Más de quinientos mil libros están ordenados alfabéticamente y por sección en la gran biblioteca de Lagos. Unos ya estaban ahí otros han sido mandados a traer de distintas bases del mundo, hay de toda clase. Pero la castaña solo busca una. Muchos se voltean a verla, “el efecto Gonzales” lo llaman su familia, pero con el tiempo se han ido acostumbrando al ser el centro atención sin querer. Phoe había oído hablar una vez a Bliss sobre la gran biblioteca de Lagos creía que exageraba pero una vez que puso un paso adentro se impactó de ver tantas hileras de libros. La biblioteca es atendida por sesenta mortales y reciben al día a unos doscientos vigilantes con órdenes de libros o entregas de ellos. La castaña suspira y una idea se cruza en su mente.
~Ven a la biblioteca y trae a Tom~
La rubia escucha la voz en su cabeza y se pone en pie con la bandeja con restos de comida y se excusa de la mesa.
Rápidamente lava los trastes sucios y mira el comedor está casi lleno ya que es medio día. Sophie lleva su mano a su auricular y lo presiona suavemente.
-Necesito que ubiquen a Tomas Johnson.
La operadora de turno le responde con un débil “ok” y la rubia sale del comedor con la fe de encontrarse con su hermano en las calles. Sin nada que encontrar vuelve hablar por el auricular y la operadora le da una dirección.
La rubia comienza a caminar dos calles hacia el norte y luego dobla hacia la derecha, por suerte el comedor no queda tan largo de la sala de entrenamiento. La rubia le da un asentamiento en forma de saludo a los chicos que salen de la sala de enteramiento le devuelven el saludo.
Sophie visualiza a Tomas lanzándole cuchillos a Leila, la rubia los esquiva con una gran agilidad.
-¡Más rápido!-pide la rubia y el chico obedece. Sophie chasquea la lengua impresionada con la gran velocidad de ambos muchachos, por un lado Tomas lanza todos los cuchillos que están en su cinturón, dos en cada mano. Y por el otro Leila los esquiva como si estuviera bailando. Los cuchillos se le acaban a Tomas y Leila le sonríe con las manos detrás de la espalda. El muchacho entre cierra los ojos y niega a lo que la chica asiente.
Leila le lanza un cuchillo demasiado rápido pero Tomas lo esquiva y un segundo después su cinturón cae al suelo.
-Suerte.-dice Tomas a lo que Leila niega.-Me debes uno.
-Y tú un helado, pero yo nunca reclamo así que no te debo nada.-Sophie frunce el ceño al ver a los dos chicos demasiados cerca, una sonrisa de medio lado se cruza cuando los ve demasiado cerca.
-Así se la pasan todo el día.-Sophie se sobre salta y mira hacia abajo, junto a ella esta Anthea con los brazos cruzados.-Se ven estúpidos.-escupe prácticamente la chica.
-Pienso que es lindo.-Anthea alza la mirada y levanta una ceja.- ¿Qué?
-Solo me parece extraño que tú digas eso.
Sophie se encoje de hombros y mira hacia el frente justo cuando los dos chicos se están a punto de dar un beso que ella alegremente interrumpe con un silbido.-Lo siento Romeo, pero dile a tu Julieta que nos tenemos que ir.
La cara de ambos chicos se torna roja. Tomas camina hacia ella sin decir una palabra.
Phoe mira hacia arriba y entre cierra los ojos, las castaña mira detrás de su hombro y nota que ningún vigilante o mortal la mira. Con un poco de esfuerzo la chica comienza a mover el libro hacia afuera hasta que este sale completamente cayendo a su lado. Phoe se voltea y nota que nadie la ha visto, la castaña se auto sonríe y se agacha hasta tomar el libro.
-Aquí estamos.-Phoe se sobre salta y se da la vuelta.
-Bien.-dice mirando a sus dos hermanos.-Ven esa mesa.-los dos se voltean y miran la mesa que tiene por lo menos unos diez libros en ella. Ambos asienten.-Esa es su mesa, vamos.
ESTÁS LEYENDO
Crystallize
Ciencia FicciónDos hermanas Dos Arcontes. Y un ejercito de Vigilantes. Ocho musas deseosas de poder. Pero sin la novena no son nada. Y es ahí cuando la historia se vuelve a repetir. Los secretos no fueron totalmente revelados y ahora ocho chicas de la época antig...