CAPITULO XLI "EL ÚLTIMO REY"

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Chester llegó a la planta baja de la casa en donde tenía cautivo al, podríamos decir, hombre más importante del mundo, al quedar al pie de las escaleras, la luz de su sala se encendió, asomó el rostro para encontrarse con una imagen muy digna de u...

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Chester llegó a la planta baja de la casa en donde tenía cautivo al, podríamos decir, hombre más importante del mundo, al quedar al pie de las escaleras, la luz de su sala se encendió, asomó el rostro para encontrarse con una imagen muy digna de una alucinación.

— Chester Wesley Lancaster. — suspiró con profundo asombro, Sebastian se encontraba en la sala de su casa, muy cómodo en su sofá favorito, con su pierna en el borde, incluso, la prótesis era muy visible, aún sangraba de la cabeza, la sangre había escurrido hasta su cuello, parecía un golpe serio, pero no le importaba mucho que digamos. — Sabes, ese día en el yate lo tengo muy presente, ese día, rompieron mi pierna, el barco pesquero que me salvó, solo pudieron curar mi herida de bala, inmovilizaron mi pierna, pero no fue suficiente, aunque intentaron salvarla, me dolía todo el tiempo, llegaba al diez en cuestión de ponderación, vomitaba y me desmayaba del dolor, después, la amputaron, dolía, demasiado, no tenía equilibrio, me tomó, demasiado poder caminar con muletas, mi espalda estaba, muy jodida, perdí un porcentaje de audición por la explosión, fue como volver a nacer, tuve fiebre de treinta y nueve grados, durante dos semanas, entraba en histeria, me caía, y se abrían los puntos, en la última ocasión, casi muero desangrado, habían suturado tantas veces, que simplemente no podía sanar, pero fue justo cuando me golpeé la cabeza y recordé que tenía que vivir para estar aquí, para sentir este momento, para oler el miedo que transpiras, Chester, muy consciente de lo que está a punto de pasarte, deambulé en África, porque acorté los tiempos de un abusivo, tuve que ocultarme, así que estuve con tribus, que me enseñaron y perfeccionaron todo lo que sé, lo huelo todo, la colonia de diez mil dólares de mi suegro, la comida tailandesa que comiste hace una hora, la cerveza derramada sobre tu lavabo y otras cualidades que no podrías comprender con ese cerebro de nuez que tienes, pero, no vine a darte un sermón, vine a terminar esto, porque en cuanto vea a Yoan, tendrá que pagarme por este golpe, nadie arruina mi estética de este modo.

— Estás muerto. — se carcajeó, negó con la cabeza.

— No tienes tanta suerte, Chester, no voy a decirte que la pelea no fue real, de hecho, fue muy real, solo que Yoan apretó preciso mi cuello, perdí el conocimiento y aquí estoy, es obvio que Dorian habría venido aquí a negociar contigo, solo tuve que seguir el GPS de tu puta patrulla y es como, después de poner a dormir a tus ocho perro rabiosos que tenías ahí afuera, pude tomar un descanso mientras amenazabas a mi suegro. — se puso de pie, sin meditarlo mucho y sin que Chester pudiera evitarlo, le clavó una flecha en el hombro. — ¿Sigues pensando que estás alucinado? — Chester se movió para tomar el arma del comedor y disparar, Bass rompió el foco de un flechazo.

— Gato maldito, quiero una de tus siete vidas.

— Eso te va a costar un poco. — volvió a dispararle, se movió en dirección a la voz, pero no encontró nada. — Te estás volviendo loco.

— ¿Qué demonios? — susurró Chess, su instinto lo hizo mirar detrás, pero fue tarde, recibió una flecha más, en la espalda, dejó de respirar unos segundos, mientras trataba de mantener la postura.

✟ ᴛʜᴇ ʟᴀꜱᴛ ʀᴏʏᴀʟ ✟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora