Cúig bliana déag

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Acalía Kiliam acababa de cumplir 15 años, la fiesta y las celebraciones se habían extendido por una semana, ella cansada de saludar todos los días a las mismas personas, ya los visitantes retornaban a sus tierras y agradecía que fuera así, aún afianzados con la primera orden, estos se estaban expandiendo de tal forma que buscaban otros planetas igual de desconocidos como Tafnedara para seguir sometiendo, por ende el comandante, ahora recién nombrado General viajaba mucho alejando a Armitage de Acalía por largas semanas, esas semanas sin él se hacían aburridas pero podía concentrarse más en la lecturas prohibidas Jedi, había aprendido mucho siendo autodidacta, pero no significaba que habían cosas que no entendía.

Hasta ahora había podido controlar lo que en sus viejos libros le llamaban la fuerza, pero también hablaban de ciertas cosas que ella no entendía, como los sables de luz y un dogma extraño que le parecía más que descabellado, volvía a anotar ciertas cosas que podrían ayudarla, cerrando el libro para ir a sus clases de etiqueta.

Sus padres preocupados por la seguridad del planeta habían dejado a su hija totalmente de lado, no podían darle atención y darse cuenta de las juntas que tenía, pero eso no significaba que vigilaban muy de cerca donde estaba a cada momento.

Hace algún tiempo, Acalía en busca de respuestas tomo una nave sin permiso de nadie para ir a buscar en medio de la galaxia alguien que pudiera resolverle dudas, pero no salió más allá del hangar al darse cuenta los comandantes de la primera orden que la princesa estaba escapando del planeta, eran prisioneros en sus propias tierras, pero eso no le resto un castigo de parte de sus padres a su hija.

Después de un largo de día de clases reales y lectura a medias de los libros que hablaban de la fuerza, la familia real se sentaba a comer la ultima comida del día, repasando los acontecimientos de su día.

-Acalía hija – Elion, su padre llamaba su atención – quiero felicitarte.

Acalía sorprendida y confundida miraba a su padre desconcertada por las felicitaciones que le daba.

-¿Por qué lo dices padre? – dejaba de comer los vegetales frescos.

-He visto que pasas mucho tiempo estudiando en la biblioteca

Acalía se paralizo por un momento, quizás pensaba que su padre había descubierto su eterno secreto de su estudio, aunque la medio tranquilizaba la ligereza y la tranquilidad con la que le hablaba, aunque su padre era un hombre muy calculador como para demostrar debilidad.

-¡Sí, claro padre! – sonreía – me interesa mucho la lectura de la historia de Tafnedara.

-Entonces deberías acudir a otra biblioteca más acaudalada que tenemos en la torre este.

-No! – asustada decía llamando la atención de sus padres – digo, no – respiraba profundo – aún me quedan muchos libros interesantes que leer ahí, muchas gracias, padre.

Juno dejaba de comer para comentarle ciertas cosas a su esposo, cosas que le preocupaban.

-Elion querido, en la tarde me llego un mensaje al comunicador que hoy a media luna nocturna llega el General Brendol.

Acalía levantaba la cabeza curiosa, si llegaba Brendol significaba que venía con Armitage, emocionada por verlo otra vez y que llenara su soledad con un amigo.

-Supongo que viene con su hijo – Elion le respondía a su esposa.

-Hay un rumor que anda por las cocinas, pero no es educado hablar sobre ello – Juno delicadamente volvía a su plato tomando vino de a sorbos.

-Vamos querida, si me lo cuentas te aseguro que nadie sabrá que fuiste mal educada – El rey curioso le insistía a su esposa – aparte que no sabemos nada de ellos.

-Madre, cuenta por favor -Acalía abría los ojos deseosa de saber.

-Acalía por favor! Eso no se hace – Juno regañaba a su hija – no se debe andar diciendo rumores de la gente.

-Madre, tampoco es educado escucharlos, así que – acomodaba sus cubiertos en el plato vacío – si nos cuentas, nadie lo sabrá.

Juno los miró a los dos sorprendida, sorprendida de que su pequeña familia fuera tan chismosa.

-Está bien, pero no quiero que ande de boca en boca esto, es muy delicado, tiene que ver con el nacimiento de ese niño – se acomodaba tomando vino – dicen que en Arkanis, el planeta donde nació vive su madre, que es una cocinera y fue producto de una relación extra matrimonial.

Acalía quedo desconcertada, no era un secreto que Armitage sufría por su padre, muchas veces lo recibió por que su padre lo había maltratado, ella en su pequeño conocimiento de la fuerza podía sentir su conflicto, podía sentir la crueldad que nacía en su corazón, a pesar de ser un joven muy gentil había veces que podía llegar a desconocerlo.

-Cuantos años tiene él ahora? – Elion al igual que su hijo estaba sorprendido.

-17 – Acalía respondía la edad justa, sin dudar y muy segura, pero se daba cuenta que era un error haberla dicho.

-Como sabes su edad? – Juno miraba a su hija enojada.

-Supongo que esa es su edad – Acalía no la suponía, estaba segura.

-No me gusta ese Joven Acalía, espero que seas inteligente y no te acerques a él – su padre le apuntaba con el dedo – es más, te prohíbo acercarte a él.

Acalía asentía con su cabeza, estaba segura de que, si no la habían descubierto antes, tampoco lo harían ahora...o eso creía.

La cena había terminado y todos se dirigían a casa una de sus habitaciones, Elion dándole las buenas noches a su hija cerraba su perta detrás de su ida, mientras Acalía se sentaba frente a la ventaba esperando ver llegar la nave que traería a Armitage.

Después de unas horas se había quedado dormida frente a la ventana, en sus sueños ella veía personas que caminaban dentro de un templo como el que había cerca del palacio, la invitaban a entrar animados, se sentía confiada y comenzaba a caminar, sus ropajes habían cambiado, ya no utilizaba los elegantes y costosos vestidos de realeza, sino que utilizaba una túnica sencilla de color blanco crudo, en su cintura colgaba un cilindro extraño y estaba sorprendida al verlo, al parecer se le hacía tarde pero la oscuridad llego de un momento a otro, luego de estar de día, cerraba los ojos y al abrirlo ya era de noche, veía como todas esas personas corrían desesperados tratando de protegerla pero un zumbido en sus oídos la despertó de aquel extraño sueño, tomando aire desde el fondo de su interior miraba para todos lados dándose cuenta que aquel sonido era de las naves que llegaban, salía rápidamente al balcón topándose con el frio de la noche.

Una de las naves que llegaba bajaba Brendol con algunas tropas, detrás de esa nave aterrizaba otra viendo como bajaba Armitage, ¿junto a unos jóvenes? Eran alrededor de unos 6 jóvenes humanos que vestían completamente de negro y tenían distintas armas en su poder.

Al momento de Armitage vestido completamente de negro ponía sus dos pies en el mármol negro de la entrada del castillo, miraba hacia arriba, al balcón donde se encontraba la joven princesa, posaba sus ojos sobre los de ella sin cambiar la expresión.

Acalía confundida, él no era Armitage, por lo menos no era el que conocía.

Coróin di Caliopé(Armitage Hux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora