Capítulo 9: En la noche, siempre volveré a él

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Capítulo 9: En la noche, siempre volveré a él.

Narra Vegetta.

Apenas los primeros brillos del sol se asoman por el horizonte, me encuentro, como si de un gato se tratase, sobre uno de los postes de luz en el pueblo, mis prendas negras crean el camuflaje perfecto y si no fuese por aquel bribón amarillo brillante que proclama su reinado del día, hubiese saqueado alguna casa más.

Con elegancia y estilo arribo al suelo y doy inicio a mi andar perspicaz y desenfrenado.

Sonrío cuando piso las escaleras de piedra que tanto me pertenecen.

-Una noche exitosa más donde lobo nogtugno evita seg descubiegto -imito victorioso con mi ya común acento francés. Lo cierto, es que tenía pensado hacer aquella pasada de turno ayer, sin embargo, me enteré, gracias a los chismes que vuelan por el pueblo, que Auron había sido encerrado por cierto delito. Por su culpa debí abstenerme de sentir el brillo de la luna sobre mi ser durante un día más.

En fin, aquel detalle ya era tiempo pasado, lobo nogtugno ya había podido salir y obtener el botín que desesperadamente deseaba.

Sostengo la mochila con las cosas que ro... que tomé prestado por tiempo indefinido, y la dejo junto al resto de mis cofres, ya la organizaría más adelante. Desciendo a mi guarida y una vez que le informo de permanecer tranquilo a Lobo plateado, además de colocar mi traje de "Lobo nogtugno" en el maniquí, salgo de mi escondite para volver a ser denominado Vegetta por el resto de Karmalienses.

Echo un vistazo al buzón, como cada mañana, sin sorprenderme por no hallar alguna carta y me permito caer contra la pared de piedra.

Recibo, instantáneamente, un mensaje de confirmación por parte de mi amigo y socio de decoración Mangel, que lleva ya dos días aproximadamente en el pueblo y aun no habíamos coincidido para vernos, no obstante, hoy es el día en el que arreglamos para que me ayudase a rediseñar la parte de arriba de mi mansión, la cual aún está a medio construir.

Opto, mientras aguardo a que el chico llegue, por bajar a buscar materiales y así no tener que perder tiempo cuando esté mi compañero.

Apenas me alejo de mi territorio para talar árboles y además conseguir arena, a la primera persona que vislumbro es a un albino de piel pálida y chaqueta verde. Noto que está de espaldas y una sonrisa traviesa se posa en mis labios, aproximándome cautelosamente hacia él.

Parece estar debatiendo algo consigo mismo, por lo que deduzco que se encuentra concentrado, aparentemente mirando el suelo.

Cuando me detengo a escasos centímetros de mi amigo tomo aire y grito.

¡WILLY! ¡¿Qué haces aquí?! ¡Compañero! -le doy un golpe amistoso en el hombro, asustándole y logrando empujarle unos pasos hacia atrás, los cuales crean una diferencia de altura entre nosotros interesante.

-¡VEGETTA! -le oigo chillar desde abajo, generándome una sonora carcajada.

Seguidamente, palpo el pasto con mis manos, corroborando de que donde me hallo parado no haya ninguna trampa, para luego, sentarme con las piernas colgando del pozo que, imagino, el chico había hecho durante el rato.

-¡Dios! Parece que te atrapé con las manos en la masa -apoyo mis codos en mis rodillas, y mi cabeza sobre mis manos, denotando una sonrisa socarrona.

-¡Eres una rata! ¡Eres una rata ponzoñosa! -comenta apuntándome con su dedo índice, provocando que mi risa continuara.

-Willy, Willy, la rata serás tú que estás ahí abajo -bromeo, levantándome lentamente.

Cupido Alexby |Karmaland 4|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora