🅃🄸🄽🄳🄴🅁🔥
~¡𝙁𝙚𝙡𝙞𝙘𝙞𝙙𝙖𝙙𝙚𝙨, 𝙅𝙞𝙢𝙞𝙣!
𝙋𝙖𝙧𝙚𝙘𝙚 𝙦𝙪𝙚 𝙩ú 𝙮 𝙔𝙤𝙤𝙣𝙜𝙞 𝙨𝙚 𝙜𝙪𝙨𝙩𝙖𝙣.❤
¿𝙀𝙣𝙫í𝙖𝙧 𝙪𝙣 𝙢𝙚𝙣𝙨𝙖𝙟𝙚?
» [𝚜𝚒] 🔥
» [𝚗𝚘]
Lo único que el pequeño Park Jimin pudo pensar fue un:
-"¿Cómo dices que dijiste...
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Jimin estaba acostado en una bolsa de dormir junto a su pareja que ya dormía profundamente, pero él simplemente no podía hacerlo. Necesitaba estar aún más cerca de su pareja y esas tontas bolsas separadas se lo impedían. Aunque las bolsas eran bastante grandes y Jimin estaba seguro de que su pareja y él podían caber perfectamente juntitos en una, le había dado pena pedirle a su pareja dormir juntos, cuando prácticamente eso era lo que estaban haciendo... ¡Pero separados por las tontas bolsas!
Jimin suspiró y puchereó tratando de pensar en una forma de poder estar más cerca de su alfa, pero su debate mental entre si valía la pena despertarlo ó no por algo así, lo ponía nervioso. Sobre todo porque el pelinegro parecía estar profundamente dormido y se veía demasiado tierno y bonito para el corazoncito del omega.
Suspiró y decidió salirse de su saco lentamente y acercarse gateando al alfa. Cuando ya estaba frente a él, acercó aún más su rostro al oído de su pareja para susurrar.
— Hyung... Hyungie... Yoongi hyung...
El omega vió que no surgía efecto, así que estaba pensando en algo más para despertarlo, cuando recordó lo que había ocurrido en el departamento del mayor, pareciéndole buena idea implementarlo en ese momento.
— O-Oppa... — murmuró suave — Oppa... — volvió a murmurar un poco más fuerte y con más confianza — Opp-
Y el omega no pudo terminar porque su mano fue jalada abruptamente, haciendo que el pelirosa cayera sobre el pecho de su pareja y sus rostros pegados nariz con nariz.
— Hola, hyung~ — sonrió viendo los gatunos ojos de su mayor.
Yoongi sonrió de lado.
— ¿Cómo me estabas diciendo, omega? — preguntó suave.
Jimin se sonrojó y carraspeó ates de hablar.
— ¿Hyungie?
El alfa rió suave y ronco.
— Aaah, Minnie, no sabes mentir. — respondió al tiempo que acercaba su boca a la mejilla de su pareja y la mordía suavemente y con ternura. — ¿Para qué me estabas despertando? — preguntó y tomó su celular para ver la hora, sorprendiendose — ¡Bebé, son las dos de la madrugada! Necesito una buena excusa.
