Luna

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— ¡CORRE! —le grita la niña de cabello rubio a la de cabello negro, Anthea se queda mirando a Tomás y sonríe. Ella no va huir como Leila.

Tomás se acerca corriendo y ella le mete el pie cuando pasa por su lado, Tomás cae al suelo y pone sus brazos para amortiguar la caída. Sophie analiza los movimientos de ambos a la hora de pelear. Al final el equipo ganador es el de Anthea y Leila, Tomás y Sean tendrán que limpiar el comedor.

Sophie mira el laberinto y suspira, ella aprieta el botón rojo y las paredes empiezan a descender lentamente. Unos ojos cafés la observan mientras ella mira hacia la nada. Tomás se aleja de sus tres amigos y se acerca a Sophie cuando las paredes desaparecen totalmente.

—Ya sabes las reglas del juego, así que no hay reclamos. Leila llego arriba antes que Sean.

—No venía a reclamar Soph, solo… Papá me dijo que te dijera que vinieras a cenar. —Sophie sonríe y asiente. —Iré, dile que iré. Pero que no pienso comer esa cosa asquerosa que hace con las espinacas. —Tomás comienza a reír y ella también. Los tres niños los observan sonriendo.

Una presencia cálida se siente por todo el lugar y la rubia comienza a mirar el lugar hasta que se detiene en unos ojos grises como las mismas nubes cuando llueven.

Ella mira la espalda del dueño de esos ojos y su sonrisa crece al ver a Sabana. La niña que le ha robado el corazón.

—Te dejo con tu novio. —Sophie mira a Tomás y este se va corriendo con los demás niños antes de que ella pueda reñirle. El oído de Azael alcanzo a escuchar eso.

Sophie guarda el control que está en su mano en una de las bolsas de su pantalón. Sabana se baja de la espalda de Azael y se va corriendo hacia Sophie, ella se pone a la misma altura que la niña y la abraza. Una sonrisa enorme atraviesa la boca de Azael, en su mente se pinta un bello paisaje detrás de ellas dos.

— ¿Azael?—el mueve su cabeza y le presta atención a ella.

— ¿Si?

Sophie rueda los ojos y él le sonríe en forma de disculpa.

—Te decía que Sabana quiere salir de la ciudad. —Sabana mira a Azael suplicante.

Pero él sabe que salir ya no es seguro para nadie.

—Tengo una idea mejor.

Phoe mira sus manos pensativa mente, ella recuerda a la perfección lo que hizo. Y no se lo perdona, en ese momento su cuerpo no era suyo.

—Phoe. —ella se sobre salta y se da la vuelta bruscamente. Nicolás esta debajo del umbral.

—Yo lo siento, eso... No era yo.

El chico de cabello negro se acerca y la abraza antes de que ella siga hablando.

—No es tu culpa, lo sé. Lo importante es que estás bien y yo también.

Phoe intenta creer en sus palabras pero ella sabe que no está bien y que nadie alrededor de ella lo va a estar. —Sabes que te amo, ¿verdad? —Nicolás mira hacia abajo y se topa con sus ojos azules.

—Lo sé.

—Y que no te quiero hacer daño.

El peli negro frunce el ceño. —No entiendo Phoe… ¿De qué hablas?

Una extraña sonrisa aparece en los labios de la castaña. —Sabes, no cambiaría nada de lo que ha pasado. Te encontré mi otra parte perdida. Te amo Nicolás Dalton, con todo mi corazón. Nunca lo olvides.

Y es ahí donde el peli negro se da cuenta de lo que está sucediendo. Su peor miedo.

— ¿No te estarás despidiendo?

CrystallizeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora