Una luz blanca iluminaba el oscuro bosque, los ojos de Armitage brillaban al ver la luminosa luz del sable purificado, Acalía lo movía en el aire para que se viera mejor, apagándolo en el acto.
-Te gusta? – la chica lo miraba con expectación.
-Sí, ¿Cómo se hace eso?
-Con una gema muy difícil de conseguir, un dragón que muchos le temen, pero debe ser asesinado, porque si ...
Armitage un poco preocupado por su destino decide interrumpir la disertación de la chica, no sabía realmente si contarle que sucedería y lo que había decidido Brendol.
-Acalía – la abrazo mirándola fijamente al rostro.
-Dime, que sucede ...- Acalía lo miró a los ojos un poco asombrada por su movimiento inesperado.
El chico pensó un momento, dudando nuevamente de su decisión, pensaba que, si le decía, podría sentirse mal al ser su única compañía en ese planeta, decidía callar, como todo lo que había decidido con todos sus sentimientos.
-Te dije que estás preciosa? – acariciaba la espalda de la chica suavemente con sus dedos.
-No, ¿Por qué me dices eso? – sus mejillas se tornaban un rojo extraño riendo del nerviosismo.
-Porque estás preciosa, hemos crecido bastante, ¿no crees? – la soltaba para guiarla a una banca abandonada en medio de los árboles blancos.
-Sí – suspiraba – ¿crees que seré una buena reina? – se sentaba junto a él
-Sí, ¿pero porque solo piensas en la corona? Hay cosas más importantes Acalía – apoyaba sus codos en sus piernas mirando hacia abajo.
- ¿Como qué? – le sorprendía el desinterés en la corona de lo que había sido su hogar.
-La galaxia Acalía, Tafnedara es pequeño en comparación a lo que uno puede gobernar.
- ¿Por qué solo te interesa el poder? Hay cosas más importantes Armitage.
-¿Como qué? – levantaba su mirada para apoyarse en el respaldo del banco para mirarla mejor.
-El amor.
-Por favor Acalía – Armitage estaba harto de la insistencia y corría su cara hacia al otro lado.
-Quiero verte casado algún día Armitage – tomo su rostro para mirarlo – quiero verte feliz.
-Y yo a tí – sonreía levemente.
-Por eso mataste a Samay?
-De verdad sacarás ese tema ahora? – negaba con su cabeza.
-Solo pienso que podrías haberlo matado porque sabías que yo jamás sería feliz con alguien que no conozco – se levantó para estirar un poco las piernas.
-Sí fuera por eso, tú solo te casarías conmigo Acalía, no conoces a nadie más.
-No digas tonterías Armitage – movía una mano espantando algo invisible.
-Si nos casáramos ¿llevarías mi apellido o el tuyo? – decía bromando con toques de verdad.
-Basta Armitage, sabes que no puedo casarme con alguien que no pertenezca a la corona – comenzó a caminar retornando al castillo.
Armitage se levantó rápidamente para alcanzar mientras se reía, pero Acalía permanecía en silencio mientras caminaba poniéndose la capucha para no ser detectada.
-No seas amargada, no crees que sería buen esposo – le decía mientras la ayudaba a subirse a la barca.
Acalía en silencio miraba la luna buscando resguardo frente a esta situación incómoda.
Cuando llegó la hora de separarse, aún estaba Acalía en silencio y Armitage estaba un poco afligido pensando que ella estaba enojada con él.
Cuando quiso despedirla la acercó con un brazo para abrazarla por ultima vez, no sabía cuanto tiempo estaría separado de ella, pero quería guardar su aroma único en su memoria, sentir su cabello suave entre sus dedos, pero ella a los segundos de aquella despedida se desprendía de él para darse la vuelta y caminar hasta su entrada.
Armitage comenzó a correr para no ser visto por la guardia nocturna.
-HUX!
Armitage paro en seco para darse vuelta y ver a Acalía estática en el lugar donde se habían despedido.
-Que!? – le gritaba un poco más bajo.
-NO SEAS ENGREÍDO – soltaba una risita media seria – usaría el mío! – al decir eso se dio la media vuelta para caminar rápidamente a la entrada del castillo que le correspondía.
Dejaba a Armitage parado aún pensando en eso, ella si pensaba en él como su esposo.
...
Era demasiado temprano en la mañana, casi recién había amanecido, Acalía aún le quedaban algunas horas de sueño, pero algo perturbó su sueño abruptamente al escuchar la puerta retumbar fuertemente despertándola en el acto.
Ajustó su mirada rápidamente para darse cuenta de que Armitage estaba es su habitación, no debía estar ahí, pero si nadie hablaba sobre ello, nadie tendría porque enterarse.
-Armitage – se frotaba los ojos – que haces aquí?
-Vengo a despedirme – se hincaba al lado de la cama de Acalía.
-Porque dices eso? – despertó de golpe a escuchar eso – ¿te vas de nuevo?
-Solo serán unos días, te lo prometo – acariciaba su cabello mientras se despedía.
-Pero te vas – se sentaba en la cama decepcionada – porque ahora?
-Sabes que tengo que hacerlo.
-No puedo asesinar a alguien para que te quedes? – recordando lo que hizo Armitage para evitar que ella se casara.
-No... aún – se levantó y beso su frente.
Armitage al estar tan cerca de ella, puso las manos cuidadosamente en su nuca, probablemente esta sería la ultima vez que vería esos oscuros ojos frente a él, ella aún confundida se levanto abrazándolo lentamente atrayéndola aún más.
Chocaron sus frentes cerrando sus ojos sintiéndose más que nunca, la fuerza era intensa en ella y le transmitía tantas cosas a él, cosas que quizás él nunca en la vida había sentido.
El comunicador personal de Armitage comenzaba a sonar precisando su persona en la nave, pero él quería seguir ahí, eternamente siendo él mismo con ella, no separándose cada noche por las reglas de separación entre la primera orden y la realeza de Tafnedara.
Ambos conscientes de lo que sucedía se miraban por ultima vez para acercarse tanto para sentir sus respiraciones agitadas, inexpertas conociéndose por primera vez, era la primera vez que sentían algo así, pero sabían que eran las personas indicadas, en el momento indicado.
En el momento que el comunicador dejó de sonar Armitage posaba lentamente sus labios sobre los de ella sellando la despedida con un primer beso perfecto, tierno, amable.
Muchas emociones pasaban en sus cuerpos alejándolos de Tafnedara y de la galaxia entera, llevándolos a un lugar donde solo ellos dos podían estar, donde se podía saborear la libertad y desprenderse de lo que ellos representaban para la realidad.
Al momento de separarse ambos sonreían nerviosos por lo sucedido, pero rápidamente zanjaba ese espacio nuevamente el comunicador sonando, que esperaba a Armitage en otro lugar.
-Esto no es correcto – Acalía se preocupo por su falta de sensatez.
-Jamás has hecho lo correcto.
Armitage nuevamente la tomaba de un brazo para acercarla y volver a besarla, pero esta vez por un corto momento, despidiéndose de la princesa y corriendo hasta la nave donde se iría, quizás para siempre.
ESTÁS LEYENDO
Coróin di Caliopé(Armitage Hux)
Fanfiction¿Qué es más importante para tí? La corona o el amor? ¿Qué es más importante para tí? El poder o nuestro amor?