Ella

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Los ojos verdes de Sophie se míre encontrándose con varias personas en su habitación, ella los mira extrañada y su mirada se posa en Azael quien le sonríe cariñosamente, la rubia le devuelve la sonrisa y luego mira a los demás.

—¿Que hacen todos aquí?

—Te desmayaste.—Le explica Phoe con una pequeña sonrisa.

En la habitación solo están, Megan, Tomas, Nicolás, Joe, Azael y Phoe. En general su familia.

Los recuerdos invaden la cabeza de Sophie y rápidamente mira alarmada a Phoe.—El llamado... Tú yo...

—Tranquila.—le dice Joe al ver como intenta levantarse.—Tienes que descansar.

—¿Lo hiciste?—Phoe asiente con una gran sonrisa que contagia a la rubia, eso significa para ella tranquilidad y estabilidad emocional.

—No sé porque no se me ocurrió antes, pero ha funcionado.

—Deberías hacerme uno a mí.—Bromea Nicolás y Phoe le da un codazo divertido. El peli negro rueda los ojos y le dedica una sonrisa a Sophie.

—Me alegro que despertaras Soph.—dice Tomas mientras le sonríe.

—A mí también, pero por más que quisiera quedarme no puedo. Si necesitas algo no dudes en llamarme.—Sophie asiente e inmediatamente Megan desaparece.

—Creo que todos deberíamos salir para que descanse un poco.

Los demás asienten y comienzan a salir en fila india por la puerta excepto Azael que se queda hasta el final. La puerta se cierra desde el otro lado y el rubio se acerca a ella.

—¿Te sientes bien?

Sophie asiente y le sonríe.—Mejor que nunca.

Pero por alguna razón Azael no sonríe.—Phoe esta afuera esperando a que salga, quiere hablar contigo a solas. Las dejaré y luego regresaré.

Sophie vuelve asentir algo confundida y Azael sale de la habitación pero rápidamente entra Phoe cerrando la puerta por detrás.

—Ten.—dice ella mientras saca algo del bolsillo de su pantalón, entre sus manos aparece el delgado brazalete que le dio la rubia como obsequio. Phoe se lo pone con cuidado a Sophie esta la mira.— ¿Como te sientes?

—Mal.—dice sinceramente ella.

—¿Es el brazalete?

Sophie niega, siente algo extraño. Pero no del brazalete, es como un mal presentimiento.— ¿Crees en el sexto sentido de las mujeres?—Phoe asiente.— Algo malo va suceder.

—Yo también lo siento.—reconoce la castaña con su vista fija en un solo punto de la pared.—Algo grande se avecina.

—Podremos con ello.—la intenta animar Sophie.

—Eso espero...—susurra Phoe y la mira directo a los ojos. —Necesitamos estar preparadas.

—¿Y que sugiere?—pregunta interesada Sophie.

—Entrenar.

La sala de entrenamiento esta habitada solo por los dos vigilantes y la musa, Nicolás se encuentra en frente de Sophie con sus brazos en altos intentando bloquear todos los golpees que la rubia le lanza sin parar, es como una máquina.

Phoe los observa en silencio, los dos están al mismo nivel de combate. Los brazos de Sophie caen a sus lados y le hace una señal a Nicolás para que le lance un golpe.

Los dos llevan treinta minutos calentando, el sudor corre por la frente de ambos. Phoe toma el cronometro que esta en su cuello y pone su dedo en el botón de inicio.

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