Is liomsa í

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-Es hora de que nos vayamos a dormir, debes estar cansado

-Sabes que casi no duermo, ¿por qué tan apurada?

Acalía se agachó un momento para tomar la caja de regalo que le había dado para acercarla a cu cuerpo aferrándola con sus brazos.

-Mañana es un día importante Armitage – decía sonriente.

-¿Por qué? – preguntaba curioso mientras entrelazaba su brazos.

-Mañana conoceré a mi esposo – Acalía decía sonriente y emocionada.

Armitage se quedo petrificado frente la chica, un marido no estaba dentro de sus planes y ella no se podía casar aún, era muy pequeña y no podría verla que se case con un hombre y menos que la alejaran de su lado.

-Ay amigo, no me mires extraño, es normal en nuestra familia los matrimonios arreglados – suspiraba.

-Pero no es muy joven para casarte?

-No eres muy joven para tener tu propio ejército?

-No lo soy.

-Yo tampoco, aparte que solo lo conoceré, mi boda está programada para tres años lunares más adelante – comenzaba a caminar saliendo de la pérgola – vamos Armitage.

Hux aceleró el paso hasta estar al lado de ella mientras mantenía sus manos en si espalda.

-Eso no quita lo imprudente que es casarte con alguien que no conoces?

-Que te preocupa Armitage? Que sea un mal esposo?

-Definitivamente si es un mal esposo lo mataría, pero no es eso lo importante, es tu tranquilidad.

Armitage se subió a la barca que los llevarían hasta la otra orilla, ayudó a Acalía a subir y comenzó a remar tratando de pasar desapercibido.

-No me preocupa casarme con un desconocido – se ponía la capucha de la capa que se había puesto para el frío.

Armitage paro en medio del lago para mirarla bien, su piel parecía mármol pulido, la luz de la luna combinaba bien con sus ojos profundamente oscuros.

-Y si te enamoras de otra persona?

-Ay Armitage, no me digas que te estás poniendo sentimental.

-Solo digo que, aunque desconozca lo que le llaman el amor, no significa que no crea que pueda suceder.

-No digas que no conoces el amor – se acercó a él para acariciarle el rostro mirándolo – yo te quiero mucho.

El momento estaba cambiando peligrosamente, aún expuestos a la vista de los guardias del castillo, no les importaba mucho si eran vistos, solo disfrutaban el momento que antes ya había sucedido, muchas veces cuando eran más pequeños se escapaban de sus lugares de residencia para leer, jugar y pasar tiempo juntos.

Muchas veces Acalía consoló las lagrimas de Armitage, solo ella podía hacer que él se sintiera cómodo y querido, era la única persona en su vida que le había entregado amor sincero.

-Es mejor que nos vallamos Acalía, es peligroso –

El joven se daba vuelta rápidamente para seguir remando hacía la otra orilla dándole la espalda a una Acalía totalmente petrificada por lo que sentía, la fuerza la estaba llamando, esa conexión no era casualidad, la fuerza estaba llevándola hacía él, tenía pavor de que significara algo dañino para ambos, pero no podía ignorar las señales que le daban.

-Tuve un sueño extraño – le volvía a hablar.

-Cuéntamelo – decía sin mirarla.

-No puedo, necesito que me acompañes a un lugar.

Coróin di Caliopé(Armitage Hux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora