Capítulo 13: Que comiencen los juegos del hambre

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Capítulo 13: Que comiencen los juegos del hambre.

Narra Alexby.

Un día más llega a Karmaland como si de una cascada se tratase, un día de festejos, emoción, sensibilidad y compromiso. O al menos eso recuerdo apenas entreabro mis ojos con pesadez. Bueno, no a la primera debo decir, ya que mi primordial impulso, es girarme en mi cama, cubriendo mi cuerpo con las cobijas.

Por curiosidad, alcanzo a enfocar mi mirada sobre la hora del reloj apoyado en la mesa de noche, descubriendo que son las diez de la mañana...

Vuelvo a cerrar los ojos y suspiro con cansancio, no por no dormir, sino por ser sencillamente temprano.

El silencio me sumerge en mis pensamientos, los cuales no les presto mucha atención ¿Yo no tenía algo que hacer hoy?

¡Esperen! Abro mis ojos nuevamente y compruebo la hora por si cometí una equivocación. Efectivamente, son las diez y dos minutos ¡Diez y dos minutos! ¡LA BODA! ¡QUE LA BODA ES Y MEDIA! ¡ME QUEDÉ DORMIDO!

Pego un brinco hacia el suelo. Comprendo que la noche anterior no había dormido nada, pero ¡Ayer me acosté temprano justamente para esto!

Corro hacia mi armario y, a las prisas, saco mi traje de gala, colocándomelo, peinándome lo mejor que pueda, a pesar de llevar el casco, y arreglándome los últimos detalles, sin olvidar mi mochila que lleva flores y otros elementos por si acaso, y salgo de mi casa mediante un paso ensimismado, sin atreverme a mirar la hora, me dirijo a la iglesia.

Desciendo la colina trotando y si no fuese porque no deseo arruinar mi apariencia o arrugar las prendas, correría más rápido.

Visualizo los adornos puestos en puntos estratégicos del pueblo y apenas percibo la casa del señor desde detrás, observo la hora. Son diez y media pasadas, justo a tiempo.

Reduzco mi andar para no quedar como impuntual en la boda de mi amigo y así, camuflarme entre la multitud, cuando descifro que las personas no poseen rostros positivos.

Llego a la entrada del lugar asignado y comprendo el por qué. No hay señales de una boda próxima, por más adornos y comida que se presenta, no se halla a la vista ni la novia, ni el novio, ni el espíritu.

Fijo con mis pupilas a un castaño que reconozco, el cual lleva un traje de etiqueta idéntico al mío, de espaldas hacia mi persona, por lo que decido ubicarme a su lado cautelosamente.

-Luzu ¿Qué está pasando? -susurro para no parecer perdido y no irrumpir en el barullo del ambiente, ahora un tanto sombrío y desconsolador.

-¡Alex! ¡Al fin llegas! -imita mi tono de voz, puesto que el resto de invitados no tiene porqué oírnos- ¿No alcanzaste a escuchar que se canceló la boda?

-¡¿Cómo?! -elevo un poco mi tonalidad, obteniendo unos pares de ojos que voltean a vernos por parte de otros invitados, aunque pierden el interés casi al instante- Si hasta ayer todo iba perfecto...

-Al parecer, Fargan y Dulce tuvieron un pequeño pleito. No sé bien exactamente. Fargan llegó solo hace pocos minutos y anunció que se cancela -Luzu se agacha levemente, de tal forma para quedar más o menos a mí altura y así, señalar con su rostro en dirección donde se encuentra el mencionado.

Corroboro la ubicación del chico mitad búho, quien permanece parado, con una mano en el bolsillo de su elegante traje, platicando con unos civiles, a su costado el cura, quien resulta ser Rubius, debido a que es nuestro contacto de confianza para este tipo de eventos, y Vegetta le están escuchando atentamente. Probablemente, les cuenta lo que aconteció.

-Pobre Fargan ¡Que mal! -exclama el de ojos marrones, consternado.

-Sí... -musito, desviando la mirada, en parte por pena y por culpa.

Cupido Alexby |Karmaland 4|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora