Estando tan cerca de descubrir su verdadera identidad, Yoan Palacios incursionará la odisea de vuelta a casa topándose con toda especie de noticias.
Negado a seguir perdiendo, se sumergirá en turbias aguas con el objetivo de conseguir las respuesta...
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MARTES 20 DE OCTUBRE
Estaba en casa, pero me sentía como si nunca hubiera estado ahí, la distancia que había entre Roma y yo no se podía medir en metros a pesar de que, físicamente, estábamos a centímetros, los putos metros no alcanzaban.
— No me siento bien. — dijo Malik cuando entré a su habitación, me acerqué y le toqué la frente.
— Tienes fiebre.
— Tengo frío.
— No, tienes fiebre, no puedes abrigarte. — fui a la cocina. — Ros, prepara por favor agua y toallas, Malik tiene fiebre.
— Sí señor. — estaba en la cocina cuando apareció Roma, no hablábamos gran cosa desde que, presionada por Malik, tuvo que dejarme volver a casa.
— Buenos días papá.
— Buenos días, corran al colegio, Rocha los llevará esta vez.
— ¿Qué sucede?
— Tengo algo qué hacer, pero procuraré ir por ustedes ¿De acuerdo?
— Bien, buen día a los dos.
— Los amo. — les dijo ella, me miró. — Hola.
— Hola. — le respondí. — ¿Hay algo más importante que mis hijos para ti?
— No, de hecho, no, Roma, lo único que me importa, son mis hijos ¿Quieres pelear tan temprano? Porque no seré yo tu rival esta mañana.
— No lo cuestioné con esa intención.
— Sabes que siempre entiendo el contexto, es parte de mi talento.
— No conectas con las personas, lo sabes.
— Tú me enseñaste a hacerlo.
— Tienes que volver a la habitación, si Malik se entera que estamos durmiendo separados, se molestará.
— ¿Es mi culpa?
— No dije eso, solo no quiero que mi hijo se moleste. — si de algo estaba cansado, era de esta situación, estaba harto y era cuestión de tiempo para que explotara en millones de fragmentos, fui hasta el comedor y me senté frente a ella.
— No vas a ganarme esta vez, Roma, tal vez seas más audaz para algunas situaciones de la vida para las que yo soy un total y rotundo fracaso, pero no me harás sentir culpable de esto.
— ¿Dices con eso que es culpa mía? — ¿Alguna vez han intentado llenar sus mejillas de tanto aire que llega el momento en el que simplemente los labios no lo soportan más? Así me siento, ahora.
— Estoy segura que eres tú la persona que quiero para mi vida, con quien quiero despertar todas las mañanas hasta que muera, eres tú y no aceptaré algo diferente, solo te quiero a ti, te amo, Eiden. — cité. — ¿Sabes cuál es tu problema Roma? Que dejaste de amarme.
