2°T || Mi ex

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El despertador sonó. Como cada día. Pura rutina. Aunque ahora, teniendo a Poche en su vida, era más diferente. Daniela se levantó de la cama. Tenía varias partes del cuerpo, doloridas. El sexo con Poche era fantástico, pero... madre mía, terminaba hecha polvo. Aún no se creía que anoche hubiera perdido la cuenta de las veces que había hecho que se corriera.

Calle: Buenos días... (Dijo besando el hombro desnudo de Poche, susurrándole al oído).

Ella sonrió. Se giró hacia a Daniela y la abrazó, dándole un ligero beso en los labios.

Poche: Y si me despiertas así gordis, cada día... sí que serán buenos.

Ella le devolvió la sonrisa. Se dirigió hacia la persiana y la levantó un poco, para que no molestara en los sensibles... pequeños y adorables ojos de Poche, recién despertados. Calle buscó unas braguitas limpias, sujetador y alguno de sus conjuntos para ir a trabajar. Sintió un apretón en la nalga, al agacharse para subirse las bragas. Seguido sintió algunos besos, subiendo, desde su trasero, por su espalda. Tuvo algún escalofrío.

Poche: ¿Por qué no te quedas un rato más aquí conmigo? Estás muy bien, sin vestir.

Calle: Gorda a ti aun te queda más de una hora, pero yo entro a las ocho. (Le recalcó) Además, ¿no tuviste suficiente con todo lo de ayer?

Poche: Cuando se trata de ti, nunca tengo suficiente.

Calle se giró. La miró, tierna. ¿Cuándo la fría de Poche había decidido cambiar y empezar a decir esas cosas? Como desearía quedarse allí, entre sus brazos. Se tumbó de nuevo, dejándose caer encima de Poche. Sintió la cálida piel de su mujer, empegada con la suya. Un enrevesado juego de piernas. Poche la abrazó, y a ella le gustaba esa sensación de... protección.

Poche: ¿Uno rápido?

Calle: ¡Poche! (Calle la miró mal. Se levantó de nuevo).

Poche: ¿Qué? (Dijo Poche, riendo, siguiéndola por la casa).

Calle: Eres peor que las felinas... ¿Es que no puedes estar seis minutos sin meter tu...en mi...? (Miró hacia abajo. Y a estas alturas, al ver... al ver todo lo potente que era Poche, aún se sonrojaba.) Tápate...

Poche: Será posible... (Masculló Poche, cogiendo unos bóxer de un cajón.) Que aun te atrevas a pedirme que me cubra cuando la conoces hasta mejor que yo, después de todo lo que le has hecho últimamente... ¿me equivoco? Creo que se han hecho hasta buenas amigas.

Calle: ¡Poche! (Daniela estaba como un tomate).

Poche: Adoro que te sonrojes. (Tiró de su brazo) Ven aquí, niña pequeña. (Le dio un sonoro beso en la frente) mi niña pequeña.

Calle terminó de ordenar algunos papeles. Alguien llamó a la puerta.

Calle: ¿Sí?

¿?: ¿Se puede?

La piel se le puso de gallina al escuchar tal voz.

Calle: S...si.

Él atravesó la estancia. Ella lo miró, tan mal como pudo.

¿?: Hola mi amor...

Calle: ¿Qué haces aquí?

¿?: Me enteré de que tienes novia... ¿Tan pronto te olvidaste de mí?

Calle: Fuiste tú el que no quisiste saber nada más de mí.

¿?: Es que, entiéndeme, mi vida... eras tan inocente... tuve miedo.

Calle: ¿y por eso huiste? Tú lo que eres es un sinvergüenza, Patiño. (Suspiró) Ahora si me permites, tengo trabajo.

Paisa: ¿Qué te pasa muñeca? ¿No quieres ver a tu viejo Daniel? (Él se acercó. Apartó algunos folios y se sentó en frente de ella, encima de la mesa.) Serás zorra... los rumores son ciertos. Te has conseguido a una buena agente para que te folle como querías ¿no?

Calle: No me hables así, Daniel...

Paisa: Ya sabía que en el fondo eras una perra.

Daniela se levantó y sin pensárselo le dio un bofetón.

Calle: Vete a la mierda.

Paisa: No antes sin ver lo que te ha enseñado esa idiota a hacer. (La agarró de las manos, por encima de la cabeza y la empotró contra la pared, con brusquedad).

Calle: ¡Suéltame! (Ella no fue capaz de gritar mucho más).

Daniel la calló con un beso, bruto. El peso del cuerpo de ese hombre no dejaba que calle se pudiera mover. Sus muñecas estaban fuertemente sujetadas. Y con la otra mano, sentía como Daniel empezaba a desabrochar su bata. De repente, un fuerte golpe dejó semi aturdido al hombre.

Poche: Serás idiota. (Dijo Poche.) Como le pongas otra vez un dedo encima te mato. Te juro que te mato. (Dijo cogiéndolo del cuello).

Calle se abrochó la bata, a toda prisa. Asombrada por ella... asombrada porque, siempre estaba allí, cuando la necesitaba.

Poche: ¿Estás bien, cariño?

Daniela asintió, masajeándose las muñecas. Poche soltó de un empujón a Daniel.

Poche: Vete. Como vuelva a verte, te reviento.

Miró a Daniela. Apoyó ambos brazos a los lados de la cabeza de calle y besó dulcemente sus labios.

Poche: ¿Quién era ese?

Calle: Mi... mi ex...

Poche: ¿El que desapareció... en cuánto?

Calle: Supo que era virgen. Sí.

Poche: Alucina. (Dijo mirando hacia el suelo) ¿Por qué se presenta ahora?

Calle: A saber... siempre ha buscado chicas que se regalan...

Poche: Tú no eres una regalada.

Calle: Pero alguien le habrá dicho algo, por lo que sé...

Poche: La gente habla de más.

Calle asintió, sonriéndole a la mujer que amaba.

Calle: Gracias. (Besó sus labios. Ambas caras quedaron a centímetros).

Poche: Nadie toca a mí bebé (Poche apoyó más su cuerpo con el de calle) Nadie. Eres mía.

Poche empezó a estimular el punto débil de Daniela. Empezó a besarle el cuello y se lo mordió. Ella soltó una carcajada.

Calle: Aquí no... aquí no... (Musitó ella, juguetona).

Poche: ¿Por qué? Me da morbo esto... quiero hacértelo encima del escritorio... (La agarró del culo y la apretó contra su erección) me pones tanto calle... dios mío, es verte... con esta bata... (Poche bajó la vista) este escote... me pone durísima.

Calle: ¿No te cansas de mí gorda? (Dijo ella inclinando la cabeza).

Poche: Nunca.

Ella sonrió y la besó en los labios. Dando picos, seguidos besos que dejaban a poche con las ganas de más.

Calle: ¿Por qué has venido? (Dijo ella sin dejar de lamerle el labio inferior).

Poche: Mmh... no hay trabajo. Pensé que sería de más provecho aquí.

Calle: Veo que a mi agente tiene la porra apunto... (Dijo ella riendo y sobándole la erección por fuera).

Poche: Así es... ¿No quieres jugar a las policías? Te la dejo un rato...

Calle le empezó a desabrochar el pantalón. Mientras poche le subía la bata, desesperadamente por corta que esta ya fuera.

Poche: Eres mía... (Repitió Poche escondiéndose entre algunos mechones de pelo de calle, mientras la cargaba hasta encima de la mesa. Algunos folios se arrugaron.)

Calle: Sí, soy tuya... toda tuya... pero.... Tú eres mía... (Sintió como su pene se clavaba en el muslo, ya a punto de penetrarla.) Dios Poche, cuanto te anhelo... fóllame... (le pidió)

Poche: Tus palabras son órdenes para mí...

Poche estaba a punto de entrar en el caliente cuerpo de Daniela cuando se oyeron risas y pasos. Se sintió observada. Y si no fuera porque calle estaba en frente de ella, y no se podía ver nada. La situación era embarazosa. Muy embarazosa.

Protegeme || CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora