Poche daba vueltas en la cama. No había comido, no le pasaba la comida por el cuello. La almohada estaba húmeda. Era la primera vez que lloraba por una relación. Era la primera vez que lloraba casi al afiebrarse. Aun así, se había emocionado cuando calle perdió la virginidad con ella. Pero nunca había llorado así. Y se sentía mal, muy mal. Aquella jodida almohada olía a ella, a su perfume, a su pelo. Y entonces poche se dio cuenta de lo que había hecho. Había perdido a la persona más importante de su vida.
Pero la iba a recuperar, fuera como fuera. Se levantó, dejando en esa jodida cama los recuerdos que Laura le había hecho revivir. Y esta vez, iba a enterrarlos. Para siempre.