Don't cry

So Fine

Aturdido salí de ahí, los chicos me siguieron sin decir nada, al llegar a la puerta sólo me largue a llorar, aferrándome a mi mujer. La misma que había secado mis lágrimas en las noches, la que siempre me cuidaba y quería verme feliz, a la que había amado y lo seguiré haciendo siempre, la misma que lastime varias veces sin merecérselo.

-Sh.. todo va a estar bien, no llores.- Seco mis lágrimas y beso mis labios dulcemente.

-Me siento una mierda.- Solloce volviéndome a aferrar a ella.- Jugó con mis sentimientos con una cosa tan delicada como es un hijo. Por mas que era un hijo de ella yo me había ilusionado con verlo o verla crecer, jugar con el y enseñarle todo lo que se.

-Lo entiendo, es la peor persona que puede existir, se como te sientes, te manipuló a su antojo y te llenó de falsas ilusiones. Pero te prometo que no te va a volver a lastimar nunca mas.- Acarició mis cabellos y beso mi frente.

Los policías la sacaron arrestada del lugar, resulta que se dio cuenta se algo andaba mal y ella volvió al galpón para ver que sucedía y ahí la hicieron arrestar.

-Nunca pensé que serías capas de tal cosa.- Escupi cuando la tenía frente mío.

-Tenía que retenerte de alguna manera, mi idea era hacerte creer que esta me golpeó y perdí el embarazo, la odiarías y te quedarías conmigo, yo ganaría, pero no funcionó.- La miro de arriba abajo a Xime haciendo un gesto.

-La diferencia entre vos y yo es que yo no estoy loca y jamás mentiría con algo tan especial como un bebé para mantener a un hombre que no me ama a mi lado.- Respondió mi rubia a mi lado.

-¿Crees que ganaste?- La miro con fastidio y Xime río.

-Acá no se trata de un trofeo, Duff elige con quien estar y me eligió a mi, si hubieras hechos las cosas bien y fueras una buena persona tal vez Duff se hubiera quedado contigo y no conmigo.

-Bueno, mucha charla, vamos.- Interrumpió el policía, la tomó del brazo y la subió a la patrulla.

-Vamos a casa, tenes que descansar.- Slash palmeo mi hombro y asentí mientras tomaba la la mano de Xime.

La luz se colaba por el ventanal y copiaba su figura, no podía creer cómo podía verse tan bonita, cómo era posible que fuera mía y solo mía. Como podía ser tan cool, te perfecta para mi.
Me han hecho tonto tantas veces y ella siempre estaba ahí, defendiéndome, ayudándome a levantarme, estaba ahí para consolarme, con la palabra justa, con la caricia necesaria, haciéndome entrar en razón.
El libro siempre se quema, cuando la historia toma sentido, dejando a un hombre desecho. Pero eso ya no importa, porque se que ella va a estar siempre, para unir cada una de mis piezas, curando mi corazón roto. Era ella, siempre era ella esa luz en la oscuridad.

-Ya no se como explicarte todo lo que significas en mi vida, me moriría si no te tengo.- Pase las manos por su cintura y bese su cuellos suavemente.-Te amo.

-Y yo te amo a vos, nuestros destinos están escrito así.- Sonrió y beso mis labios.- ¿estas mejor?

-Si, por un lado me alegra saber que no hay nada entre ella y yo que nos una, se terminó la pesadilla Amanda.- Respondí mientras corría su cabello para dejar un húmedo beso en su cuello y una leve marca.- No se que me pasa el cursi siempre es Steven no yo, yo soy el chico malo.

-Ahora vamos a poder ser felices, como siempre lo soñamos y sos mi chico frío y malo.- rió besándome.

-Claro que si cariño.- Le di otro beso y otro, hasta llevarla a la cama.

-Amo tus caricias.- Susurro en mi oído.

-Y yo tu suave piel.

Bese su hombro y sonreí, mientras que soltaba un poco su agarre.