Fáinne agus gealltanas neamh-líonta

168 29 0
                                    

Un año y medio, solo podía recordar sus sentimientos, era una usuaria de la fuerza totalmente avanzada, manejaba un popurrí de formas de la pelea con el sable de luz, en las noches se escapaba para poder practicar un poco, al mismo lugar donde converso por última vez con Armitage, cada día que pasaba ella lo olvidaba un poco más y se acostumbraba a estar sin él, de cierta forma se sentía obligada a hacerlo, ya que el compromiso de matrimonio era oficial, Inkle , un conde del este, donde se encontraban las tropas de la primera orden le había propuesto matrimonio hace algunas semanas.Habían pasado 6

No podía rechazar su propuesta, sin quererlo, sin encontrarle todo lo hermoso que escuchaba en las cenas familiares que era él, un hombre de 19 años con un carácter totalmente dócil, casi no hablaba y solo se limitaba a pensar, era un estratega ejemplar y gran gobernante, según sus padres que de forma sutil le habían trabajado el terreno con Acalía, ella pensaba que solo era una cara linda, pseudo bonitos sentimientos que solo no quiere dormir solo y ser relevante al casarse con la leyenda de Tafnedara.

Pero ella quería pasión, amor, una aventura cada día, cada vez que pensaba en eso en su interior sentía algo diferente, cerraba los ojos y se le presentaban los intensos ojos verdes, llenos de odio, muchas veces pensaba que eran un producto de su imaginación y otras que eran visiones de la fuerza, que lo ponían frente a él, pero no sacaba nada con darle vueltas al asunto, ahora estaba sola, más grande y menos ingenua.

Terminaba su entrenamiento nocturno y la luna brillaba en lo más alto del cielo oscuro, no se veían estrellas, que presagiaban mal augurio, un deceso era lo más probable que sucedería en las tierras de Tafnedara, apretaba los ojos pidiéndole a la luna que no fuera su madre, que había atrasado su inminente muerte un año, donde habían hecho lo posible para avanzar en su cura, pero nada llegaba a buen puerto.

-Qué haces a esta hora aquí? -Inkle se acercaba a la chica.

-Daba un... - lo miraba seria- un paseo, que haces tú aquí?

-Te estaba buscando – tomo su mano fría como la noche, pero ella quito su mano rápidamente – si no te quieres casar, solo tienes que decirme – le hablo fuerte.

-No me hables en ese tono Inkle, ten más respeto - se sentaba en el banco.

-No me hables así, seré tu esposo – tomaba una actitud totalmente diferente a la que había tenido anteriormente – y no creo que a tus padres les agrade saber que te escapas.

Acalía se sorprendió escucharlo hablar así, sintió como el odio y la ambición pasaban por su cuerpo, como ella sentía ganas de matarlo y librarse nuevamente de un esposo.

-No te emociones, rey consorte – trato de calmar los ánimos, no tenía ganas de una pelea – puedo ser reina sin estar casada, no te necesito, sí me caso contigo es porque quiero y todo lo que quiero, lo tengo.

-Menos la liberación de Tafnedara – caminaba a su alrededor.

-No sabes lo he hecho para liberar a Tafnedara Inkle.

-Quizás no lo quieras libre – le extendió la mano como pacto de paz entre ellos dos.

En silencio caminaron hasta el castillo, despidiéndose solo con un gesto sutil, Acalía entraba pasando por medio de los grandes salones hechos de mármol pulido, en una de esas salas vió a Elion sentado solitario, caminó hacia él lentamente con miedo.

-Padre? – se acercó aún más – que haces aquí solo?

-Acalía – la miró con los ojos brillantes, abrazándola en el acto.

...

El funeral había sido temprano, todos vestidos de negro completamente tapando sus rostros, nadie hablaba, solo Neferet, nadie quiso decir algo, todas las ventanas del planeta se cerraron, no se escuchaba ni siquiera un susurro por las calles, todos entraron en un duelo completo, esa aura de tristeza se escondía en todo ser vivo, las faenas habían parado completamente, y hasta la primera orden decidió no hacer ningún ruido ni trabajo para no interrumpir la perdida de todo un planeta.

Devastada, se preguntaba porque la vida solo la llevaba a la tristeza, la crueldad de no hacerla feliz, de no tener nada que la pudiese levantar en ese momento, que todo lo que amaba desaparecía, todo lo que alguna vez fue importante se alejaba, se iba, se moría.

Su ave sobrevolaba el funeral silenciosamente dándole el ultimo adiós a lo que fue Juno alguna vez, a lo que fue la reina de todo Tafnedara.

Acalía sintió rabia, el primer paso para pervertirse en la fuerza.

Coróin di Caliopé(Armitage Hux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora