65

222 24 2
                                    

Lolito entregó dinero a ese agradable vendedor.

-Muchas gracias.-Sonrió. Le dio un trocito de piña a su tierna hermana.- Toma, para ti. Por que te sacaste buenas notas en el cole, eh.

-No seas como tu hermano.-Agregó Mangel divertido.

-¡Eh!-Se quejó. El de lentes rió como respuesta y lo abrazó suavemente, plantándole un beso en la mejilla.

-Ushtedez shon muy tiegnos.-Comentó la chica con su boca repleta de piña.- Thu eguez mi mamá.-Apuntó a Lolito.- Y tú mig papáh.-Apuntó a Mangel.

-Si tu lo dices.-Aprobó el profesor.- Y como papá, te digo que no comas con la boca llena. ¡O te mato a cosquillas!-Se acercó amenazante mientras le toqueteaba las costillas. Aurora comenzó a reírse enseguida.

-Que no le hagas cosquillas mientras come.-Lolito lo apartó para abrazarlo denuevo.

Aurora terminó de tragar.-Voy a jugar, que no me tardo. Esperenme aquí y no hagan cosas raras eh.

El de pecas rodó los ojos y vio como su hermana se alejaba.
Mangel lo rodeó por atrás, posando su cabeza sobre el cuello.

-Ella es muy agradable.

-Es un sol.-Añadió orgulloso de que compartan sangre.-A pesar de todo, sigue igual de alegre que el día de su primera risa.

"A pesar de todo". Esas cuatro palabras rebotaban por la cabeza de Mangel, algo perturbado.
Por que sabía el significado del "todo".

Algo que caracteriza al de lentes es que no planea las cosas. Sus ideas salen y las propone sin pensarlo dos veces.

Es un arma de doble filo, claro. Pero, ¿Qué es la vida cuando no tomas riesgos?

Y este riesgo, quizás salvaría dos jóvenes vidas.

-Lolito, vente a vivir a mi casa con Aurora.

Él ni lo miró, solo soltó una risita nasal.- Pero bueno.

-Hablo enserio.-Interrumpió, girándolo para que se vean frente a frente.- Empaca tus cosas y vivamos los tres juntos, como una familia.

Alzó una ceja.- ¿Estás loco? Vivir con alguien es una carga, no---.

-Es una carga que estoy dispuesto a asumir.-Concretó, seguro de sí mismo.- Lolito, yo te amo, y cada vez que te veo marchar a tu casa es una tortura que no puedo soportar.

El pelirrojo bajó la mirada algo tímido.- Yo... No sé qué decir.

-Necesito hacer esto. ¡Quiero liberarte del dolor!

-Mangel...

-Por favor.

-¡Mangel!

-¡No digas que no!

-¡¡Escuchame, cabronazo!!-Exclamó algo harto, para luego cambiar el semblante.

Mangel lo miró preocupado, luego sintió como era rodeado por dos cálidos brazos.

-Que si, que me encantaría.

No pudo evitar sonreír. El viento sopló levemente las melenas de los dos hombres, quienes por unos 5 segundos, seguían haciendo contacto visual, felices.

-¿Entonces qué estamos esperando?

Aurora corrió hacia ellos.- ¡Que falto yo en el abrazo!

[karmaland] Una escuela, varios problemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora