Emociones

1K 16 1
                                    


-“A petición de Valent Hills el arconte Sarcai aquedado libre y se le ha disculpado por las malas atenciones que se le dieron, pero su liberación tiene una clausula. Debe ayudar a la vigilante Valent Hills en su búsqueda de los brazaletes junto con el polvo de Morfeo, solo irán una vigilante y dos arcontes en la misión.
Firma.
X Selene B.    Megan J.”-lee claro y fuerte Mare.-Muy directo para mi parecer.
-Creo que está bien.
La peli negra baja el papel y mira a Sarcai.-Hey.-el peli rojo se gira.-Lo que dije en la isla no era verdad, no es bueno enamorarnos de los vigilantes. Pienso que es el peor error que podemos cometer.
-No estoy enamorado.-aclara Sarcai.-Solo es diversión.
Mare niega lentamente soltando un suspiro.-Te conozco Sarcai, no es solo diversión. Lo que vi no fue eso…
-No eres Galia para detectar emociones.-la corta Sarcai. Mare se cruza de brazos y levanta una ceja.
-La chica también puede detectar emociones.

Sarcai se gira irritado por la charla y comienza a caminar en forma opuesta esquivando mortales que camina contrario a su dirección.

Las conversaciones se hacen cada vez más evitando que la rubia pueda concentrarse en solo una, Valent toma un sorbo de fresco de limón y se masajea las sienes con sus pulgares. El restaurante se llena cada vez más la rubia le hace una seña a un camarero y este le entrega la cuenta.  La vigilante le entrega el dinero y se pone en pie para salir directo hasta el exterior. Solo lleva ocho horas en esa isla y ya se siente exhausta. Al salir a la calle mira el cielo que está de color gris, alertando a las personas de que se acerca una tormenta.

Por suerte el restaurante estaba cerca de la playa que ahora está totalmente vacía las olas revientan con fuerza en la arena. A lo lejos se puede ver el faro que se comienza a encender. Valent comienza a caminar hacia el faro que aproximadamente está a unos seiscientos metros de su lugar, encima de una montaña o más bien risco.

La rubia solo dura cinco minutos en subir todas las escaleras del faro, hasta llegar al balcón que rodea la gran lámpara giratoria. El viento a esa altura es más fuerte y casi ensordecedor.
Valent saca de su bolsa de mano unos pequeños binoculares con sensor de calor desarrollado por los vigilantes, ella camina con cuidado al salir de la copula que protege la gran lámpara del viento hacia el balcón del faro, se sostiene de la barandilla con una mano y con la otra se coloca los binoculares sobre sus ojos buscando alguna señal de la sirena.

Treinta minutos después la noche comienza a caer y el frio se hace presente, Valent baja los binoculares guardándolos en su bolso y decide hacerlo a la antigua. Su visión se agudiza sobre las olas y más allá mar adentro.

Justo cuando está apunto de rendirse algo en el agua llama su atención, una cola. Pero no podría ser de un pescado  porque es larga, ni la de un tiburón porque sus escamas brillan con la luz de la luna. La rubia mira hacia debajo de la barandilla calcula unos cuarenta metros o más hacia abajo.  Lo más alto que se ha tirado de un edificio es de cuatro metros, definitivamente la caía la dejaría con heridas muy graves eso sin contar los huesos rotos y una muerte segura.

Si estira la cinta de su bolso tendría al menos un metro y medio el tiempo se le agota y traga con fuerza, si va morir que sea por una buena causa. Pero antes una idea cruza su cabeza, Valent corre hacia dentro de la cúpula y toma una cuerda de vela de por lo menos unos veinte metros de largo, la rubia la ata a la barandilla con fuerza y sujeta con las dos manos el otro extremo. Rápidamente se pone en pie sobre la barandilla traga de nuevo con fuerza y se lanza al vacío con los ojos cerrados. El viento azota con mucho más fuerza su cabello suelto y su vestido blanco, la rubia abre los ojos justo cuando siente que se le comienza a resbalar la cuerda y la vuelve a sujetar nuevamente con más fuerza hasta que la cuerda se tensa y hace que su cuerpo vuelva a subir unos metros y vuelva a bajar, la rubia mira hacia abajo. Le quedan por lo menos veinte o quiche metros de altura. Sin pensarlo dos veces suelta la cuerda y mira hacia abajo posicionando sus pies para el impacto contra el suelo. Al tocarlo lo primero que hace es dar vuelta con el césped y piedras. Rápidamente se pone en pie y camina hasta el borde del risco. Las olas ya no rompen con tanta violencia, la rubia vuelve mirar hacia el mar adentro y nota que la cola se dirige hacia las olas que rompen contra las rocas. Segundos después desaparece en las profundidades. Valent cierra los ojos esperando ver algún aura  y la logra ver entre toda la oscuridad  pero la luz esta justo debajo de ella pasando por sus pies hacia atrás deteniéndose unos metros antes de llegar al faro. “Una cueva”. Piensa ella.

-Sarcai.-llama en voz alta la rubia y a los segundos el arconte aparece.
-La he encontrado.
Sarcai abre su boca y sus labios se mueven pero de ellos no salen ningún sonido. Mare aparece en el lugar y mira expectante a Sarcai hasta que se da cuenta de la presencia de Valent.
-Valent la ha encontrado.-le explica Sarcai a la peli negra.
-¿Y bien, donde esta?-pregunta esta.
Valent señala hacia debajo de sus pies.-Debe de haber una cueva o algo así ahí abajo, porque la he visto entrar.
-Y no volverá a salir nunca más de esa cueva.-le asegura Mare.

CrystallizeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora