2°T|| ¿Quieres Jugar?

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{Después de unos días lo pensé mucho, pero aquí esta la segunda parte bebés. Hoy subiré dos capitulo quizás tres, y subiré todos los viernes solamente pero de a dos o tres capítulos y si tengo libre la semana subiré también. Eso quiere decir que entre hoy y mañana habrán 6 o 5 capítulos} 

Un veintitrés de octubre. Otoño, hacía frió. Daniela llega a casa y deja caer el maletín al suelo. Cuelga su chaqueta de cuero marrón, la que se le apretaba al cuerpo, estilizando sus magníficas curvas, haciendo que... cualquier hombre o mujer que la viera, tuviera que girarse un par de veces. Cerró los ojos, un olor riquísimo le invadió las fosas nasales. Alguno de sus platos favoritos mezclado con un perfume de chocolate y lirios blancos. Para terminar de culminarlo, ve a poche pasando con solo una toalla y queda en shock ¿Y cómo no? Con semejante cuerpo. Sonríe al verla. Se acerca a ella y le da un tierno beso en la boca. No puede dejar de mirar... a la mujer perfecta que tiene delante. Cuando Poche retira la mano de su mejilla, ella la echa en falta. ¿Y la mujer fría que conoció hace unos meses? Ha desaparecido...

Poche: ¿Cómo ha ido el trabajo?

Calle: Bien... cansada. Hay varios nuevos clientes.

Poche: Gorda... después de tomarte unos meses de vacaciones, normal que te echen de menos.

Calle: Solo fue un respiro... (Se acercó a ella, y le dio otro beso, sin dejar de sonreírle.) Un respiro que necesitaba del todo. (Pellizcó la nalga izquierda de poche y le arrancó la toalla de golpe.) Mmmh... ¿Qué hay para cenar? (Dijo alzando de nuevo la vista hasta los ojos de ella).

Poche: Devuélveme eso... (Dijo Poche entrando en su juego).

Daniela, ágil apartó la mano, y se escabulló por un lado de ella. Poche la siguió, recorriendo, desnuda, por toda la casa. Al final la atrapó. La vio, tan... tan ella, sentada de rodillas en la cama. Y con su toalla entre los dientes.

Calle: ¿La quieres? (Murmuró retirándola un poco, y jugueteando con la toalla... tan sensualmente que eso la puso a mil y era más que evidente, pues iba desnuda y el tamaño de poche no era fácil de esconder entre sus dedos.) Ven a buscarla. (Volvió a encajarla entre sus dientes, metiendo una de sus manos por debajo del suéter).

Poche no tardó en subirse en la cama, en cubrirla con todo su cuerpo. Daniela tuvo el placer de sentir toda la carne desnuda de su amada, aplastándola. Y no le molestaba, al contrario... adoraba estar así, adoraba... sentir que poche estaba allí, para ella... y solo para ella. Poche le subió el suéter de rombos.

Poche: Adoro como te queda este suéter... (Le susurró al oído, provocándole un escalofrío. Encajó sus manos en la fina cintura de calle, sin dejar de besarla).

Calle: Poche.... (Murmuró contra su boca. Poche aspiró su aliento de mentol.) Hazme tuya... (Arqueó las caderas, frotándose contra el miembro ya durísimo de poche).

Poche: Tiempo al tiempo... (Dijo, aunque ella no quería esperar por entrar al cuerpo de su chica).

Calle: No... ahora. (Poche rió. Se levantó deprisa.) ¿Dónde vas? (Le suplicó Daniela).

Poche: A apagar el fuego. Se quemará el arroz a la paella.

Calle: Mmh... paella.

Poche: ¿Prefieres eso... o yo? (Le dijo ella apoyando los brazos, abiertos contra el marco de la habitación).

Calle: ¿No es obvio? (Daniela rió, tapándose la boca. Poche pensó que parecía una niña... su niña) La paella.

Poche: Oh, vale... entonces, gordis, vamos a cenar, y a dormir, que es muy tarde. (Le replicó poche, como si fuera su madre).

Calle: Oh, gorda... (Dijo Daniela con cara de niña buena) Era broma, sabes lo que quiero... (Se tumbó boca abajo) Ahora ven aquí y hazme una mujer. (Dijo con tono divertido. Otra carcajada se escapó de la boca de Daniela).

Poche: Ya vale ¿no? Con el cachondeo... (Poche se cruzó de brazos. Daniela se volvió a mirarla de nuevo).

Calle: Poche no sabes lo caliente que te ves así... desnuda y con cara de enfadada. (Ella se quitó la camisa de un tirón.) Sabes que no es broma, sabes que quiero que ahora mismo vengas y te metas entre mis piernas...

Poche sonrió.

Poche: Voy a apagar el fuego.

Calle: Date prisa. Antes de que se apague el fuego que hay aquí también.

Poche Cariño, sabes que si se apaga... (Dijo poche desde la cocina.) Lo volvería a encender en menos de dos segundos.

Calle se rió. Y entré esas sonrisas que a poche tanto le gustaban se terminó de desnudar, escondiéndose de su amada... afuera, en la pequeña terracita.

Calle: Mierda, que frio hace aquí. (Murmuró para ella misma).

Poche: Ya estoy a... ¿Dónde te has metido? (Miró hacia ambas partes) ¿Dani?

Tiró el paño de la cocina hacia a un lado y sonrió.

Poche: Quieres jugar... ¿eh?...

Empezó a buscar a Daniela por el baño, por la habitación de invitados, hasta por los armarios, y debajo de las camas. Pero nada.

Calle: Vamos poche, que tengo frio. (Se dijo así misma, sentada en el suelo de la terraza, con las vistas de la cuidad en sus pies, y... quizás algún vecino que podría ver algo no debido).

Poche se sentó en la cama de matrimonio, donde minutos antes había estado tumbada calle. La erección se le había bajado a ella. Rendida.

Poche: Bueno, ya vale. ¿Dónde se habrá metido esta mujer?

Un corriente de aire le puso la piel de gallina. Miró hacia a fuera, la puerta del balcón estaba corrida, con un par de palmos.

Poche: Estás loca. (Sonrió y se acercó hacia la terraza) pero así me gustas.

Corrió más la puerta para pasar y vio a calle sentada en el suelo. La miró.

Calle: Al fin gorda... (Acarició la pierna de poche, ella estaba de pie. Eso fue suficiente para que su pene empezara a cobrar vida de nuevo.)

Poche: Estás medio loca ¿lo sabías?

Calle: Eso me dicen... (Rió. Poche se puso en cuclillas, a su lado.) Pero a menos... estoy loca por ti.

Beso la boca de poche deseándola. Le mordió el labio inferior. Eso la excitó aún más. La cargó entre sus brazos.

Poche: Estás helada. (Poche la entró y la tumbó en la cama, tapándolas a las dos.) Aquí se está mejor...

Calle: Gorda, hacerlo en el exterior es una de mis fantasías. (Dijo besándole el cuello).

Poche: Te prometo que cumpliré cada una de tus fantasías, mi vida... pero esta déjala mejor para primavera, o verano... además, algún pervertido podría haberte visto... a saber lo que estará haciendo ahora. (Ella se rió, para sí misma.) Seguro que cagándose en todo... por verme metiéndote aquí... para mi solita... 

Protegeme || CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora