Capítulo 11

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¿Quién era esa persona? ¿Por qué estaba en su casa? definitivamente no era él, pero las circunstancias lograron confundirlo. Era su viva imágen, movió en un instante los sentimientos que pensó haber olvidado.

Realmente nunca habían salido de su cuerpo,de su mente, de su alma y sobre todo seguían allí, en lo más profundo de su corazón.



-Mi ChengCheng, ya ve a casa, tus hermanos se preocuparán por tí-. Huan sostenía a Zhou Cheng entre sus brazos.

-¿Te molesto verdad?, entonces me iré...-. Haciéndose el ofendido y tratando de soltarse del abrazo.

-Claro que no, sabes que eres mi vida pero ya es tarde y debes terminar de leer tus apuntes, no quiero ser motivo de tu distracción-. Apretando más fuerte su agarre mientras depositaba un suave beso en sus labios.

-Si me tratas así, menos ganas tendré de irme-. Dándole un tierno beso en la punta de su nariz.

-Vamos, no lo hagas más difícil. Mañana tengo el día libre, pondremos estar más tiempo juntos. Te compré ésto para que no me extrañes tanto mientras  realizas tus deberes-. Colocando una caja pequeña en sus manos que contenía una bella lapicera morada. Tenía grabada sus iniciales junto a una flor de loto.

-Te dije que dejes de gastar en tantos regalos que no hacen falta-. Depositó otro beso en su mejilla y luego guardó aquella caja en su bolso.

-¿No te gustan mis regalo? Si por mí fuera te compraría toda la tienda, pero en este trabajo sabes que no es muy alta la paga-. Se disculpaba un poco apenado.

-Claro que no tontito -pelliscándole un cachete- Por esa misma razón es que no quiero que te pongas en gasto. Mañana te daré mi regalo y no acepto un no -colocando un dedo sobre sus labios- como respuesta. Ya que no aceptas mi ayuda, déjame hacerlo.

-Está bien, ahora vete-. Besando el dedo que estaba aún sobre su boca.

Sonreía mientras veía como la figura de A-Cheng  se iba alejando moviendo su brazo de un lado a otro en forma de despedida antes de doblar la esquina.

Huan, al igual que Yibo, había llegado al planeta por orden de su Tío, aún sin saber el motivo de su misión, cumplió el pedido al pie de la letra.

Podríamos decir que tuvo un golpe de suerte, su llegada fué en una noche lluviosa en el medio del parque.

Se encontró con una señora de avanzada edad que paseaba a sus cachorros. Cuando la tormenta la sorprendió, los perritos se le escaparon asustados por el ruido de los truenos y rayos que se aproximaban.

Huan pudo sostener a la señora antes de su cabeza chocara contra el duro concreto de la acera. La colocó sobre el banco de la plaza y fué en busca de los cachorros.

-Señora, ¿usted se encuentra bien? ¿Quiere qué llame a álguien para que la lleve a su hogar?-. agitado por haber corrido detrás de los perros, salvándolos de cruzar la avenida y que mueran atropellados.

-Muchacho, sólo me he torcido el tobillo, toma ponte este abrigo, no puedes andar desnudo en lugares públicos. Menos con este clima, te vas a enfermar-. Sacándose su saco y sosteniendo a sus cachorros que no paraban de besarla y mover la cola.

-Gracias, me avergüenza que me viera en este estado, dígame dónde vive puedo llevarla si no es molestia.- Cerrando los botones del abrigo que por suerte era demasiado largo para cubrir las partes adecuadas.

-¡Ay! los jóvenes de hoy en día, no se avergüenzan de nada. Seguro tus amigos te dejaron así luego de unos tragos y no me digas señora, me haces sentir más vieja. Llámame Nainai.

-Está bien,señ...digo Nainai, permítame acompañarla, no le haré daño, se lo prometo, quiero asegurarme de dejarla a salvo con su familia-.

-Muchacho, ellos son mi única familia. Mi esposo murió hace unos años y estos son nuestro únicos hijos-. Sonreía con un toque de nostalgia.

-Me disculpo por mi torpeza-. Notando la tristeza de aquellas palabras.

-Esta bien, puedes quedarte esta noche en casa, empezó a llover. Puedes bañarte y colocarte alguna prenda de mi esposo mientras te haré un té en agradecimiento. Estamos a media manzana de mi hogar. ¡Vamos!-.

Sosteniéndose de la mano de Huan, inexperto como Yibo, utilizó el mismo medio de teletransportación
Cuando llegaron de manera inmediata a la sala de Nainai, ella cayó desmayada en el sillón.

Se dió cuenta en ese instante del error que había cometido, no debía mostrar sus poderes en este planeta. Acomodó bien a la señora sobre el sofá, se dirigió al cuarto de baño y luego busco ropa en la habitación de la dueña de casa con vergüenza de estar hurgando en un lugar ajeno.

Cuando Nainai despertó y lo vió portando esas prendas su corazón se emocionó. Al final fué Huan el que le ofrecía un té con galletas que había encontrado mientras revisaba la cocina.

-Disculpe mi atrevimiento, en su estado me dí el permiso de  revisar su casa para bañarme y vestirme, luego le hice este té para que entre en calor-. Acercándose y extendiendo la bandeja sobre el regazo de Nainai.

-Esta bien, te lo agradezco-. Colocando una caricia sobre la mejilla del muchacho y luego beber de aquella infunción.

-Sobre lo que pasó perm...- Fué interrumpido.

-No hace falta que me expliques nada
Hace mucho tiempo me pasó lo mismo, apenas te ví supe que no eras una mala persona, eres igual a él-. Señalando un cuadro en el que estaba ella con su esposo-.

-ohhh, ¿En serio?-. Estaba sorprendido.

-Puedes quedarte en esta casa, me harás companía mientras haces lo que debes hacer, seguramente no lo sabes y no puedo decírtelo pero aquí no te faltará nada, sólo debes ayudarme con Fifi y Zai. En el estado de mi pie no podré salir por unos cuantos días y estos pequeños les encanta ir al parque-. Acariciando a los cachorros que estaban acostados junto a ella en el sofá.

-Esta bien, muchas gracias...-.

No quiso preguntar más sobre el asunto, su tío tampoco quiso darle más detalles cuando él le preguntó, entonces solo se concentró en cumplir su destino en este lugar. Por lo menos no estaría sólo en esta travesía.

Huan se dedicaba a pasear a Fifi y Zai, cuando los demás vecinos se percataron, también quisieron sus servicios y así pudo encontrar una fuente de ingreso para sus gastos.

Estaba sentado en uno de los bancos del parque, atando la correa de todos en el borde, mientras Zai, que era el más travieso, se escapó. Empezó a correrlo hasta que álguien se enredó con la correa del can.

Para su suerte o su desgracia, el destino le colocó aquél muchacho directamente en sus brazos.

Para su suerte o su desgracia, el destino le colocó aquél muchacho directamente en sus brazos

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Hola ¿Cómo andan?
Perdón por la tardanza, no pude actualizar antes,esta es la primera vez que no reviso, ando mal de la vista, si ven algún error me avisan y diaculpen de antemano 🙈❤️
Gracias por el apoyo y sus ✨.
Nos leemos en el próximo capítulo ❤️





S.E.D.T.P. [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora