Las siete de la mañana. Poche se levantó, harta de dar vueltas en la cama. Toda su familia sabía protegerse, pero si a Lucia se le ocurría ponerles un dedo encima... intentar siquiera algo, ella no tendría ningún miramiento por que fuera mujer. Por qué terminaría en la tumba, junto con su hermana y Sebastián Villalobos.
Se preparó un café americano. Para ver si se despejaba un poco. Calle tenía el sueño ligero y no pudo evitar despertarse. Se levantó y fue hacia la cocina.
Poche: Buenos días. (Murmuró Poche. ¿Por qué estaba avergonzada? Nunca había estado avergonzada de lo que había hecho. Pero al ver a calle aparecer con su jersey, despeinada... inocente, hizo que se ruborizara. Ella no se ruborizaba, eso era de nenitas).
Calle: Buenos días. (Le sonrió ella, como si ayer por la noche no hubiese pasado nada).
La observo. Ella buscó algo en la nevera y vertió algo de leche en un bol. Y pensar que aún podría estar más despeinada si hubiera pasado la noche conmigo. Poche dejó su taza de café en la friega platos. Y cogió las llaves del enorme llavero en la entrada. Daniela alzó la vista.
Calle: ¿Dónde vas? (Le dijo).
Poche: ¿Tanto te importa? (Ella dijo arqueando una ceja).
Daniela frunció el ceño, cabreada por su arrogancia. Pero no quiso discutir. Se encogió de hombros.
Calle: No, la verdad es que no chica. (Puso una expresión indiferente y siguió desayunando).
Lo que no sabía es que a poche le quemaba por dentro que pasaran de ella de ese modo. Apretó la mandíbula y se contuvo las ganas de seguir con la conversación.
Poche: Me voy... al pueblo... tengo que comprar algunas cosas. (Suspiró. Calle la miró de nuevo) y tengo que pasar por la casa de mis padres. (Sus amigos tenían armamento de sobras y seguro que ya estaban allí. Alejo y Juan habían trabajado con ella durante un año y medio. La mayoría de cosas las había aprendido de ellos).
Calle: ¿Pasa algo? (Ella iba a responderle con otra pregunta: ¿eres adivina?)
Poche: Si... hay una mujer que quiere matarme... bueno, hacerme sufrir... y temo que vaya en busca de mi familia.
Calle: Oh dios mío. (Dijo Daniela tapándose la boca con las manos) ten cuidado.
Poche se tensó ante esa otra muestra de afecto.
Poche: No te preocupes. A mí no me hará nada. (Ella miró a su alrededor) si por algo aparece algún secuaz de Villalobos por aquí... aunque no lo creo... estarás a salvo, Mario fue militar... y trabajó algunos años para mí. Es muy bueno. (Calle sonrió. Poche intentó sonreír, pero le salió una mueca. Daniela ahora se rió).
Buen intento... Se le puso la piel de gallina al pensar que María José Garzón había intentado sonreír para ella. Poche fue hacia el pueblo más cercano, donde vivían su padre y hermana, con la lancha. La ató en un pequeño poste del puerto. De un saltó, bajó a tierra firme. Atravesó las calles. Ella tenía un aspecto muy sensual y misteriosa... con su chaqueta negra, unos jeans grises y las gafas de sol Ray Ban aviator. Razón por la que muchos hombres y mujeres se giraban un par de veces a observarla. Vio algunas tiendas donde podría comprarle algo de ropa a Daniela, mientras permaneciera bajo su responsabilidad. Pero prefirió ir mañana o más tarde con ella... suponía sus tallas, pero era malo en escoger ropa de alguien que no conoces. Renovó el cargamento de alguna de sus armas y fue a visitar a sus padres.
Vale: Pochaaas... (Dijo vale pellizcándole una mejilla) ¿Qué te trae por el pueblo?
Poche pasó adentro.