CAPITULO XXXIII "MI AMADA HAILEE"

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Creí que lo más difícil de todo esto, sería toparme de nuevo con Hailee y que me rechazara, creo que mi cálculo fue tan erróneo como el de Maradona antes de meter la mano para clavar ese balón en la red, lo más difícil fue toparme de nuevo con mi ...

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Creí que lo más difícil de todo esto, sería toparme de nuevo con Hailee y que me rechazara, creo que mi cálculo fue tan erróneo como el de Maradona antes de meter la mano para clavar ese balón en la red, lo más difícil fue toparme de nuevo con mi mejor amigo, estaba ahí, en una silla de ruedas, mirándome como si no comprendiera lo que miraba en realidad.

— ¿Sebastian?

— ¿Me extrañaste? — me acerqué, pero parece que su cabeza lo había traicionado, porque se puso de pie, no pudo dar un solo maldito paso, pero lo atrapé antes de que cayera y lo abracé.

— Sebastian.

— ¿Ahora quién es el desastre en ausencia del otro ah? Te eché mucho de menos, hermano.

— Estás aquí, Dios, estás aquí.

— No iba a dejarte solo ¿Entiendes? — parece que mi suegro había disfrutado de privarme de información crucial, después de saludar a todo el mundo, Mirela fue de las últimas.

— Güera.

— Eres un total y absoluto hijo de puta, Sebastian. — ella no me perdonó, saltó encima de mí de la emoción y la dejé llorar. — ¡La ibas a dejar sola, Sebastian! ¡Con un bebé! Desgraciado maldito.

— Llora y cállate, Mirela. — la consolé a medida que pude y cuando todos estaban más calmados, nos dejaron a solas a mi hermanito y a mí, me lo contó todo, como supo que no era un Briar, como supo que era un Palacios y lo que había pasado en mi ausencia.

— Te dejo solo, un año, te vuelves un estirado, usas ropa de marca y vives en una mansión.

— Básicamente, eso fue lo que pasó.

— Y le pediste a ella que se casaran, bien ahí, hermanito.

— Sí, estoy acostumbrándome a esto, es complicado.

— Solo déjate consentir, te lo mereces, mereces algo bueno en este mundo, es bueno que los que te querían matar, para variar, sean tus parientes. — asintió.

— ¿Cómo llevas lo de tu pierna?

— Mal, tengo dolor fantasma, es una maldita lata, pero, me he acostumbrado a la prótesis, mi suegro tiene los mejores enchufes del universo.

— Es bueno que recuerdes todo por fin.

— No fue así al principio, cuando desperté no recordaba mi nombre, pasó como, mes y medio, me desmayé, me golpeé la cabeza y recordaba todo, todo, incluso recordé que no recordaba todo.

— Es bueno, por fin te sientes bien, estás en casa.

— Tengo un amigo estirado. — me sonrió como siempre.

— Te extrañé, imbécil, esto no te lo voy a perdonar. — suspiré.

— ¿Chess?

— Le perdí el rastro después de que secuestró a mamá y me dejó para el contenedor de basura.

✟ ᴛʜᴇ ʟᴀꜱᴛ ʀᴏʏᴀʟ ✟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora