Mi Profesor tiene Tinder 🌸YoonMin🌸 - ᵉⁿ ᵉᵈⁱᶜⁱᵒ́ⁿ

🌸veintitrés🌸

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✨🌸ᴄᴀʀɢᴀ ᴄᴏᴍᴘʟᴇᴛᴀ🌸✨
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Jimin estaba ayudando a su madre a preparar el delicioso almuerzo coreano que ella estaba haciéndo. No era como si al omega le gustara cocinar, pero lo hacía bien y su madre necesitaba ayuda para preparar prácticamente un banquete para seis personas; las cocineras tenían libres los fines de semana y las personas de limpieza de esos días también eran diferentes para que las que limpiaban entre semana pudieran descansar dos días seguidos.

Él y su madre llevaban desde las diez de la mañana en la cocina, terminando todos los platillos que la femina tenía que preparar. Definitivamente quería impresionar a las visitas.

Así que ya casi sin tiempo, —pues faltaban veinte minutos para las doce— Jimin salió corriendo a su habitación para asearse y ponerse bonito con la ayuda de su mejor amigo, que lo había estado esperando en su pieza desde las once.
Por suerte su madre le dijo que podía tardarse un poco más, como recompensa por haberle ayudado tanto. Mucho más que el flojo de su padre.

Palabras de su madre, no de él.

— Ya estoy aquí, TaeTae. Lo siento, ya sabes como se emociona mamá cuando vienen visitas y ella cocina... — dijo mientras buscaba una toalla limpia en su armario.

— Tranquilo, Chim. Tú ve y bañate, yo preparo tu outfit y todo. Te vamos a dejar más bonito de lo que ya eres. — dijo mientras apretaba los mofletes del pelirosa, para luego empujarlo a su baño.

Taehyung casi corrió de nuevo a la cama del menor y sacó una bolsa de debajo de esta, que había traído desde su casa con todo lo que iba necesitar. No es que estuviera en contra de la ropa de su amigo, pero su armario era un poco aniñado, lo único un poco 'maduro' que tenía su bolita bebé, era la ropa que usaba para bailar. Y claramente se rehusaría a usarla para algo que no fuera eso.

Así que Taehyung se había tomado la libertad de ir de compras, para buscarle ropa que hiciera ver al alfa pálido, lo buen prospecto de omega que era su rosado amigo. Aunque según lo que le había contado el menor la noche anterior, lo estaba haciéndo bien él solo, pero una ayudita nunca vendría mal. Sobre todo si venía de él, obviamente.

El omega de mechas verdes había comprado un suéter rojo encendido, un pantalón negro ajustado y unos botines negros. Sabía que su mejor amigo se vería fantástico, sobretodo por las piernas que se cargaba. Ya que la danza le había traído muchísimos beneficios al pelirosa, y uno de esos era una buena musculatura de glúteos.