Engreida

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Sintió como los espasmos recorrían su cuerpo, sintió a poche entre sus piernas. Se inclinó, respirando agitadamente.

Calle: Poche... (Gimió. Y ella lo deseaba, deseaba que gritara su nombre. La cogió de los muslos apretándola más contra su boca. Ella jadeo de placer. Pero a pesar de todo, aun le quedaba algo de cordura, antes de que pasara lo peor, antes de que el placer la dominara). No... Poche...

Ella se asomó entre sus piernas, relamiéndose los labios. Ella aprovechó ese momento para apartar las piernas y cruzarlas. Poche se sentó a su lado, saboreando hasta el último hilo de flujos de calle que aún yacían en su boca.

Poche: ¿Qué pasa calle? (Le dijo apartándole el pelo, acariciándole el cuello con los hinchados labios, llenos de la propia lujuria).

Calle no pudo evitar mirar el esbelto abdomen de poche sin el jersey solo estaba con un top tapando sus pechos. Su abdomen Musculado, trabajado... perfecto. Entraban ganas de sobarlo hasta cansarse.

Calle: No... No tengo ganas. (Mintió).

Poche arqueó una ceja. Luego se hecho a reír.

Poche: ¿Qué no tienes ganas? (Ella dijo poniéndose en frente de calle) ¿Qué no tienes ganas de echar un buen polvo conmigo?

Calle negó con la cabeza.

Poche: Es imposible.

Calle: No, eres creída.

Poche: Si casi, casi te tenía... estabas súper excitada... no puedes decirme que no tienes ganas. (Dijo inclinándose para besarla, pero calle la rechazó). Ah... ¿con que esas tenemos?

Calle: ¿No que separabas el trabajo de las relaciones? Pues olvídate de mí ¿sí? (Dijo ella con arrogancia) te odio, no quiero nada de ti, ni tus besos, y menos tu cuerpo.

Poche: Mentirosa. (Dijo poche sonriendo) me deseas más que a nada.

Calle: No, eso es lo que tú te crees. Te crees que eres el centro de atención chica, que cualquier mujer se acostaría contigo. Y no es así. Yo no me acostaré contigo, no me gustas. Si quieres echar un polvo te buscas una muñeca hinchable.

Poche: Oh, muñeca... deja de decirme chica (Dijo poche ahora seria. ¿Por qué las palabras de esa mujer la afectaban? Nunca había sido así) No tengo por qué comprarme una de esas estupideces cuando tengo a un tercio de la población femenina de los ángeles queriendo follar conmigo.

Calle: Entonces cógete a una de esas putas. Pero a mí, déjame.

Poche enfadada por el rechazo, se dirigió a la puerta y se fue de la habitación donde se encontraba calle.

Calle se encogió de piernas rápidamente. Dios mío... no creía lo que poche acababa de hacer... Pero le había gustado, mucho. Nunca se había sentido tan excitada. Sentía como la humedad se esparcía más y más. Debía hacer algo... antes de acostarse. Poche se tumbó en la cama. Se relamió los labios una vez más. Dios mío, sabe tan bien. Pero calle no la había saciado. Al contrario, la había rechazado. Y a poche le daba rabia ¿Por qué no quería...? Escuchó algún quejido. Apoyó la oreja contra la pared que daba a la otra habitación, a la de calle. Gemidos... se está masturbando.

Poche aún se excitó más. Imaginar el esbelto cuerpo de calle contrayéndose y arqueándose, dándose placer ella misma, era demasiado. ¡Pero no! Era ella quien quería darle placer. ¿Por qué le había dicho que no tenía ganas? Cuando ahora se satisfacía sola... mientras ella podría ser la que produjera esos gemidos. Bufó cabreada y orgullosa a la vez. Además que ella también necesitaba que le echaran 'una mano'. Tenía la erección más grande de su vida. Ni lucia consiguió empalmarla de esa manera. Hablando de lucia... Alejo le estaba llamando al teléfono. Descolgó.

Poche: Que.

Alejo: Uy... que mal genio. (Se rió de su amiga) ¿Qué pasa? Necesitas follar más, eh.

Poche: Ni que lo digas. (Dijo poche pasándose una mano por el pelo.) ¿Qué quieres?

Alejo: Surgió un problema.

Poche: ¿Cuál? (Eso le sonaba mal. Cada vez que alejo le decía 'hay un problema' equivalía a 'el mundo está patas arriba o estamos a punto morir por un asesino en serie'. O algo por el estilo).

Alejo: Esta mañana te acostaste con lucia. (Dijo su amigo en tono burlón).

Poche: Si... ¿y?

Alejo: Ella es una de las que están entrometidas en la mafia colombiana de Villalobos.

Poche: ¿Qué?

Alejo: Era una infiltrada, joder. (Alejo parecía más alterado) todo fue para distraerte cabeza hueca, así se llevaban a la chica. Sabes que Villalobos es el que coleccionaba a las mujeres que se había tirado. Un pirado total.

Poche: Si, si...

Alejo: Pues si no llega a ser por ti, ella ya estaría muerta y en un armario junto con los otros cadáveres que hemos encontrado. (Alejo suspiró) ese no es el punto. Lucia estaba compinchita con él porque... (Hizo una pausa) Ostia, parece que decirte esto me jode más a mí que a ti.

Poche: Suéltalo de una vez.

Alejo: Lucia es la hermana de Laura.

Poche: No puede ser... (La voz de poche se ahogó).

Alejo: Busca la venganza de su hermana. Por eso se infiltró en la CIA para dar contigo... te quiere muerta, poche.

Poche no pudo pegar ojo en toda la noche. Sabía las cualidades que tenía Lucia... y lo que menos le preocupaba en esos momentos, era ella. Su familia... sus conocidos. Aquella sádica loca era capaz de todo. Había nacido para trabajar en agencias de espías. Había nacido para ser una de las mujer seductora y con grandes cualidades para matar... a hombres o mujeres, en un abrir y cerrar los ojos. No tenía remordimientos, y mucho menos, conciencia.

Protegeme || CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora