Estando tan cerca de descubrir su verdadera identidad, Yoan Palacios incursionará la odisea de vuelta a casa topándose con toda especie de noticias.
Negado a seguir perdiendo, se sumergirá en turbias aguas con el objetivo de conseguir las respuesta...
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FINALES DE NOVIEMBRE
Después de cada rehabilitación, terminaba tirado en la lona como una rata envenenada; es decir, mareado, sin aliento y con convulsiones en mis discapacitadas piernas.
— Vamos Yoan, tú puedes. — mis hermanos venían a echarme porras, en realidad, nunca estaba solo en rehabilitación, venía mamá, o papá, o los abuelos, o mis hermanos, mis amigos, mi futura esposa y madre de mis hijos, total que no había modo de que me sintiera solo estando aquí. Elevé el pulgar para mis hermanitos, incluso habían hecho banderas con una "Y" en el centro.
— Creo que tienes mucha porra. — afirmó Malik.
— Tengo la mejor porra del mundo, ni el Millonario tiene tan buena hinchada como yo.
— Que no te escuche los Rivas ¿Estás bien?
— No siento las piernas.
— ¿Qué no era eso normal?
— Es verdad, estoy bien entonces.
— ¿No deberías sentirte mejor? ¿Sentirte de manera literal?
— Estas cirugías son complicadas, si en un año no logro caminar, será permanente, pero me tengo fe, ha pasado poco, comenzaré a ver mejoras a partir de los tres o cuatro meses, sin mencionar que no puedo forzar mi pierna en crecimiento forzado.
— Estarás bien, ven, te doy una mano. — Malik me ayudó a sentarme en la silla de ruedas, fui a la ducha y volví, cada vez me tardaba menos.
— ¿Y ahora?
— Iremos a casa, strike one, esta noche, la cena.
— Yo creo que podríamos manejar eso de festejar que salí más o menos bien en todas mis citas. — y es que mamá, realmente me había mandado con todos los médicos habidos y por haber, desde el dermatólogo, hasta el dentista, estas semanas se me fue en citas con el otorrinolaringólogo, inmunólogo, es más, hasta el oncólogo para saber si no tenía cáncer, mi madre, me ha revisado de pies a cabeza, y no es broma, es incluyó un spa, manicura y pedicura, así como suena, me siento tan, afeminado.
— ¿No te molestó la manicura?
— Estoy cómodo con mi hombría, pero debo aceptar que no fue lindo.
— Cuando estés mejor, podríamos ir al spa masculino, con sauna y papá.
— ¿Sauna? Quiero practicar tiro, artes marciales mixtas y esas cosas extremas.
— Mamá no te dejará hacer eso, creo que deberías ser feliz si es que te deja volver a montar una motocicleta.
— Las motos son mi vida, la mecánica, sabes que adoro la mecánica.
