Capítulo 3: Busco llenar el vacío.
Narra Alexby.
Hubiese deseado poder leer los pensamientos de Auron al momento de leer su carta. Sería sin duda lo que me haría el día. Bueno, seguro es algo que descubriré más adelante. Tal vez le haga una visita para recaudar información, pero ese será cosa de otro día.
Hoy, había decidido olvidarme de estar encerrado en mi casa, la cual es una de las más preciosas debo decir, para invertir mi rato en el pueblo.
No tengo ni la menor idea que haré, sencillamente no quería sentirme solo otro día más.
Porque sí, hace ya un tiempo que me siento vacío por dentro, excepto cuando me distraje con toda la idea de las cartas y aún más al observar al azabache leer la suya. Fue solo ahí que me olvidé de toda esta mierda que siento en mi interior.
Y de alguna forma, quiero volver a sentirme lleno, ya sea con maldad o bondad.
Con un poco de pesadez, me levanto de la cama y salgo de mi hogar. Antes de bajar por las escaleras, recojo algunas patatas para replantarlas nuevamente y así tener comida guardada.
Mientras bajo por la montaña, con calma y tranquilidad ya que no poseo prisa alguna, enfoco con mis pupilas a la distancia, solo con el fin de corroborar si encuentro a alguien.
Me siento en un árbol de por ahí cerca y cierro los ojos. Respiro hondo, dejando entrar aire puro a mis pulmones, y los vuelvo a abrir.
Me sorprende la cantidad de tiempo que llevo en este pueblo y a decir verdad no sé cuánto tiempo seguiré aquí. Investigando alguna que otra vez, descubrí que hay más pueblos y áreas donde vivir.
Pero... no sé qué haría yo sin mis amigos, por más daño que llegue a hacerles.
Observo un poco las casas que se encuentran a mi rango de visión como la de Willy, la de Auron, la de Luzu, algo de reojo, y la de Vegetta apenas visible.
No evito sonreír. Pensar en lo mucho que han progresado cada uno de ellos y que hayamos construido nuestras casas nosotros mismos suena a todo un logro deslumbrante.
Una especie de melancolía invade mi cuerpo ¿Por qué? No lo sé. Es algo que usualmente nos caracteriza como seres humanos. Hay tanto que no conocemos de nosotros mismos y nuestras emociones...
Como sentir melancolía de pronto, sin estar pensando en nada en específico ni en nadie en particular.
Intento disipar esas ideas, se suponía que me había alejado de mi casa para no sentir nada.
Estoy a punto de ponerme de pie cuando algo capta mi atención. Una figura que dilata mis pupilas.
Caminando por el campo, al lado del pueblo, una chica deambula con una cesta de comida en las manos.
Me quedo embobado por un santiamén y ella echa un vistazo hacia mi dirección y sonríe.
Algo se revuelve en mi interior. Tiene una sonrisa única, sus ojos avellana parecen radiantes, su cabello castaño y su vestido blanco le hacían resaltar su pálida piel.
Quisiera acercarme, saludarla y entablar una conversación práctica u ofrecerle mi ayuda, sin embargo, me contengo.
No deseo crearle problemas a esa pobre chica. Le correspondo la sonrisa y elevo mi mano en forma de saludo. Ella continua su viaje y su vida. La pierdo de vista cuando dobla para seguir por el sendero. No la sigo ni con la mirada ni con los pies. Solo me quedo quieto, deseando volver a verla otro día.
Al estar solo con mis pensamientos otra vez, siento el vacío sobre mi espalda.
No sé dónde permanece mi mente o en qué me mantengo pensando al sentir una mano apoyarse en mi hombro.
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Cupido Alexby |Karmaland 4|
FanfictionLuego de ser rechazado por su amigo y compañero de policía, Alex no encuentra otra manera de desahogarse más que sembrando el caos. No obstante, en lugar de explosivos y destruir las casas de los demás pueblerinos de Karmaland, opta por utilizar un...