2°T || Que demonios le pasa.

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{Aquí van los capítulos de la semana subiré al menos 5}


Calle estaba tan atrasada con los papeles y la organización en su oficina, que el estrés no cabía en su cuerpo. Poche dio otro sorbo de café, estirando uno de los brazos en el respaldo del sofá.

Poche: ¿Quieres relajarte? (Dijo dejando el Café de mocca. En la mesita de delante el sofá y levantándose. Le masajeó los hombros a Daniela) ya adelantarás trabajo, mujer... solo te atrasaste unos días.

Calle: ¡Solo! (Dijo calle apartándose de Poche.) tengo que ponerme al día como sea.

Poche: Bueno... (Poche la volvió a agarrar por la cintura) ya te pondrás al día como sea... pero ahora... qué tal si te relajo... (Ella se rió, arqueando el cuello.)

Calle: No Poche, estos días estoy demasiado ocupada... (Se zafó de sus brazos y siguió tecleando algo en el portátil).

Poche: ¿Tanto como para no hacer el amor conmigo?

Calle: Hacemos el amor tres veces o cuatro o cinco a la semana, ¿Qué más te da estarte una semana sin follar?

Poche bufó.

Poche: Eso es culpa tuya, me tienes mal acostumbrada. (Se volvió a sentar en el sofá y encendió la tele de nuevo. Otro trago de café. Largo, ligero en la garganta. Calle siguió con lo suyo.) ¿No lo haremos en toda la semana?

Calle rió y negó con la cabeza. No había nada que hacer con esta mujer.

Calle: Ya veremos. (Le dijo como si fuera una madre a su hija.) Pero ahora déjame, tengo que terminar esta ficha...

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Calle: Bien, Melany... (Calle entró en la habitación. Melany... o quizás Laura, se encontraba ya en sujetador y bragas. Un conjunto negro muy seductor, hasta Daniela tuvo que admitir, de mala gana, que tenía muy buen cuerpo. Mejor que el suyo, dentro de lo que cabía.) Ya tengo tu ficha nueva del mes... vamos a empezar con una nueva sesión, ¿te parece?

Laura: Vale, fantástico. (Ella sonrió, dos hoyuelos muy atractivos aparecieron en su preciosa cara.) ¿Cuál es la nueva rutina?

Calle: Eh... pues empezamos con la terapia de sauna, luego el masaje de aceite de coco y como cambié un poco el horario de la gente joven, les añadí un cuarto de hora de afrodisiacos naturales... ya sabes. (Calle sonrió y le guiñó un ojo. Laura rió.)

Laura: Me parece muy buena idea... ¿pero seguiré con los masajes de espalda?

Calle: Si, claro, todo lo que quieras añadir, lo apunto a la lista ¿sí?

Laura: Vale, pues solo añádele eso... ¿Qué días serán?

Calle: Como antes, el lunes y miércoles, de cuatro a seis.

Laura: Vale, está bien. (Sonrió y se levantó, cogiendo una toalla.) ¿Empiezo ya con la sauna de eucalipto?

Calle: Y tanto, ya puedes entrar.

Laura: Daniela. (Se giró, antes de entrar en la ducha.)

Calle: Dime.

Laura: Ya sé porque Poche está tan bien contigo. (Sonrió) eres una mujer estupenda.

Se metió para dentro de la sauna, cerrando la puerta. Calle se quedó con la boca abierta... mirando la puerta de madera cerrada. Si esa era realmente Laura... no podía tener nada en contra de ella, era una chica buena. Demasiado buena.

No pasó una semana, pasaron tres. Y Daniela al fin, había terminado con toda la faena de papeles, facturas y más papeles. Y renovado los currículos de sus trabajadores. Al fin. Se levantó de su escritorio y se fue a la ducha. Estuvo pensando por unos momentos... El otro día había rechazado a Poche, de nuevo, porque había llegado tarde, y muy, muy cansada. Pobre poche... tres semanas sin mojar, después de tener la pasión que tenemos nosotras en la cama... debe de ser jodido. Sonrió. Hoy le daré lo que se merece... Terminó de enjuagarse el pelo y salió de la ducha, cogiendo una toalla.

Calle: Dios, como se nota que llega el invierno. (Se acercó a la estufa y puso las manos, hasta que sintió que la piel de las rodillas le ardía. Se apartó y se frotó el pelo con fuerza con otra toalla. Sintió la puerta como se cerraba.) ¡Poche! (Exclamó, abriendo la puerta del baño. Poche le sonrió, dejando la chaqueta en el perchero.)

Poche: ¿Cómo estás? (Dijo dándole un suave beso en los labios.)

Calle: Bien... ya terminé toooooda la faena y una ducha relajante me ha ido de maravilla. (Metió su mano por dentro de su camiseta y le acarició los pechos.) Así... que... ¿Qué te parece si recuperamos estas tres semanas de rutina? (Poche la miró, burlesca).

Poche: Ahora no, gordi, estoy cansada. (La esquivó, quitándose la camisa y hiendo hacia el cuarto a ponerse un hoodie).

Calle la siguió. ¿Poche pasaba de ella? No podía ser. Le fue detrás, y vio como ella se ponía la hoodie como pijama.

Calle: Poche... (Tiró la toalla al suelo, aun iba con el pelo empapado, y se veía realmente sexy.) ¿De verdad no quieres?...

Poche la miró de arriba abajo. Le dio un beso en la frente, como si se compadeciera de ella.

Poche: De verdad. Dejémoslo para otro día. Ahora, vístete y sécate el pelo, si no cojeras una gripa.

Daniela se giró. Sintió una cachetada suave en su culo. No hizo caso y fue hasta el baño, con gesto de enojo al igual que una niña pequeña. Algo extraño le pasaba a Poche, algo muy, muy extraño.

Protegeme || CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora