Capítulo 29: Los sueños, pueden ser reales.
Narra Rubius.
El sol recién se encuentra casi en su punto más alto cuando me despido de Luzu y Auron, o más bien, al ser prácticamente echado por el pelinegro, quien parece querer tener una conversación privada con mi "compañero de compras".
Miro mi hacha verde que ahora adorna mi cinturón y sonrío, debería devolverle al castaño las monedas que me prestó uno de estos días, fue un lindo gesto.
De igual manera, que me apartaran me sirvió irme para buscar a Willy y a Fargan, ellos me habían dicho que ya terminaron la muralla que construyeron en la guarida y que me la querían mostrar. Asimismo, me interesaría poder hacer alguna que otra travesura durante la noche, ya que el día de hoy, percibo demasiado movimiento por parte del pueblo y podrían llegar a vernos fácilmente a plena luz del día.
Sé que en lugar de estar con ganas de explotar cosas tendría que dormir un poco, es más, pude sentir la preocupación de Luzu cuando mencioné que no había dormido nada, aunque le agradezco infinitamente que no se haya quejado en lo absoluto.
Por lo menos me divertí un rato y conviví con el mayor, que no lo veía hacía tiempo. Lo que sí me pregunto... es cómo va la relación de esos dos, siempre fuimos de bromear al respecto, sin embargo, todos sabemos lo que ellos se traen entre manos...
Al igual que todos saben lo que Vegetta y yo... ¡AGH! ¡¡NO!! ¡No quiero pensar en eso! ¡¡¡¿No me bastó quedarme despierto toda la noche pensando en él?!!!
"¿Me dejas... besarte?"
¡MIERFA! ¡CEREBRO IMBÉCIL!
Camino con la cabeza escondida, queriendo cubrir mi rubor del resto de personas. Intento inhalar hondo para volver a mis sentidos, en lo que me detengo en frente de la casa del albino. Golpeo mi rostro con fuerza para despabilarme. Había sacado mi chocobo cuando escuché a Luzu llamarme, no obstante, luego de dos minutos, opté que no sería buena idea, en caso de que se me cerrasen los ojos, caería y no solo perdería a mi animal, sino que podría perder también mis niveles de experiencia, por lo que me negué, lo guardé y proseguí mi andar caminando.
Evado como puedo las torretas de mi hermano oscuro, recibiendo dos o tres golpes un tanto bruscos y, una vez me escondo en la entrada de su puerta, toco varias veces. Nadie responde, así que vuelvo a golpear. Nada.
-Tal vez no esté en casa... -rasco mi cabeza, y progresivamente, tras esperar unos segundos más y observar que nadie aparece, regreso al pueblo.
Realizo la misma acción para llegar a la casa de Fargan, toco el timbre, incluso lo sostengo para fastidiar, pero nada. Tampoco hay nadie.
¿Estarán ellos juntos en algún lado?
Dictamino por recorrer tranquilo el área, después de todo, si los encuentro, les pregunto. Respecto al asunto.
El tiempo transcurre lento y pausado. Siento mis parpados pesados y cerrándose, mi concentración va decayendo con cada paso que doy. De a poco voy teniendo el mundo real en tercera perspectiva, mi cabeza da vueltas y martillea incontrolablemente. Mi alrededor me deja de importar, hasta que sufro un golpe seco de frente, forzándome a perder mi equilibrio y caer sentado. Tardo unos segundos en procesarlo.
-Perdóname ¿estás bien? -una mano pálida abarca mi rango de visión y al alzar la mirada, me encuentro con una rubia de ropas negras y blancas. Sonrío al reconocer a mi ayudante.
-No pasa nada -niego su gesto e intento ponerme de pie por mi cuenta, al no estabilizarme como corresponde, ella se asusta y me sujeta el cuerpo.
-¿Estás bien en verdad? ¡Te noto destrozado! -exclama con dulzura y un poco preocupada.
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Cupido Alexby |Karmaland 4|
FanfictionLuego de ser rechazado por su amigo y compañero de policía, Alex no encuentra otra manera de desahogarse más que sembrando el caos. No obstante, en lugar de explosivos y destruir las casas de los demás pueblerinos de Karmaland, opta por utilizar un...