Capítulo 10: Primero los amigos, luego la maldad

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Capítulo 10: Primero los amigos, luego la maldad.

Narra Alexby.

Apenas me levanto para iniciar un nuevo día, descubro que el clima aparenta nublado, algo poco usual en Karmaland, pero posible.

El día anterior me había dado un respiro con todo el complejo de las cartas y, si bien ahora debía estar apurado, ya que la boda de Fargan será en dos días, y, como ya mencioné previamente, debía atacar a mi cuarto y último objetivo, realmente, no me denoto bajo presión alguna.

Por cierta razón, no reconocible para mi persona, hoy había amanecido sin culpas por la carga que se va a llevar el albino, al recordar todo lo que ha hecho últimamente, por ende, debo aprovechar a escribir cada cosa que siento y enviarla para no sentir arrepentimientos, antes de que sea tarde.

Por lo tanto, luego de estar ya despabilado y listo para un nuevo día en este pueblo, me siento en la silla para comenzar a escribir.

En una hoja aparte, decido anotarme puntos principales que deseo ahondar en el libro, uno de ellos es el hecho de que Fargan siempre le llama "hermano" y si bien tengo unas leves sospechas de aquello, opto por no agregarle muchos detalles.

Sé que juntos adoran hacer tonterías explosivas y que pasan demasiado tiempo en equipo.

Ya cuando poseo una idea general de lo que deseo escribir comienzo a redactar.

Querido hermano,

-¡ALEXBYYYY! -un grito que, si no me equivoco proviene de la entrada de mi casa, me sobresalta, obligándome a guardar las cosas apuradamente y, debido a la rapidez de mis acciones, dejar caer varios elementos al suelo, los cuales se hallaban en mi escritorio acomodados- ¡ALEX! -oigo nuevamente junto a repetitivos pitidos del timbre. Levantándome de mi asiento y dirigiéndome a la puerta, les abro a mis posibles invitados sin haber sido citados aquí.

Me sorprendo de observar a Mangel, el cual, si bien le reconocí la voz segundos atrás, una parte de mí no quería creerlo hasta verle.

-¡Mangel! -chillo en modo de saludo, abrazándole con fuerza, a lo que él corresponde mi apretón amistoso- ¡No sabía que ya estabas en el pueblo! ¡Te hubiese ido a visitar antes! -comento sin soltarle.

Por alguna razón, pensaba que iba a venir dentro de unos días.

-¡Claro que estoy aquí! Estuve visitando a los pueblerinos de a uno -responde sonriendo inmensamente al igual que yo- El pueblo se lo ve bastante igual, sin contar ciertas construcciones nuevas.

-¿Yo estoy pintado o qué? -salta de pronto la otra persona, la cual no le habíamos dado mucho protagonismo. Volteo a mi costado para encontrarme con el de ojos verdes y orejas de oso, quien lanzó aquel comentario, no molesto, sino burlón.

-¡Rubius! -suelto, pasando un brazo mío por sus hombros, sin soltar a Mangel -¡Como los extraño! ¡Los tengo demasiado lejos de mi casa! -digo, al recordar que Rubius se mudó al área de árboles de otoño y Mangel, si bien tiene su casa cerca de la mía, no vive allí recientemente.

-¡Yo igual! -añade el platinado, rompiendo el abrazo de tres- Por eso, apenas Mangel tenía libre el día, decidimos venir aquí y pasar el día los tres juntos ¡Como los viejos tiempos! -eleva su tono de voz acompañado de sus brazos, con entusiasmo.

Bueno, supongo que puedo escribir la carta más tarde.

Los tres juntos bajamos mi montaña y mientras caminamos al pueblo hacía la heladería platicamos de trivialidades.

-Rubius me mostró que construyeron un banco. -comenta Mangel con el helado ya en mano- De a poco el pueblo va tomando forma. Me gusta.

-Así es -comento observando como el cielo se había despejado conforme pasan las horas- ¿Qué más te contó?

Cupido Alexby |Karmaland 4|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora