An tríú fuil

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Acalía se preparaba para su boda, entre sonrisas juguetonas se ponía su vestido blanco como si fuese a un funeral, no acostumbrada a utilizar blanco se veía al espejo sonriendo, las doncellas que la estaban ayudando, poniéndole los distintos adornos y joyas que debería tener encima por ritos antiguos y extraños.

Si bien Acalía respetaba su tradición siguiéndola casi al pie de la letra, pensaba que solo se necesitaban dos personas que se amasen para realizar un matrimonio, como el que tenía en ese momento.

Una doncella quiso quitarle el anillo que llevaba en su mano izquierda, Acalía en un reflejo quito la mano protegiendo su símbolo, pero al momento disculpándose por el gesto que había tenido con la mujer, ella mismo se lo quitaba y lo guardaba en un lugar estratégico dentro de su vestido blanco.

Sin la supervisión constante de sus padres sobre sus aparatos tecnológicos, podía comunicarse libremente con su esposo a través del comunicador holograma que tenía a su disposición, al momento de guardar su anillo el comunicador comenzaba a sonar dando a entender quien la estaba llamando.

Acalía miraba a las doncellas haciéndole un gesto amable que se hicieran a un lado porque estaba dispuesta a contestar la llamada.

-Señoritas – todas las doncellas la miraban tomándole atención – ninguna palabra de esto a nadie.

La princesa sacaba su comunicador encendiéndolo, dejando ver a Armitage y sacando más de una reacción asombrada de las doncellas que la ayudaban en ese momento.

"-¿Estás lista?- Armitage le decía mientras se abrochaba los botones de sus mangas"

-Sí, ¿cómo me veo? – le respondía seria queriendo morir de la risa.

"-Nunca te has visto mal"

-Ustedes no deberían estar ahí ya? – Acalía le preguntaba porque Armitage había demorado en llegar al templo donde se ejecutaría su boda.

Un sonido ensordecedor llegaba hacia ella, tocaban la puerta varis veces de forma desesperada, se asustó por la intervención del escolta real que la estaba llamando.

Acalía dio la orden que una de las doncellas que estaba ahí abriera la puerta mientras que ella enojada por haberla interrumpido, al abrirse la puerta entraba rápidamente el escolta haciéndole una reverencia rápida, se veía angustiado y nervioso.

-Que sucede? ¿Porque vienen así tocando mi puerta tan imprudentemente? – la chica levantaba la voz molesta.

-Princesa, Inkle está muerto.

Acalía quedaba perpleja ante la noticia, negaba con su cabeza manteniéndose en el papel de víctima inocente, se sentaba en el sofá tan sínicamente para que todos los que estaban en esa habitación quedarán claros de su tristeza y desconcierto por la situación que estaba pasando.

-¿Quién lo asesinó? – era el momento de sacar las lágrimas de cocodrilo que manchaban su maquillaje.

-No se sabe, por favor le pido que permanezca en su habitación, aquí estará segura.

-Quiero verlo – Acalía mostraba toda la angustia falsa que podía actuar.

El escolta al saber que no podría detenerla solo dejó que se pusiera una capa para el frío que estaba cayendo sobre el castillo, caminaba con ella tratando de consolarla mientras ella caminaba rápidamente con prisa de ver e investigar la herida.

Al llegar a la habitación de su prometido entraba y al verlo tirado le pidió a todos los que se encontraban en la sala que la abandonasen para poder verlo con más tranquilidad y poder rendirle respeto a su cuerpo yacido en el suelo.

Coróin di Caliopé(Armitage Hux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora