi nombre fue dicho por una voz ronca. No me giré a verlo, sólo continué mi andar, dirigiéndome hacia el castaño que me esperaba en la banca de madera —Baekhyun escuchame —siguió hablando, pero yo seguía sin hacerle caso. ¿Qué le hacía pensar que tenía el derecho de hablarme? —¡Baekhyun! —cuando lo oí gritarme, mi sangre hirvió, y no pude evitarlo más.

—¡¿Qué mierda quieres?! —mi cara debía estar roja de la cólera que me producía el sólo escuchar a ese gigante.

—Yo no lo besé, él me besó —solté enseguida, mientras que yo en su lugar reí sin gracia —. Por favor créeme, tú sabes que no quiero arruinar el progreso que llevamos.

—... —la expresión facial que cargaba su rostro, suavizó mi ira. Respiré hondo y hablé —¿Crees que no confío en ti? 

—Sé que si lo haces, pero tengo miedo de que esto te haga dudar de mí —contestó afectado. La preocupación se desbordaba por ese par de ojos tan expresivos. 

Dio un par de pasos, acercándose poco a poco. Yo no retrocedí, sólo me limité a mirarlo de forma neutra. Sabía que ahora había algo de enojo dentro de mío, y que cuando fuera de madrugada, no cerraría los ojos, si no que me quedaría despierto, pensando en cómo resultaban las cosa. 

Y llorando en silencio, porque aunque quisiera, yo no estaba hecho de acero.

—No me mirés así —pidió el azabache que hasta hace poco tenía al niñato encima.

—¿Cómo debería mirarte, Chanyeol? —murmuré, puesto que la voz ya no me salía de forma natural, más bien, salía forzada —Yo siempre confié en ti. Yo te dije que odiaba que ese tipo estuviera cerca —con mi dedo índice, presioné su pecho de forma incriminatoria —. Era obvio que algún día iba a pasar eso, ¿no lo crees así? —sonreí amargamente —Él confundió tu amabilidad, al igual que yo... Tal vez no somos tan diferentes —dije refiriéndome al chico de primer año —A los dos nos gustaste, y a los dos nos rompiste el corazón... Tal vez debí avisarle a Lee que se alejara de ti, y no al revés —el más alto tenía una mirada dolida, pero siempre hubo algo claro, y es que yo sería el más perjudicado de ambos.

—Deja de decir esas cosas... —la primera lagrima de la noche fue inaugurada por el más alto —Yo te quiero a ti, no a él... 

—Entonces, ¿por qué no me hiciste caso? —exigí saber —¿Por qué mierda te quedaste con él en la reunión? Esa no era un clase, Hangyul no era tu puto alumno —escupí cada palabra con ese sabor amargo en mi boca. Otra lágrima fue despedida, pero esta vez era mía, y aún no era de dolor, si no que de impotencia —¡Nunca confié en ese bastardo! —nunca grité, pero si alcé el tono. No había gente en los alrededores, pero aún así prefería mantener esto entre nosotros —Yo sabía que él iba a terminar actuando, y tú seguías en negación... 

—No voy a volver a hablarle, lo prometo, pero por favor, perdóname-

—¿Perdonar qué? —entrecerré un ojo, esbozando una mueca de desagrado —¿Perdonar que por segunda vez me hiciste lo mismo? Vamos, Yeol, deja de tratarme como un idiota que te va a estar dejando pasar cada estupidez que cometes —agarré mi cabeza con ambas manos, y estiré el cuello hacia atrás. Este tipo de situaciones me robaban demasiada energía, y que casualidad que siempre se daban por su culpa.

—Baek... —su voz se quebró, y mi corazón fue arrastrado con él. ¿Cuándo dejará de afectarme? —Yo no quise hacerlo, lo juro...

—Pero pudiste evitarlo, eso es lo que me duele, ¿entiendes? —las palabras salieron entrecortadas. Casi tan afiladas para raspar mi garganta, y haciendo más pesado el nudo en ella —¿Por qué no das por terminado este último intento? Los cinco meses los tiraste a la basura, aún cuando te indiqué cómo cuidarlos.

—No —negó, abriendo más los ojos. Sus lagrimas continuaban descendiendo por su pómulo hasta su mejilla, para luego acabar en el frío pavimento —. No, no, no, Baek, por favor —arrugó más el entrecejo —. Mandé a la mierda a Hangyul, él no volverá, y si lo hace, yo también volveré a decirle que se detenga —sorbió su nariz, y dio un paso adelante. No me moví ni un centímetro.

—¿Y yo? ¿Cuándo me dejarás mandarte a la mierda para siempre? 

—¡Nunca! —se arrodilló en el suelo, y alzó su mirada hacia mi. De pronto esta escena me parecía conocida.

"—E-espera, ¡Chanyeol, no te vayas!"

—Te amo... Te amo, Baekhyun... —sus brazos abrazaron mi cintura. Mi corazón estaba roto, y odiaba no poder ser tan jodidamente insensible como él —Me q-quiero quedar contigo... —repetía incesante, y mis ojos se nublaban por la cantidad de lágrimas que se agolpaban en ellos.

"—¡Yeol!"

—Tú te fuiste esa vez —estábamos en medio del contacto visual más intenso y doloroso que hayamos tenido —. Te llamé y te fuiste... Cuando creí que volvías, solamente fue para decirme adiós... —una gota proveniente de mi ojo cayó en su cara, mezclándose con las suyas —N-no te quedaste antes, ¿p-por qué debería creerte cuando dices que si lo harás e-esta vez? —tomé su rostro entre mis manos.

—Te amo —se aferró con más fuerza, y hundió su cabeza en mi estómago.




























❝𝒇𝒂𝒍𝒍𝒊𝒏𝒈 𝒇𝒐𝒓 𝒚𝒐𝒖❞ ⁽ᶜʰᵃⁿᵇᵃᵉᵏ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora