El otro lado

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Todo ser mitológico tiene su propio inframundo, unos son oscuros otros luminosos y esta el peor de todos. Divagar.

El ser mitológico divagante se divide en dos, los atormentadores y los que han dejado algo sin terminar.

—Safira.

La nombrada se voltea.

—Jackson.—dice sin mucho mucho animo.

Jackson ignora el tono de la chica y se sienta en una de las sillas del restaurante. El incubo mira a su alrededor y observa como algunos mortales desayunan alegremente y hablan mientras que a ellos dos nadie los ve.

—Esto es como medio masoquista. —le comenta divertido él.

—Ya lo creo.—responde sin mucho animo la chica de cabello rojo. —¿Para que me has citado aquí?

—Como vuelvo al otro lado.—Suelta de golpe el incubo.

Safira lo mira con el ceño fruncido y niega lentamente.—No hay forma, eso seria contra las leyes de la naturaleza. No las podemos romper.

—Ella me necesita.—le intenta convencer el incubo.

—¿Sabes cuantos años he estado muerta?

Pregunta la chica. El incubo asiente, porque la chica que tiene frente a él fue la primera de su especie. La primer súcuba del mundo, la primera en crear su especie.

—Desde la creación del olimpo—responde él. La chica asiente.

—Exacto, si hubiera una forma de salir se este maldito lugar ya la hubiera encontrado. Sabes porque tengo que estar detrás de los espejos, porque los dioses me castigaron de esta forma. Dejando que viera lo que hacían mis creaciones sin poder corregirlo.

Jackson asiente y baja la mirada.—La quiero.—susurra por lo bajo y alza la mirada.—Es mas que eso, la amo. No puedo dejar que se mate por mi culpa. No sabia que esto pasaría.

—Este es tu castigo Jackson.—le recuerda Safira.

—¿¡Quieres ver como sufre!?—le grita el Incubo sin importarle nada. Ya que nadie puede escucharlo.

Safira se mantiene calmada en su asiento y abre su boca.—Lo he visto Jackson, mas de una y otra vez como funciona esto. Ella pudo haber vivido como súcuba, pudo absolver todo la vitalidad del arconte pero no lo quiso. La culpa es su castigo.

—La va a matar.

Safira niega lentamente.—Eso sería muy fácil, sus atormentadores la quieren ver sufrir.

Jackson se pone en pie y le sonríe.—Eres la única que nos puede ver a todos.

La chica de inmediato capta su mensaje.—No hay nada que me interese como para hacer que la dejen de atormentar. Es mas...—una sonrisa aparece en el rostro de ella.—es divertido ver como cada intento de suicidio falla.

Jackson cierra sus manos en puños y se vuelve a sentar.

—Todos tenemos un precio.—Le dice con una sonrisa de galán.

Safira pone sus brazos sobre la mesa y le da una sonrisa seductora.— ¿Que me ofreces?

El incubo se lame los labios. —Lo que quieras.

Safira se pone en pie y Jackson la sigue por todo el lugar, mas de un mortal los atraviesa pero los dos no sienten nada. Safira se da la vuelta y toma la mano de Jackson y lo jala haciendo que su cuerpo golpee una pared, Safira pone su ante brazo debajo de la barbilla de Jackson y hace presión.

—Escucha niñito lindo, no me importa esa chica. Ella misma se lo busco no hay nada que yo pueda hacer.

—¿Nunca has amado verdad?

Safira ladea la cabeza y sonríe de forma altanera.—No creo en el amor.

—Se tu historia Safira, no estas aquí solo porque eras mala y hacías que los mortales cometieran delitos. Te enamoraste de un mortal. Lo hiciste como nosotros.

—¡Mentiras!—exclama la chica y presiona con mas fuerza la garganta del chico.

—Sabes que es verdad, no esta mal enamorarnos. Lo malo es dejar de creer en el amor, el hecho de que te hayan fallado una vez no significa que seguirán haciéndolo.

Safira quita su brazo del cuello de Jackson y lo mira.—No sabes lo que dices.—la peli roja se voltea y se sienta en una silla vacía del lugar.—En la antigua Grecia mi vida era la mejor se podría decir.

«Iba a fiestas mortales y también la de los dioses, pero claramente a un dios no lo puedes tentar, por eso prefería la de los mortales. Hacer que hicieran cosas malas era lo mejor del mundo, quitarles su vitalidad, tener relaciones sexuales cada noche de cada día era prácticamente mi vida. Hasta que una vez me detuve. Por un chico, Arneo era su nombre. Lo lleve a la cama, pero no pude terminar porque era demasiado puro para mi, y no lo hicimos. Comencé a salir con él, como una chica mortal. Y también comencé a entender que si no le quitaba la vitalidad a un mortal moriría en menos de un mes. Decidí acabar con al vida de Arneo, pero justo en el momento en que se la quite comenzó a morir. Y no lo pensé dos veces, le di mi sangre. Lo que yo no sabía era que Arneo, era un arconte. No sabia que los arcontes existían, pero él si sabia de mí. A la hora de tocar su sangre me queme, y rápidamente me aleje. En ese mismo momento aparecieron sus compañeros, Haliana, Jaek, Sarcai y Mare. Entre ellos cuatro me torturaron con su sangre celestial. Pero Arneo se volvió oscuro, ya que mi sangre a pesar de haberlo quemado toco la de él y se fusiono. Creando un íncubo, el primer íncubo.

El maldito me abandono, me dejo con los estúpidos arcontes. Y me mataron, pero en el proceso descubrieron como matarnos y yo descubrí como matarlos. Una de las grandes ventajas de ser un incubo es el no sentir emociones, al menos la mayoría lo bloquea o simplemente no nacen con ellas. Pero a ti.—dice ella dándose la vuelta.—te surgieron.—Safira se vuelve a poner en pie y camina lentamente hacia Jackson. —eres una extraña creación, no fuiste creado, fuiste nacido.»

—Abandonado.—corrige Jackson. —a mi suerte en la época cristiana, perseguido. Llamado demonio, satanás, lucifer y con muchos mas nombres. Mi madre, una pecadora, pero otros le llamaban bruja. La hermana menor de ella me crió y me definí a los cinco años. Al lado oscuro.

—Escogiste bien, pero eso.—Safira pone su palma en el rostro de Jackson.—no quita el surgimiento de tus emociones.

Jackson sonríe sabiondo y pone una mano en la mejilla de Safira.—Te lo diré.—le dice a centímetros de sus labios rojos.—Si me haces ese favor.

La peli roja se acerca a los labios del incubo y los roza ligeramente.

—Tengo toda la eternidad para averiguarlo, no voy a ceder tan fácilmente. Prefiero ver como la chica de Jaek se vuelve loca hasta que pida que la maten. Quiero ver como el arconte sufre.—Jackson baja la mano y aleja la de ella del rostro de él.

—En ese caso, vete.

Safira comienza a reír hasta el punto de tener que sostenerse de una silla.—¿Sabes que si la chica permanece rodeada de dos arcontes estará a salvo mentalmente?

Jackson la mira entre cerrando los ojos y se acerca amenazadora mente hacia ella.

—¿Como sé que no me estas engañando?

—¿Que iba a ganar yo?

—Hace menos de cinco minutos dijiste que querías verla sufrir.—Safira rueda los ojos y se encoge de hombros.

—He visto todo lo que ha hecho Sophie Johnson, a la chica le hicieron algo parecido a lo mío. Debería estar muerta, pero como tu y yo ella cambio. Todos se merecen una segunda oportunidad, al menos ella debería aprovecharla todo lo que pueda. Aunque eso me impida ver a Jaek sufrir.

Jackson asiente no muy convencido, pero los dos saben que él le dirá a Azael. Solo ocupan a otro arconte, Megan estaría mas que de acuerdo.

Es eso o ver todos los intentos fallidos de suicidio hechos por Sophie. El primero fallo, pero pueda ser que no todos corran con la misma suerte. Aunque las probabilidades sean pocas.

Jackson vuelve al presente y nota que Safira se ha ido, el incubo se encoge de hombros y desaparece del restaurante.

Pero ahora tiene algo útil que hacer. Llegar hasta la mente de Azael.

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