🅃🄸🄽🄳🄴🅁🔥
~¡𝙁𝙚𝙡𝙞𝙘𝙞𝙙𝙖𝙙𝙚𝙨, 𝙅𝙞𝙢𝙞𝙣!
𝙋𝙖𝙧𝙚𝙘𝙚 𝙦𝙪𝙚 𝙩ú 𝙮 𝙔𝙤𝙤𝙣𝙜𝙞 𝙨𝙚 𝙜𝙪𝙨𝙩𝙖𝙣.❤
¿𝙀𝙣𝙫í𝙖𝙧 𝙪𝙣 𝙢𝙚𝙣𝙨𝙖𝙟𝙚?
» [𝚜𝚒] 🔥
» [𝚗𝚘]
Lo único que el pequeño Park Jimin pudo pensar fue un:
-"¿Cómo dices que dijiste...
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Jimin daba vueltas sobre su propio eje, tratando de no perder el equilibrio, a pesar de que la vuelta era un poco rápida. El pelirosa estaba nuevamente en 1MILLION Academy, armando una nueva coreografía, pero esa vez para un grupo masculino. Lo primero que había hecho el CEO cuando llegó, fue hacerle burlas sobre su supuesto "resfriado" Y luego le había encomendado dos coreografías nuevas, una para una boyband, y la segunda solo era para postearla en el canal de YouTube mostrando el talento de sus bailarines.
Había llegado a la una al lugar, y ya eran las cinco, así que decidió que ya había sido suficiente por ese día. Recogió sus cosas y ordenó un poco antes de irse a duchar. Todo lo hizo rápidamente, ya que su pareja le había mandado un texto que iría por él, como a las cinco y media; y que le llamaría cuando estuviera a fuera del lugar. Estaba a punto de quejarse porque su alfa ya llevaba veinte minutos de retraso, cuando su celular sonó avisándole sobre una llamada entrante.
— Ya estoy aquí, bebé. — fue lo primero que el mayor dijo.
Jimin sonrió.
— Voy. — y colgó.
Tomó su maletín y se dirigió hacía afuera, bajando las escaleras de forma rápida, llegando a recepción, despidiéndose con una sonrisa de los que allí estaban, para finalmente salir al exterior del edificio, viendo a su guapo hyung parado afuera, apoyado en su genial coche. Jimin corrió hacía él y lo abrazó, siendo correspondido al instante por un feliz Yoongi.
— ¿Por qué tardaste, hyungie~? — preguntó con un puchero.
Ah, Yoongi amaba los pucheros de su novio. Así que importándole poco la gente a su al rededor, se inclinó para besar cortamente el adorable puchero del menor.
— Lo siento, mi amor. Me quedé hablando con Hoseok y no me fijé la hora. Llegué aquí en veinte minutos, lo cual es genial. — explicó — por alguna razón no había tanto tráfico.
— No creo que corramos esa suerte esta vez. — dijo risueño.
El alfa le besó la frente antes de responder.
— Yo tampoco... Vamos, entra. — pidió mientras se separaba del brazo, se daba la vuelta y habría la puerta de su auto.
Jimin asintió y entró rápidamente al coche, vió como su alfa lo rodeaba por el frente, para finalmente entrar él también y sentarse en el lado del conductor. Ambos se sonrieron cómplices antes de emprender marcha en dirección a la casa del pelirosa.
