A Calle le temblaron las piernas. Cayó de rodillas. Dejó resbalar la pistola por su mano, hasta el parqué del suelo. Poche la miró, sorprendida. Luego miró a Lucia. Le tomó el pulso, que cada vez iba a menos. Estaba muerta.
Calle: Dios mío... (Calle empezó a llorar.) he matado a una mujer...
La voz le temblaba y la respiración se le empezó a entrecortar. A Poche parecía que ese estado no le sorprendía. Ella había matado demasiado. Y parecía que, para Calle era la primera vez. Poche se arrodilló a su lado.
Poche: Shh... tranquila... (Le frotó los brazos y la abrazó.) Eeehh, lo tenía merecido.
Calle: ¿Por... qué... no te... sol... taste... de su bra... zo? ¡Es u... na mu... jer! Eres... mu... cho más... fu... erte... (Dijo sollozando. Casi no se le entendía, pero Poche sacó conclusiones de sus palabras sueltas).
Poche: No sabes lo entrenada que está Lucia. Además, estaba desarmada, si me libraba de su brazo, me dispararía igualmente. (Calle la abrazó fuerte).
Calle: Nunca... más... (Murmuró contra su hombro).
Poche: ¿Nunca más qué? (Dijo besándole la frente).
Calle: Nunca más me des este susto... (Le cogió la mano y se la puso sobre un pecho. El corazón le iba a mil. Después de unas décimas de segundo más tarde, Poche se dio cuenta de lo que estaba tocando. Y no tardó en reaccionar. Le acarició la teta).
Su respiración se agitó. Aún en una situación así, a Poche hubiera gustado tranquilizar a Daniela a base de caricias, besos... y mucho más. Sintió como el pezón se le erectaba entre sus dedos. Calle se apartó. Aun con la respiración más parada. Tenía las mejillas húmedas, los ojos color avellana inundados en una capa de lágrimas y... y a pesar de ello, un precioso rubor le cubría la cara.
Calle: Poche... (Murmuró. Quería levantarse pero sus piernas aún no le respondían. Poche la miró apenada).
Poche: No te creas nada de lo que Lucia ha dicho.
Calle: No lo he hecho... yo no pienso eso de ti.
El corazón de Poche se aceleró. ¿Por qué mierda siento esto? Calle no era una de esas chicas malas... Calle no era una cualquiera. Calle era dulce. Pero... ¿y si volvía a suceder lo de Laura? Estaba claro que ella no pertenecía a una mafia colombiana.
Pero... ¿y si ella se volvía a enamorar? No... no, joder. María José Garzón nunca había estado enamorada. Nunca. Y Nunca lo estaría. Laura solo había profundizado algo más en ella. Unos cuantos te amo sin sentido... que no significaban nada, ni para poche, ni para Laura. Miró a Calle. No se parecía nada a Laura... ella era diferente. Era... Especial.
Después de tres manzanillas, Calle se sentó al lado de Poche, a ver un poco la televisión. Mario había vuelto hacia una hora... se había quedado en el pueblo y no había vuelto hasta las once. Él se ocupó del cuerpo de Lucia, después de contarle todo lo que había sucedido. Calle y poche volvían a estar solas. Ella ahora más calmada. Apoyó su cabeza en el hombro de poche.
Calle: ¿Te importa? (Murmuró, mirándola).
Poche: Claro que no. (Ella sonrió).
Poche sonreía poco. Ella ya había dicho que no demostraba mucho sus sentimientos. Pero cuando lo hacía sinceramente, era guapísima. Ella suspiró profundamente.
Poche: Espero que esto no te traume de por vida.
Calle: Eso espero yo también. (Calle sonrió) supongo que cuando vuelva a mi vida, ya me olvidare de todo.