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Su cabeza ahora era una ensalada de pensamientos.
¿Qué se supone que es lo que diría cuando se encuentren denuevo? Además, ¿Por qué este lugar? Siente que en cualquier momento le van a robar o algo así.
Ya era la hora. De noche, sentado sobre una caja esperando impacientemente a su proximo ex novio.
Estar quieto lo desesperaba así que comenzó a caminar de un lado a otro.

Todo eran sentimientos confusos. Comenzaría... Agradeciéndole por todo lo que hizo, le recalcaría que él es una espléndida persona... Pero las circunstancias no quisieron su relación.

No importaba cómo lo decía, para él sonaba increiblemente tonto. Recordó su promesa y se preguntó por qué decía cosas que al final no iba a cumplir.

Esperó unos 20 minutos más y llegó a la conclusión de que lo habían dejado plantado. Sacó su celular para llamar pero un sonido por detrás lo hizo frenar su acción.

Al girarse, sintió un ardor expandirse desde la mejilla hacia el resto de la cabeza, retumbando con fuerza una y otra vez. Perdió el equilibrio y apoyó una de sus rodillas sobre el suelo, enseguida tocó su rostro, y como lo imaginaba comenzó a sangrar.

Sus manos llena de sangre era una señal, una señal de que debía escapar ahora, o sino moriría.
Pero unas fuertes manos lo detuvieron. Rubén no podía hablar por el miedo.

Y al girarse, pudo ver al autor de su golpe, con un bate y una máscara parecida a la de un payaso.
El otro tipo, encapuchado con otra máscara negra, ojos y boca rojo intenso, casi brillaba en la oscuridad.

-Por favor...-Susurró al borde del llanto, muerto de miedo.- No me hagan nada...

Nuevamente lo golpearon, pero esta vez con los puños, dejándolo moribundo en el suelo, creando un charco de sangre alrededor suyo.

Ellos dos se miraron por un momento. El de la máscara oscura asintió y su compañero fue acercándose poco a poco.

-Lo siento.-Habló atrás de el del arma.- Pero te dije que te olvidaras de él.

Extendió el bate lo más que pudo, y entre la luz de la luna, tallado con delicadeza sobre la madera habián letras escritas.

"Karmaland", decía.

No...

Aquel asesino rió entre dientes.

¡No!

"No quiero morir..." pensó, para luego ser brutalmente golpeado por última vez.

Dejó de moverse, no hay duda. El charco comenzó a expandirse a gran velocidad.

Los dos quedaron mirando el cuerpo sin decir nada, sinceramente se sentían algo asustados pero habría vuelta atrás.
Y antes de hacer cualquier cosa, sintieron como sirenas se acercaban al callejón.

Esa era la señal, debían correr.

Fargan tropezó cayendo al suelo, y se desesperó al ver que Willy le había sacado ventaja debido a su torpeza. Así se levantó agarrando el bate, y unas cuadras más allá lo botó a la basura.

Ese sería el principio de su pequeño secreto.

[karmaland] Una escuela, varios problemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora