Capítulo 14: Remordimientos.
Narra Willy.
Había transcurrido ya un día completo desde la desconsoladora boda de mi amigo, y una parte de mí se sentía desdichada.
Por más que buscase despejarme la cabeza, no puedo evitar creer que todo esto fue obra mía.
Este incidente es solo culpa mía...
No encuentro la manera, ni las palabras exactas para hablar con Fargan, ni siquiera sé cómo explicarle que la decisión de Dulce de cancelar el evento, es, sin duda alguna, gracias a mí. Tampoco puedo darle a entender lo de la carta, porque a pesar de que él la hubiese escrito, si es que no fue alguien más, creería que lo hice por celos y que yo le estoy correspondiendo.
Algo totalmente erróneo, ya que ni me gusta, ni quiero estar con él, simplemente es uno de las personas más cercanas a mí, y le quiero lo suficiente como para permitir que se case con alguien que no desea, más allá de quién sea que le interese realmente...
Además, Dulce es una agradable doncella y no merece casarse con alguien que no sería capaz de hacerla feliz.
Podría decirle aquello al chico, y hacerle entender que no inquiero nada más...
-¡Aghh! ¡Que complicado! -Suspiro, cubriendo mi rostro con ambas manos, hablándome a mí mismo. Pateo una de las vallas que se hallan en el pueblo.
Ayer había asistido a la iglesia con mi mejor traje, con mi mejor humor posible, sin embargo, no tuve el coraje suficiente de arrimarme a mis compañeros, ni mucho menos a Fargan, apenas oí que se cancelaba el compromiso, me marché avergonzado.
Ahora, no estoy seguro que debo hacer, no tengo la menor idea de cómo ir hacia su casa y explicarle que su carta, SU carta fue responsable de todo también. No tengo ni la más remota idea de cómo atreverme a contarle cada detalle, de verle a los ojos...
¡¿Por qué tuve que ser tan chismoso?! ¡¿Cuándo mierda se me ocurrió la fabulosa idea de ir y hablar con Dulce?! ¿Por qué soy tan imbécil?
-¡Guille! -elevo la cabeza estrepitosamente, dejando de acechar mis pensamientos, al escuchar mi nombre ser llamado. El pueblo, ya con la decoración que tanto lo adornaba durante días extinta completamente, se deslumbra ante mis ojos, aunque lo que más capta mi atención es el chico que se aproxima despreocupadamente hacia mí.
-Vegetta -pronuncio su apodo a modo de saludo, falsificando mi sonrisa, un detalle que al azabache no se le pasa de largo.
Tampoco es que haya intentado disfrazar mi desganado comportamiento, sin embargo, no iba a mostrarme cómo estoy tan abiertamente, por más amigo mío que fuese, si quiere saber que pregunte y yo le diré sin rechistar.
Sus pupilas tan conocidas en el pueblo se clavan en mí, recorriendo mi ser de pies a cabeza apenas abrí la boca. Yo no agrego nada, solo me quedo expectante a que él me preguntase qué me ocurre. Su rostro permanece indiferente.
-Que... -se queda tildado pensando en aquello que iba a decir, aparentemente no tenía toda su concentración recaída en mí, ahora, que levanto mi rostro, moviendo mis cabellos y soltando un "¿mmh?", la tiene- eh... que ¿Qué pasa Willy?
-¡Ah! Nada, aquí, caminando -respondo un tanto frío.
-Pensando... ¿En? -cuestiona, acercándose a mi cara y pasando un brazo por mis hombros de manera amistosa.
-Algo me anda... -vacilo mis palabras, desviando mi mirada.
-¿Trastocando la cabeza? -interroga para dejarme asentir, y, en voz mínimamente perceptible añade, hablando más para él mismo que para mí, aun así, alcanzo a oírle- No eres el único... -deja su vista descender al suelo, para acabar volviendo a mí con una sonrisa y cambiando de tema. Opto evadir su comentario anterior, ya hablaría con él de lo que sea que le molesta, no obstante, en las circunstancias que me encuentro, no me siento capaz de ayudarle u otorgarle un consejo decente- Entonces, dime ¿Qué es lo que te está alterando? Yo estoy para ti.
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Cupido Alexby |Karmaland 4|
FanfictionLuego de ser rechazado por su amigo y compañero de policía, Alex no encuentra otra manera de desahogarse más que sembrando el caos. No obstante, en lugar de explosivos y destruir las casas de los demás pueblerinos de Karmaland, opta por utilizar un...