Espiando

7.2K 386 15
                                    


{Hola perdón por prometer un maratón, pero estuve delicada de salud y me siento mejor hoy así que actualicé dos veces, mañana haré lo mismo quizás cuatro perdón. 2 en la mañana y 2 de noche}.

Sin querer discutir más se metió de nuevo, tapándose con la cortina. Poche se dispuso a salir, pero vio que la cortina de la ducha no cubría del todo, había un sitio que no tapaba. Se apoyó en la puerta y observó a calle enjabonándose. Estaba agachada, con todo su hermoso culo desnudo a la vista. Poche no apartó la vista de ella. Resiguió la mirada, por su estrecha espalda, por las torneadas piernas. Todo brillante por el agua. Jodidamente excitante, más que una película porno de Jenna Jameson. Calle se incorporó de nuevo. Echó champú en sus manos y empezó a frotarse el pelo. Cerrando los ojos para que no le entrara el jabón, se puso de perfil, debajo del chorro de agua.

Poche: Ay papito dios... (masculló poche fijándose en el plano vientre de Daniela, subiendo hasta la vista que tenia de sus perfectos pechos, sus oscuros pezones de punta).

Se fijó en su pubis, depilado. Poche sintió algo que nunca había sentido. Nunca la había puesto ni gustado tanto ver una mujer desnuda, y más, sin hacer siquiera nada. Su pene empezó a latir con brutalidad, se endureció contra los pantalones. Ella quería liberarlo, quería quitarse la ropa, meterse en su bañera con esa diosa afrodisiaca y follarla sin compasión. Antes de hacer una locura semejante, Poche se retiró, ajustando la puerta, dejando que calle se duchara tranquila. Ahora el problema era como iba a bajar aquella enorme erección, si lo que más le confortaría es que calle se abriera de piernas para ella y solo para ella y dejara que se desahogara en sus entrañas, mientras ella gritaba su nombre una y otra vez, gozando como nunca, mientras ella se hundía completamente en su torneado cuerpo.

Mario: ¿Qué te pasa? (Se rió su compañero Mario, al verla tan agitada).

Poche bufó. Siempre se lo contaban todo, hasta las aventuras con las chicas, Mario conocía a poche, aunque en un momento le apareció atractiva, ellos eran compatibles como amigos, su querida poche siempre le habían gustado las chicas.

Mario: Hace mucho, mucho tiempo que no te veo ruborizada, amiga. (Retomó Mario).

Poche: Lo sé. Hasta yo me sorprendo a mi misma (Dijo Poche parpadeando para que se le fuera la tontería).

Mario: ¿Entonces? ¿Has visto a Scarlett Johansson desnuda o algo así?

Poche: Lo que he visto le da mil vueltas a la Scarlett (masculló Poche riendo).

Mario: No puede ser.

Poche: Asómate por la puerta del baño y lo compruebas tu mismo. (le sugirió Poche).

Mario: Oh dios amiga, ¿espiando a tu clienta?

Poche: No es mi clienta, es un caso...

Mario: Da igual... ¿te pone, eh? No está mal.

Poche: ¿Qué no está mal? (espetó Poche) Bueno, dejemos el tema...

Mario: ¿Qué pasa pochesita? Siempre te gusta opinar sobre las mujeres conmigo.

Poche: Lo sé, pero no... de clienta o casos o testigos...

Mario: Temes que pase lo mismo que pasó con Laura. (No fue una pregunta, fue una afirmación. Poche no dijo nada, pero eso mismo la delató.) No tiene por qué...

Poche: Lo sé, pero desde entonces... he aprendido la lección, nada de acostarse con el trabajo...

Poche: Tomate un descanso. (suspiró Mario) Lo necesitas. Y si no lo haces tú (se rió) pronto me veras a mi entre sus piernas.

El apuesto colombiano se levantó y se fue riendo, hasta su habitación. Calle apareció entonces. Con el pelo mojado y solo con el jersey de Poche que le llegaba un poco por encima de las rodillas.

Poche: ¿Qué tal la ducha? (se atrevió a decir Poche).

Calle: Muy, muy bien. (dijo estirándose y mostrando algo más del muslo) estoy súper relajada.

Poche: (Pues, si supieras que tan tensa estoy yo, callecita...)

Calle: ¿Tienes algo para beber?

Poche arqueó una ceja.

Poche: Acabas de llegar aquí y, ¿ya pidiendo? (masculló).

Calle: ¿Qué quieres? Tengo sed... y ya sabes que hacer, sé que no te caigo bien. (le dijo mirándola con ojos de niña inocente) Y sé que no me quieres aquí, que es solo por tu... trabajo. Pero solo tienes que meterme en tu precioso auto y devolverme a la ciudad.

Poche: No haré eso. ¿Para que? ¿Para que te maten? (ella dijo con una sádica sonrisa) Entonces no cobraría por este caso.

Calle suspiró y se dirigió hacia la nevera.

Calle: Te importo solo por el dinero ¿cierto?

Poche: Claro. No sabes el dinero que gano en mi trabajo, por algo tengo todo esto. (abrió los brazos) Y si tengo protegida una testigo como tu... (puso los ojos en blanco) Además, arriesgo también mi vida en este trabajo.

Calle: Es lo que tú elegiste chica.

Poche la miró seria. Mal, fría, como ella era. Nada de sentimientos, nunca.

Poche: ¿Tienes que tener siempre la última palabra? (ella preguntó retóricamente).

Calle: Si. (le contestó a poche, enfadándola, dando un trago a un jumo de piña. Poche observó cómo se relamía los deseables labios de calle).

Protegeme || CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora