Capítulo 16: El entorno nunca es lo que esperamos

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Capítulo 16: El entorno nunca es lo que esperamos.

Narra Mangel.

De acuerdo. El casamiento había sido un jodido fracaso, y para sorpresa mía, así como también de muchos en el pueblo con los que he hablado, no resultó ser culpa de Fargan, sino de Dulce.

Y no quiero sonar mal amigo, ni tóxico o algo por el estilo, pero me genera algo de bronca haber venido primordialmente para la boda y no haberla podido disfrutar como deseaba. Imagino que todos deben sentirse así, en especial Fargan, que se lo nota decaído últimamente, por consiguiente, me agradaría ayudarle de alguna manera, a pesar de que no seamos tan cercanos uno del otro.

Tal vez no nos consideremos los mejores amigos, ni la primera persona en quien confiar, sin embargo, apenas uno de nosotros, ya sea él o cualquiera de los otros siete más allegados a mí, sufra cierto conflicto, somos los primeros que nos tiramos de cabeza a su mar repleto de problemas y actuamos de salvavidas, por más que le hallamos colocado un explosivo minutos atrás. Aquella, es una de las razones por la que más amo a este pueblo y a mis conocidos.

Pero ayudar a Fargan... realmente se me vuelve difícil, por el hecho de que no sé exactamente que le gusta o prefiere para alegrarle. En fin, quizás luego pueda preguntarle a Vegetta o a Willy, que son quienes mejor lo conocen, incluso Alexby me sería útil. Ya que no tengo otra actividad que realizar en el día de hoy, acabo por aceptar mi propuesta.

Decidido, dejo un par de cosas inservibles por ahí tiradas y saliendo de mi casa me dirijo a la del chico con casco de Star Wars. Lo bueno es que me queda relativamente cerca, y aunque, debido a explosiones mías, la mayoría de las escaleras se hayan roto, es cierto que el sendero sigue remarcado para hacer más rápido.

Podría aprovechar, pasar a hablar con Alexby, quedarme un rato con él y pedirle consejos para animar al de ojos amarillos. Instantáneamente recuerdo a mi otro mejor amigo, Rubius, de quien no tengo rastro desde el día de la boda cuando se alejó de mí. No estamos peleados ni mucho menos, solamente vivimos un tanto lejos y es por tal motivo que no somos de visitarnos muy a menudo, a pesar de extrañarnos bastante... De igual forma, ya iría a verle, me está teniendo muy preocupado la manera en que se comporta y sospecho que tiene que ver con el azabache que pasa tanto tiempo con él... y sobre aquella carta...

La cual, cabe destacar que me hace dudar, ya que está escrita con letras e incluso palabras muy parecidas a la mía, sin mencionar que aparecieron en nuestros respectivos buzones sorprendentemente seguidas, pero... ¿Quién se dedicaría a escribir este tipo de cosas? ¿No tiene en cuenta que está jugando con demasiado poder? ¿Con algo que no le importa ni le incumbe directamente?

Suspiro un poco desganado. Buscando despejar todo pensamiento. Paso mi mano por mis cabellos para acomodarlo un poco, sonrío y toco el timbre de mi querido compañero.

Tarda unos minutos en aproximarse, por lo que me fuerza a tocar nuevamente, hasta que una figura, la cual reconozco debido a los rayos de luz que le apuntan por la espalda, me abre.

-¡Mangel! -extiende sus brazos y me proporciona una cálida bienvenida, haciéndome ensanchar mi sonrisa y corresponderle.

--¿Cómo vas Alex? -le acaricio la cabeza, apenas descubro que no lleva el casco puesto. Muy pocas veces lo he visto sin él y, asimismo, frente a muy pocas personas se lo ha quitado. Probablemente los únicos que conocemos su rostro sin aquel armatoste somos Rubius y yo, por el hecho de que hace tiempo sufrió un accidente que le produjo cicatrices y quemaduras en el rostro, de las cuales no se enorgullece ni las muestra a la ligera.

-Bien -él permanece en esta posición, dándome a entender que hace mucho no le hacían aquellos mimos que tanto aprecia- ¿y tú?

Nos separamos lentamente para vernos a los ojos.

Cupido Alexby |Karmaland 4|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora