2° T|| ¿Eres feliz?

4.8K 297 23
                                    


Daniela llegó a casa.

Calle: Hola. (Dijo, haciendo que sonara un eco en la casa. Nadie contestó.)

Poche aún no había llegado. Fantástico; tendría un tiempito para relajarse, ella sola.
Dejo el maletín lleno de papeles de la clínica y la chaqueta en el colgador de la entrada. Se fue hacia la cocina y cogió una cerveza. La abrió y dio un trago largo, dejando que el brebaje bajara a toda velocidad, impregnando su garganta de ese sabor agridulce. La volvió a dejar en la encimera. Se sintió mareada. ¿Por qué mierda le había hecho este favor a Laura? ¡Que se buscara un hotel! ¿Pero en su casa? En fin...

Calle se volvió a repetir las palabras de que ella estaría por la casa, y que Poche y ella estaban enamoradas, y que nada podía volver a surgir entre poche y Laura. Aun que tenía miedo. Ella era una amenaza. O no del todo eso, si no... ¿Cómo lo diría? Sabía que tenía buen tipo, buena cara, demasiado. Era... ¿Cómo una competencia?

Dios, no sabía que pensar. Se metió al cuarto de baño y se desnudó, encendiendo la sauna junto con la ducha.
Pronto un vapor caliente empañó el cristal. Encendió la estufa de la bañera y se dispuso a entrar. Se relajó, dejando que los largos chorros de agua la mojaran y le recorrieran el cuerpo. Aun que seguía estando tensa. De veras, esas vacaciones que había preparado Poche le vendrían de maravilla. Cielos... ella era tan... atenta. Quería que la pasaran bien juntas, y para nada era aburrida. Era... perfecta.

De repente, algo que la rodeó por detrás. Ella gimió al sentir la suave caricia.

Calle: Mmh... Hola. (Dijo, apoyando su cabeza en el pecho de Poche).

Poche: Hola Gorda... (Ella se inclinó para besarla) ¿Pensabas darte una sauna sin mí? (Se quejó.)

Calle: No estabas.

Poche: Tuve que quedarme en la oficina de Raúl, no sé qué quería decirme.

Calle: ¿Y qué fue lo que quería decirte?

Poche: Ni idea, me fui. No me gusta esperar. (Se inclinó más para besar el cuello de Calle) además, mira lo que me estaba a punto de perder...

Posó su mano en la barriga de calle y la empujó hacia atrás, para estar más unidas. Para que ella sintiera su erección.

Calle: Mmh... Poche...

Sintió como la abrazaba por detrás, mientras proseguía con sus tiernos besos.

Poche: Estás tensa, mi vida... (Susurró, apartando su húmedo pelo a un lado). Vamos a ver si puedo hacer algo para desestresarte.

Cogió la alcachofa de la ducha y cambió el tipo de chorro de agua para que se hiciera uno solo, más grueso y potente. La posición de ellas dos no variaba, seguía siendo su espalda contra el pecho de ella. Poche apoyó su mentón en el hombro de Daniela para observar su reacción al pasar ese chorro de agua por su piel. Ella tuvo un escalofrío cuando llegó a sus sensibles pezones.

Poche: ¿Te gusta? (Dijo Poche.)

Ella asintió. Alzó la cabeza para mirarla.

Calle: Bésame. (Le pidió a su poche)

Poche se incorporó para besar sus labios. Ella la sintió, su tierna boca, como se movía junto con la suya, como su lengua la recorría, y hacia que doblara los dedos de los pies. Gimió contra su boca. Poche se separó para coger aire, igual que ella. Ahora se dio la vuelta y la miró.

Calle: Tus besos son perfectos. (Dijo calle, mirando su boca, ahora con los labios hinchados).

Poche: Sigo preguntándome porque no te encontré antes... (Rodeó su espalda y la juntó más hacia su cuerpo.) Llevo ya un año contigo, pero debí haberte conocido en otra vida... (Besó su frente) eres todo lo que me faltaba.

Ella apoyó su cabeza en su pecho. Sus ojos cristalinos, emocionados, se camuflaban entre las gotas de agua que volvían a caer desde arriba por qué Poche había vuelto a dejar la alcachofa tal y como estaba.

Calle: Te amo. (Murmuró ella. Y le plantó un besito en el pecho)

Poche: Yo más. (Dijo ella apretando el abrazo.) ¿Estás llorando?

Calle escondió su cara en el cuerpo de Poche. Pero ella tenía más fuerza, mucha más y se apartó un poco para mirarla. Daniela bajo la mirada, avergonzada. Poche volvió a besar sus labios, enternecidos. Era indiscutible, ella sabía cuándo Daniela reía, cuando lloraba, cuando le mentía. La conocía más que a ella misma. Pero surgió una duda.

Poche: ¿Por qué? (Murmuró, a un milímetro de sus labios.)

Calle le contestó con otra pregunta.

Calle: ¿Eres feliz? (Se escapó de su boca).

Poche sonrió.

Poche: Más que nunca.

Dios, en su vida había conocido una mujer más tierna que ella. A cualquiera esto le parecerían cursilerías, pero poche la aguantaba.

Poche: ¿Por qué me preguntas esto, Calle? (Dijo dándole pequeños besitos, en la sien, en la mejilla húmeda por todo.) ¿A caso lo dudas? Tú eres la que me ha hecho la mujer más feliz de este mundo. 

Protegeme || CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora