An dara fuil

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Sintió como el aire le faltaba y se tomaba el pecho cayendo sin antes que el escolta real la atajara en el camino no dejándola caer al suelo.

Se quedo unos segundos atónita tapándose su boca, que la fuerza le haya mostrado el final próximo de su padre, no significaba que ella estuviera preparada para eso, se recompuso parándose por si sola mirando hacia el horizonte queriéndose desplomar en ese mismo lugar, solo deseaba dentro suyo que todo fuera una pesadilla y volver a despertar en los brazo de su esposo para retroceder en el tiempo y poder evitarlo, se volvía a encontrar desprotegida en la vida, sin su madre ni su padre estaba totalmente a la deriva, unas lagrimas solitarias caían en sus mejillas frías por el invierno que se desataba afuera del castillo.

-Quiero verlo - Acalía le ordenaba al escolta.

-No puede, lo están revisando y están viendo que pudo haber sido su causa de muerte.

-No le pregunte – le miraba sin alguna expresión en su rostro.

Acalía comenzaba a caminar hasta lo que en ese entonces seguía siendo el cuarto de su padre, el escolta le pedía que tuviera distancia con la escena del crimen.

Esta sin preocuparse mucho entraba a la habitación donde se encontraba Inkle mirando a su suegro muerto encima la cama, Acalía ignorando a todos los que estaban en la sala se acercaba a ver a su padre ya fallecido con los ojos abiertos aún. La princesa en un signo de respeto le cerraba los ojos dejando a todos asombrados por haber tocado el cuerpo del rey sin haberlo investigado antes, el hecho de que hayan asesinado a un rey era alta traición a la corona de Caliopé, y se castigaba con la muerte.

-Que hace princesa – uno de los médicos que se encontraban ahí le preguntaba su actuar tan extraño a la princesa.

-Tengan un poco de respeto por el rey fallecido – miró la herida hecha que le habría causado la muerte – fue echa con una daga, anote – le ordenaba a un medico y este la obedecía en el acto – fue atacado mientras dormía y fue por el lado derecho.

La fuerza le daba muchas habilidades que se creían imposibles, podía ver más que otras personas y estaría segura de quien había cometido el delito con tan solo tocar la herida que le habría quitado la vida al gobernante.

-Acalía querida, no deberías interrumpir el trabajo...

-Cállate Inkle – interrumpía a su prometido molesta con tanto cuestionamiento – les pediré que abandonen la habitación, menos tú Inkle, por favor esperen afuera.

Inkle comenzaba a ponerse nervioso por el comportamiento de la joven princesa, todos los médicos que habían llegado a investigar salían rápidamente dejando a los herederos de la realeza dentro de ella solos con el cadáver.

-Moja un paño para mí por favor – Inkle humedecía una toalla de genero y le estiraba la mano con la toalla.

Acalía en un movimiento rápido le tomo la muñeca apretándosela y mirándolo a los ojos fijamente fulminándolo con la mirada.

-Como quieres que me entere de lo que sucedió? Porque puedo saber en un segundo quien fue el autor de esto, si confiesas te dejaré vivir.

Inkle asustado por la actitud de Acalia se zafaba de su agarre sobándose la muñeca por el apretón.

-Por que piensas que fui yo? – la miro de re ojo mientras veía la rojez que dejaba su marca – Pudo haber sido cualquiera.

-No cualquiera tiene acceso al castillo y menos a la habitación de mi padre.

-Pudo haber sido alguien de la primera orden, ellos quieren el poder hace mucho tiempo.

-Pero no tanto como tu padre Inkle, y no me extrañaría que te mandara a ti a hacerlo, eres el de los mandados, ¿no?

Coróin di Caliopé(Armitage Hux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora