Pesadilla

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Poche: ¿Estás bien? (Dijo ella teniéndole una mano para ayudarla).

Ella asintió. La tomó y se puso en pie. Poche no pudo evitar dirigir sus ojos hacia un fino vello... que adornaba el deseable monte de Venus de Daniela. Sus ojos se volvieron a llenar de lujuria. Calle fijó sus ojos en los de ella. Poche no tardó nada en quitarse los jeans y las zapatillas.

Calle: ¿Qué haces? (Dijo calle sin quitar la mirada de la protuberante erección que ahora solo estaba cubierta por un bóxer de licra que no dejaba mucho a la imaginación).

Poche: ¿Qué pasa? ¿No puedo compartir mi propia bañera contigo? (Se metió dentro y corrió la cortina para que las miradas estuvieran concentradas en ellas, y no en alguna parte fuera de la bañera. El agua caía y calle aún estaba perpleja por lo que poche estaba haciendo).

Calle: Poche, por dios...

Poche: Nada... (Ella le alzó el mentón a Daniela) y hazme el favor de corresponderme el beso esta vez.

Inclinó la cabeza y tomó sus labios con toda su boca, saboreándola al máximo. Calle esta vez introdujo su lengua en la boca de poche. Deliciosa.

Se sintió húmeda, y no precisamente por el agua de la ducha. Entreabrió los ojos. Los músculos de los brazos de poche se tensaban, marcando aún más. El agua las recorría, y a Daniela se le antojó pasar la lengua por todo el magnífico cuerpo de poche. Poche se separó de sus labios, aun teniendo su saliva en su propia boca. Se agachó para quitarse el bóxer empapado. Pero no volvió a incorporarse... no volvió a subir. Calle pronto sintió como le abría las piernas.

Poche: Y esta vez sí me vas a dejar que te coma como dios manda. (Sonrió. Y a calle le pareció la sonrisa más excitante que había visto) No pienso quitarme el caramelo de la boca. Y tú tampoco lo harás cuando sientas lo que yo, y solo yo, te haga sentir.

Poche le cogió los muslos con delicadeza y los puso en sus hombros. Estaba completamente excitada, y ella estaba más dura que nunca. Maldijo para sus adentros... si calle la tocaba ahora mismo no tardaría nada en correrse. No pudo contener las ganas de saborear a Daniela. Ella gimió al sentir la cálida lengua de poche rozar una y otra vez su clítoris. Sus dientes, sus labios, toda su boca jugaban con ella. No pudo evitar agarrar el cabello de Poche y acercarla más. Quería que se lo diera todo, quería correrse en su boca, la necesitaba.

Calle: Oh dios mío... (Gimió sintiendo como Poche metía dos de sus dedos en ella y los empezaba a sacar y a meter de nuevo... una y otra vez, acompañando los perfectos movimientos de la lengua.) ¡Oh dios mío!

Su cuerpo se convulsiono, arqueándose automáticamente. Poche se separó con gran parte de su humedad en su boca. La saboreó toda. Y al fin le murmuró, sin dejar de tocarla.

Poche: Córrete para mí cariño.

Y volvió a su tarea, desatando el gran orgasmo de calle. Cerró los ojos, abrió la boca, apoyando la cabeza contra la pared de la ducha. Intentaba agarrarse a algo, pero todo estaba mojado, incluida Poche. Y ella no tenía compasión, la seguía torturando, más y más. Una mezcla entre el cielo y el infierno, hasta terminar, cayendo por un precipicio. Poche sintió como se descargaba en su boca, mientras el gran gemido de Daniela era melodía para sus oídos. Tragó. Se separó de ella y la dejó, de nuevo, delicadamente en el suelo. Aun que tuvo que sujetarla para que no se cayera. Las piernas le temblaban. La besó de nuevo. Para que ella misma sintiera su propio elixir.

Poche ahora la agarró del trasero. Calle se vio obligada a entrelazar sus piernas alrededor de la cadera de Poche. Gimió de nuevo al sentir como el duro pene de ella pulsaba contra su, ahora, sensible clítoris. Pero poche necesitaba desahogarse, quería más... quería follarla. La había puesto dura como una piedra y no consentiría que la dejase marchar así. Inclinó la cabeza para morder uno de esos tentadores pezones.

Calle, gimió de nuevo extasiada. Se le endurecieron aún más en la dominable boca de Poche. Poche no pudo aguantar más. Un ligero movimiento de caderas y metió gran parte de su potencia dentro del cuerpo de Calle. Maldijo de nuevo.

Poche: Eres estrecha. (Ella jadeó metiendo toda su longitud hacia las entrañas de calle). Húmeda y caliente. Joder, me podría correr ahora mismo. (Musitó en el oído de Calle. Ella se contrajo de placer al oír sus palabras y Poche jadeó al sentir como la apretaba aún más. Era cierto, no podría aguantar mucho más... y eso que se había tirado horas pudiendo penetrar un hermoso cuerpo sin correrse. Pero calle la superaba).

La cogió de los muslos, y la penetró, intensamente. Ella gimió arqueando la espalda. Poche la empezó a embestir, rápidamente. Sentía cada caricia que las paredes vaginales de calle le daban a su pene. Y sentía... sentía la llegada del mayor orgasmo de su vida. Entonces despertó.

Temblaba, estaba completamente envuelta en sudor y con el pene completamente empalmado, casi se salía del bóxer. Ahora sí que se jodía en todo. Solo un puñetero sueño... ¡toca cojones! ¿Por qué tenía que ser así? Quería poseer a calle en la vida real, y lo iba a conseguir. Fue hacia la habitación de calle. Sintió que ella caminaba, se había despertado también. Tocó en la puerta.

Calle: Pasa. (Dijo ella. Poche entró. Daniela también estaba muy sudada... y precisamente no hacía calor esa noche. Calle la miró con ojos como platos).

Poche: ¿Cómo está tu muslo? (Dijo Poche mirándola, extasiada aun por el sueño).

Calle: Eh... bien. (Dijo ella aun algo desconcertada).

Después de lo mojada que estaba por culpa de que Poche se metiera en sus sueños... no podía concentrarse en lo que ella le decía. Y la erección que guardaba ella en sus bóxer, tampoco ayudaba mucho a que Daniela se olvidara del mismo sueño que había parecido del todo real, que acababan de tener, tan una como otra.

Poche: ¿Te ha sangrado más? (Le preguntó ella, acercándose a Daniela. Calle se sintió realmente incomoda. Acababa de tener el sueño más potente de su vida, y la mujer con la que había fantaseado se estaba acercando peligrosamente a su cuerpo).

Calle: No, no... tranquila, está bien. (Sonrió y puso las manos en frente. Obligando a Poche a cesar su paso).

Poche: ¿Qué pasa? (Ella dijo arqueando una ceja).

Calle: Oh, nada... acabo de tener una pesadilla y... estoy algo agitada. (Dijo mientras su sonrisa temblaba un poco. Poche sonrió... ella también estaba agitada, pero no precisamente por una pesadilla...)

Poche: ¿Qué pesadilla? (preguntó curiosa, sentándose en el pie de cama) si me la cuentas quizás te sientas mejor.

Calle se ruborizó.

Calle: Oh, no... Es que es una tontería. (Dijo ella pasándose los dedos de la mano por el pelo) ¿Por qué te preocupas tanto por mí de repente chica? Nos odiamos, ¿recuerdas? (Dijo irónicamente).

Poche se echó a reír.

Poche: A veces los polos opuestos se atraen... (Se levantó de nuevo) y a veces las personas que se odian se terminan amando.

Calle: No te queda nada para que tú y yo nos amemos poche. (Dijo riéndose).

Poche: Yo no he dicho eso. (Replicó Poche saliendo al pasillo de nuevo) además, nunca se sabe. (Ella volvió a reír, haciendo broma).

Aunque calle se quedó pensativa. Cerró la puerta y dejó que su espalda resbalara por la lisa madera. Se rió.

Calle: Que tontas. Parecemos niñas pequeñas. Poche nunca podría ser la mujer que busco. Poche nunca podría ser la mujer de mi vida. (Se frotó los ojos y volvió a la cama, intentando coger el sueño de nuevo. Intentando llegar hasta el final de esa fantástica 'pesadilla').

Protegeme || CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora