Maneras de Morir

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La castaña mira a lo lejos un pueblo desde una montaña junto a Tessa, ambas a la espera de una señal de Megan. Las dos chicas observan el pueblo tranquilamente en la penumbra.

-No veo actividad.-le comenta Tessa.

-Ni yo, pero ella dijo que esto podía durar varias horas. Solo hay que esperar.

Tessa asiente y se voltea, deja de mirar el pueblo por un momento y observa las estrellas en el cielo.

-¿Cómo es que ha llegado pasar todo esto?

Phoe deja de observar el pueblo y mira a Tessa.-Cuando todo esto empezó tenía dieciséis años, era una niña prácticamente. Llegaron en la noche a mi casa, me iban a secuestrar. Ahora que lo pienso.-Phoe mira a la nada y sonríe.- Eso fue divertido. No recuerdo el número de los hombres, recién había descubierto de lo que podía llegar hacer, tomaron a Sophie pensando que era yo.

Tessa la mira entre divertida y extrañada.-Y ahí fue en donde conocí a Nicolás.-continua Phoe pero esta vez mira a Tessa.-en ese entonces él era un odioso, arrogante y controlador. Y tenía novia, era una arpía. Literal y en todo los sentidos. Para mí fue difícil creer todo esto, aparte de que había muchos vigilantes que me estaban dando caza.

-Viviste la vida perfecta Phoe, más de una mataría por tener esa vida. En gracia nos trataban como objetos y cuando nos enamorábamos era la peor parte. Nunca era real, el amor siempre nos traiciona. Nos mata y consume. Más de una vez una de las nueve incendio un pueblo o cosas así. Por despecho más que todo o por venganza. Y en otros casos otras llegaron al punto de dar su vida por su amor verdadero. Como tú lo harías y estoy segura que Euterpe lo hizo. Yo lo hice.

Phoe frunce el ceño-¿Moriste por amor?-pregunta confundida.

Tessa asiente con una triste sonrisa.-Me enamore de un mortal, en mis años de vida he entendido algo Phoe, enamorarse es como sentenciarse a morir. Hay muchas maneras de morir pero el amor es la más trágica de todas.

-Ella tiene razón.-dice una voz detrás de ellas. Megan se tumba junto a ellas y mira las estrellas.-Extrañaba verlas.-comenta por lo bajo.

-¿No has encontrado nada?-pregunta curiosa Phoe.

-Sí, se han ido hace tres horas. No llegaran muy largo, sé dónde está el cuerpo de Urania.

Tessa se levanta con los codos y se mantiene así para ver a Megan.- ¿Dónde?

-Roma. En la Domus Aurea para ser exactos. Tardaran tres días si quieren llegar rápido.

Phoe frunce el ceño y una sonrisa aparece en su rustro.-La mansión de Nerón.

-Llegaremos en menos de dos horas.-sonríe Megan.

La sonrisa de Phoe desaparece al recordar algo.-Necesitamos a Sophie.

El frío es demasiado para Sophie, siempre lo ha odiado. Odia todo lo que tenga que ver con la nieve, porque le recuerda cuando estuvo a punto de morir de hipotermia en Alaska.

Lucía abraza a su hija mientras mira el fuego de la chimenea, Azael mantiene sus ojos cerrados mientras deja su cabeza caer en el hombro de Sophie. En cierta parte el arconte usa como excusa el frio para abrazarla. Sabe que ella lo odia, pero él lo ama.

-No... Puedo so-soportar más el... Frio.-castañea Sophie. Se siente estúpida.

Azael se quita la chaqueta negra que lleva se la pone encima a la rubia que no niega la chaqueta.

-No la ciento.-dice la niña mirando a su madre. Lucía la mira con una sonrisa triste.

-Dime como es.-le intenta ayudar Azael.

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