🅃🄸🄽🄳🄴🅁🔥
~¡𝙁𝙚𝙡𝙞𝙘𝙞𝙙𝙖𝙙𝙚𝙨, 𝙅𝙞𝙢𝙞𝙣!
𝙋𝙖𝙧𝙚𝙘𝙚 𝙦𝙪𝙚 𝙩ú 𝙮 𝙔𝙤𝙤𝙣𝙜𝙞 𝙨𝙚 𝙜𝙪𝙨𝙩𝙖𝙣.❤
¿𝙀𝙣𝙫í𝙖𝙧 𝙪𝙣 𝙢𝙚𝙣𝙨𝙖𝙟𝙚?
» [𝚜𝚒] 🔥
» [𝚗𝚘]
Lo único que el pequeño Park Jimin pudo pensar fue un:
-"¿Cómo dices que dijiste...
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Jimin se levantó -lo que para él es muy temprano- ¡A las 7:00am!
Ridículo. Altamente ridículo.
¿Cómo podían haberlo hecho levantarse a tales horas? Era una total blasfemia. Para él amanecía a las nueve. NUEVE. Y lo habían hecho levantarse a las siete. SIETE. Eso eran DOS HORAS MENOS DE SUEÑO.
Odiaba los viernes. Definitivamente.
Estaba terminando ya su primera semana de clases de su tercer año de universidad, y lamentablemente esta la cerraba con broche de lodo. Si, de lodo. Pues los viernes debía de ir todo el día a la universidad; desde las nueve de la mañana, hasta las siete de la tarde.
Ugh.
Y todo era culpa de su tonto mejor amigo —No lo malentiendan, él ama a TaeTae— El genio le había dicho, que debían inscribir juntos la clase obligatoria de idiomas. Y le dió el código de la materia, ¡pero no le dijo que era toda la mañana! Y a él le fastidiaba demasiado llevar una clase por más de dos horas seguidas que no fuera danza. ¡Y esta era de cuatro horas seguidas! ¡Si! ¡CUATRO!
Lo peor era que al omega aún le faltaba inscribir su clase de Historia de la Música, y solo había dos opciones: O el viernes toda la tarde, o el sábado toda la mañana.
Y él definitivamente prefería ir un día completo a la universidad, que sacrificar uno de los días en que más dormía.
Así que Jimin terminó con clases TODO el día los viernes.
Menuda porquería.
Después de quejarse de lo injusta que era su vida como por media hora, al fin se levantó de su cama, dándose cuenta, que ya era demasiado tarde.
Corrió a la ducha y aunque ya sabía que era tarde, igual se tomó su tiempo. No es muy bien visto que un omega –y además un chaebol– huela feo ó se vea desordenado.
No secó su cabello, pues tardaría demasiado en secarlo. Se vistió con una de sus ropas favoritas. No sabía porqué, pero sentía que este sería un día especial, ó por lo menos que pasaría algo bueno. Era un presentimiento, que cuando lo tenía, casi siempre acertaba.
