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-Vege, Vege, Vegettita...-Tartamudeaba Rubius.

-¿Qué pasa?

-Mhm, te amo...-Susurró con la voz algo rasposa.

Amaba estar así, junto a Samuel, desnudos y abrazados, tapados por las mantas después de haber tenido una buena sesión de cariños.

-Yo también, chiqui.

-Es que de verdad te amo...-Cerró los ojos.- Y en un tiempo más, ya no me va a importar nada tío.

-¿En qué sentido?

-Quiero estar a tu lado. Que mis padres sepan, que todo el puto mundo sepa... Y si nos les gusta, que se jodan.

Rió sarcásticamente.- ¿Si...? ¿Y luego qué?

-Me iría contigo.

-¿A vivir dices tú?

-Si, vivir juntos.-Soñó despierto.- Pero ese es un caso extremo.-Lo miró.- Centrémonos en lo más cercano, que es caerle bien a mis padres.

-Difícil lo tenemos...

-No te creas, eh. Eres muy majo. Es cosa de una cena todos juntos y los dejarás enamoradísimos, igual que a mi.

-¿Solo una cena juntos?-Preguntó pensativo, ya se le ocurrió algo.

-Si~, sabrán que eres un tío correcto y nada más de drama, solo tú y yo. Sin preocupaciones.

Poco a poco fue montándose encima del pelinegro.

-Me encanta cuando te pones así, Doblas.

-Si les caes bien a mis padres, serías bienvenido en casa. Y eso significa... hacer esto mucho más seguido.-Comenzó a mover las caderas suavemente. Adelante hacia atrás.

-¿Qué cosa? ¿Esto?-Y algo brusco, lo elevó de la cintura posicionándo la entrada de Rubén en la punta de su miembro, uniéndose enseguida.

El rubio soltó un gemido grave y sensual.

-Follaríamos todo lo que tu quieras.-Gruñó mientras daba pequeños saltitos.

-Esa boquita...

[karmaland] Una escuela, varios problemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora