{+18, esta novela es muy corta y si es que hoy me alcanza el tiempo la terminare}
Unas tres copas más tarde y seis cervezas de más, Calle no sabía ni donde se encontraba. Se reía a carcajadas de las tonterías que decía Mario. Poche estaba enojadísima. No le gustaba ver a Calle borracha. Ella estaba demasiado pedo, pero no lo suficiente como para no darse cuenta de según qué cosas.
Calle: ¿Poche? (Dijo sonriendo y cambiándose de sofá).
Poche: Que. (Dijo ella mirándola enfadada).
Calle: ¿Por qué te cabreas? (Se sentó en horcajadas encima de sus muslos. A Poche parece haberle pasado el enfado).
Su vista se centró en las piernas de ella. Las tenía abiertas, expuestas para ella, de par en par. Y pudo saber que no llevaba bragas. Tan solo su jersey. El pene le empezó a latir, deseando apartar las malditas latas de alcohol de la mesa y follarla ahí mismo.
Verla desarreglada, con la piel ruborizada y en esa postura... tan jodidamente sexy, la ponía dura, durísima. Y calle ni siquiera la había tocado.
Calle: ¿Eh? (Remarcó ella besándole el cuello a poche).
Poche: No estoy cabreada.
Calle: ¿Y por qué no hablas?
Poche: No es eso... es que no me parece bien que hayas bebido tanto.
Mario se rió.
Mario: Dios, la gatita está caliente... (Miró a Poche) y como estás tú, romanticona no me jodas que estás...
Poche: No. (Dijo Poche antes de que Mario terminara la oración.) Ni te atrevas.
Poche miró amenazante. Pero al contrario, Mario la miró burlón, observando la situación.
Mario: ¿Entonces te la has tirado pequeña? Mierda, mírate pochas, estás más empalmada que nunca.
Poche bufó, sonrojándose.
Poche: No, no me la he tirado.
Mario hizo una cara, como si no entendiera nada. Y de verdad, no entendía nada.
Poche: No te tengo que dar explicaciones. (Poche cogió a Calle, que miraba su erección, sonriendo y con los ojos muy abiertos).
Mario silbó, viéndolas desaparecer en la habitación donde se alojaba Calle.
Calle besó a Poche, en un intento improvisado. Poche tuvo que apoyarse en la pared, agarrando con fuerza los muslos descubiertos de Calle. Ese beso la pilló completamente desarmada. Rayos, como amaba su boca, su lengua, sus labios. Su erección se clavaba en la feminidad de Calle, y ella no hizo mucho para ayudar, al contrario, se frotó contra poche, gimiendo, deseándola... Pero no puedo abusar de una mujer... borracha. La tumbó en la cama. El jersey se subió, dejando ver demasiado. Hasta por encima del ombligo. Calle miró tan inocente a Poche... Gimió al ver la posición de Calle. Rápidamente le bajó el jersey.
Calle: Ven aquí. (Dijo Calle tirando de sus manos) quiero que me hagas el amor... (Murmuró en el oído de Poche).
Poche: No, dios mío, Calle... (Escondió su cara entre su melena, olía tan bien...) Por favor, pídeme lo mismo mañana... si, mañana, quiero hacértelo, hacértelo todo, pero cuando despiertes también quiero que recuerdes cada y uno de los detalles.
Poche besó su frente. Ella se retiró. Calle hizo un puchero gracioso y la cogió de su jersey, intentando que volviera.
Calle: Pero yo voy a recordarlo... (Viendo que Poche no volvía hacia ella, puso en práctica otra cosa).
Calle se quitó el jersey y se tumbó, recorriendo con sus manos, su propio cuerpo. Las pupilas de Poche se dilataron, disfrutando de esa imagen.
Poche: Calle... (Gimió pasándose una mano por el pelo, después de frotarse los ojos. Una nube de lujuria volvía a cubrirle la vista. La deseaba, la deseaba con todo su ser. Y nunca había sentido nada tan fuerte. Temía que aquello que Mario había estado a punto de decir, fuera cierto).
Calle: No me deseas... (Afirmó Calle.)
Poche: Claro que sí. (Poche se tumbó a su lado y le acarició la cara) pero estás borracha y no sabes lo que haces gordi... (La había llamado con un sobrenombre, estaba jodiendose)
Calle: Sé muy bien lo que hago, lo que digo y lo que quiero... y lo que quiero en este momento es que me folles... dios, Poche, quiero que me cojas y me... (Un salvaje beso interrumpió sus palabras).
Poche la cogió de las caderas y la apretó contra su cuerpo. Calle gimió al sentir la erección. No tardó en meter la mano en el buzo. Poche la sintió... toda, tocándola. Pero eso no aliviaba. Las manos de Calle sin duda, la hacían disfrutar. Pero ella... ella quería sentir como la humedad del apretado sexo de Calle la rodeaba hasta el último centímetro de su duro pene.
Pero no quería que Calle a la mañana siguiente se arrepintiera. Se aguanto las inmensas ganas de arrancarse el pantalón y penetrarla hasta el fondo, hasta hacerla gritar su nombre, como nadie nunca lo había hecho y metió un par de dedos en el coño de Calle. Ella se arqueó.
Calle: Poche... (Jadeó).
Poche: Dime... (Mordió el cuello femenino de calle, impregnado del dulce olor del deseo).
Calle: Yo no quiero... esto... (Aunque las manos de Poche... eran perfectas, lo que ella quería era otra cosa).
Poche: No puedo darte lo que quieres... (La mano de Poche se empapó. Hasta a ella le sorprendió que Calle estuviera tan excitada. Lo que llegaba a hacer el alcohol. Un tercer dedo fue a parar en esa obertura.) Pero si mañana... si mañana me lo pides, no dudes en que te daré eso y más...
Calle arqueó la espalda contra el tórax de Poche.
Calle: Sigue hablando... (Le pidió ella).
Poche sonrió.
Poche: ¿Qué quieres que te diga?
Calle: ¿Qué es lo que me vas a dar? (Murmuró, moviendo las caderas, al ritmo de la mano de Poche. Agarró su pene, liberándolo del bóxer. Poche gimió.) Dímelo...
Poche: Todo lo que desees... hasta la última imagen de tus fantasías.
Calle la besó. A pesar de estar borracha, sentía muchísimas cosas a la vez. Dios, esa mujer... la enloquecía. Poche la alzó con un brazo, poniendo en bandeja los pechos de calle. Envolvió uno de los durísimos pezones con su lengua.
Calle gimió, agarrando a Poche del pelo, intentando que se acercara más a ella, si eso era posible. Unir sus cuerpos en una sola, aunque para eso... aún faltaba romper una barrera.
Poche: Joder, maldito sea... ¿Qué es lo que te hicieron tus ex novios para que tuvieras tanto miedo al sexo? (Murmuró a su oreja. A Poche le vino a la cabeza... 'los borrachos siempre dicen la verdad'.) Dime, cuéntame tu pasado.
Calle no podía hablar en esos instantes. Así que Poche la hizo estallar rápidamente. Los dedos hasta le goteaban. Calle se tumbó en la cama, a su lado, satisfecha. Poche se apoyó en su mano, arqueando el brazo y la miró, apartándole los cabellos de la cara.
Poche: Di...
Calle la miró.
Calle: Poche, yo... (Suspiró y los ojos se le humedecieron. A Poche se le encogió el corazón.) Yo soy vi...
Mario: ¡POCHE! (La voz de Mario las sobresaltó a las dos).