Amadán dúr

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Armitage camino hasta el bosque donde fue la última vez que vio a Acalía pero se encontró solo, confundido comenzó a mirar hacia todos los lados tratando de ver entre la oscuridad de la noche, donde ella se escondía y lo miraba desde la penumbra.

-Te fuiste dos años

Desesperado por el juego infantil que estaba tomando Acalía, comenzó a girar buscándola entre los árboles del bosque helado, sabía en su interior que gritándole no iba a conseguir nada, así que se calmó, se sentó en el banco en medio de la oscuridad y agacho su cabeza.

-Trate de llamarte, pero fue muy difícil -le decía devastado.

-Mientes –

La escuchó tan cerca de él, que se le congelo el sudor, más que triste ya estaba asustado, una mujer despechada con un sable de luz no era buena combinación, se levantó rápidamente para volver a buscarla con la mirada, pero no pudo dar ni un paso, no tenía movimiento propio sobre su cuerpo, algo sobrenatural lo estaba reteniendo.

-Eres tú quien hace esto? – le preguntaba espantado – por favor suéltame – le rogaba – te estoy diciendo la verdad, de verdad lo intenté todo.

Vio como un oscuro ente caminaba por el rabillo de su ojo, esa aterradora escena termino cuando sorpresivamente se apareció frente a él.

-Tienes tanta suerte de que no te mate en este lugar – lo miraba a los ojos conectando su mirada fría.

Soltó su agarre con la fuerza dejándolo caer de rodillas exhausto, había luchado bastante contra ese poder.

-Has crecido mucho – le decía mientras se levantaba y se limpiaba el traje.

-Es todo lo que me dirás luego de desaparecer dos años Armitage?

-Quise llamarte, estuve mucho tiempo lidiando con antigua tecnología imperial para no ser detectado, sabes que es difícil mandar un mensaje desde la supremacy sin que la primera orden se entere en el acto – se volvió a sentar.

-¿Por qué volviste? – se paró frente a él.

-Viví aquí 8 años Acalía, Tafnedara es tanto mi hogar como el tuyo, aparte tenía noticias desde el líder supremo.

-Que noticias?

-Sabes que no puedo decirte.

-Claro – le leía el nuevo cargo que tenía en su traje impecable – comandante – sonreía sorprendida – a lo que a llegado el nepotismo de tu padre.

-El cargo me lo gane limpiamente.

-Claro comandante, tan limpiamente como usted a manejado las cosas tanto aquí como en arriba – apuntó hacia el cielo – eres igual a tu padre.

-No me compares con él – se levantó y comenzó a caminar escapando de ese lugar enojado.

Acalía al igual que él estaba enojado, Armitage no tenía nada que hacer en el planeta, todo hubiese ido mejor si él no hubiese vuelto a pisar sus tierras.

-Claro, escapa de tus responsabilidades – le grito más fuerte – ¡al igual que tu padre!

Armitage en corto se dio vuelta y lleno de irá camino hasta donde aún seguía Acalía, tenía un par de cosas que tenía que decirle frente a como ella lo estaba tratando.

-Crees que escapo de mis responsabilidades? – se acercó a su rostro para verla bien.

-Típico del apellido Hux – susurro entre dientes.

-Por lo menos yo no me busque a un idiota para reemplazarte – le decía agresivamente.

-Que esperabas – se giró para no verlo - un día te fuiste de forma fortuita y no volviste a aparecer en dos años, no pensaba esperarte toda la vida.

-No iba a volver, ¡hice lo que pude por escaparme de esa maldita nave solo para venir a verte! – ya le estaba gritando – y cuando llegó te encuentro con otro.

-¿Por qué no te devuelves a la supremacy?, aquí ya nadie te necesita – Acalía sentía una perturbación muy fuerte en la fuerza.

-¿Segura? – le habló a su espalda.

Acalía se dio la vuelta y se quedó atónita ante la cercanía de Armitage.

-Segura – sus ojos hervían de enojo.

-Entonces porque viniste hasta aquí? – rodeo la cintura de la chica con una mano acercándola – sabías que vendría, me conoces muy bien – se acercó a su rostro poniéndola nerviosa.

-Acalía? –

Una voz distinta se hizo presente en la tensa escena.

Coróin di Caliopé(Armitage Hux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora