Pequeño Secreto

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La rubia de ojos azules se encuentra en medio del bosque, sentada en la rama de un árbol. Limpiando el rastro de lágrimas que le quedan en las mejillas. A mitad de la noche, mirando las estrellas que seguramente está proyectando Sophie. Piensa.

La chica se sorbe la nariz y vuelve a sentir el cosquilleo en su piel, la nueva oleada de lágrimas se avecina. Y el nudo en su garganta se desata.

Ella más que nadie está sola. Literalmente sola. Sin padres, ni hermanos. Y se siente mal por eso.

El vacío es increíble. Piensa entre sollozos, la rubia apoya su cabeza en el árbol y lleva su mano al pecho intentando mitigar el dolor. Pero es imposible. Cada vez crece más, un jadeo se le escapa e intenta apaciguar el sonido que sale de sus labios cerrándolos. Pero estos se llenan de lágrimas.

No le preocupa que la oigan, porque posiblemente ya no haya nadie en las calles. Apenas Sophie se fue ella decidió que también era hora de irse, pero a diferencia de la otra rubia ella no tenía a quien ir a ver.

Y decidió ir al bosque, quería llorar. Liberarse y justamente eso estaba haciendo ahora. El recuerdo de Vincent inundo su mente y comenzó a llorar con más fuerza, tanto que sus manos taparon su boca. Sus ojos eran como una catarata. Al parecer estaba llorando como nunca antes lo había hecho.

-Valent. -la mencionada mira hacia abajo y se encuentra con Sarcai.

El corazón del chico se estruja al verla así. -Baja de ahí. -No obtiene respuesta más que los ojos azules que no siguen mirando mientras sube el árbol. Al llegar se sienta en la misma rama que ella con cuidado de que no se quiebre. -Hey ven aquí. -le dice mientras abre sus brazos.

Pero ella niega. -No quiero tu lastima ni compasión.

-No lo es. -la rubia lo mira sin entender. -No es ninguna de las dos, solo llora en mi pecho.

-No soy una chica débil. -dice enojada. Sarcai sonríe y pone su mano en la mejilla de ella.
-No dije que lo fueras, solo dame el abrazo. Yo también lo necesito, estar como esos nueve sujetos encerrados por más de nueve horas no es relajante.
-¿Por qué debería?-el flujo de lágrimas de la chica se detienen y Sarcai frunce el ceño.
-Porque lo necesito y tú también. ¿Me vas hacer rogar?, O te lo voy a tener que robar.
-No estoy para bromas Sarcai solo... quiero estar so...-antes de que ella termine de hablar el arconte se lanza a los labios húmedos de ella, con sabor a lágrimas. Pero a él no le importa, Sarcai pone sus manos en los dos brazos de ella y Valent se deja llevar. Ambos se separan y la chica lo mira.-Se te está haciendo costumbre.
-Una adictiva costumbre.

Cuatro paredes de color blanco rodean una cama de este mismo color, la chica que esta sobre ella ha estado mirándola el techo por una hora. Ya vestida con su típica vestimenta intenta volver a dormir con una única razón. Encontrarse con su amigo muerto. Toda la noche lo ha intentado pero al cerrar los ojos no sueña nada. Solo ve oscuridad.

La castaña está sentada en una cama igual que la rubia, ambas separadas por una pared de cinco centímetros. Ninguna ha salido de sus habitaciones desde que llegaron en la noche. El chico de ojos cafés oscuros casi negros se planta en frente de la puerta de una de las dos.

Un toque, dos toques y al tercero la puerta se abre dejando ver la figura de la castaña. Phoebe le sonríe cálidamente y el chico igual.

-Necesito hablar con las dos.-la castaña asiente y sale de su habitación cerrando la puerta detrás de ella. Camina medio metro a su izquierda y toca la puerta de Sophie. Esta es inmediatamente abierta y la rubia abre los ojos sorprendida de verlos a los dos e intrigada a la vez.-No voy a ser un vigilante.

Dos días antes.

Sus dedos juegan con el collar que cuelga de su cuello, el chico aún recuerda la primera vez que lo vio en el cuello de su prima. Un pequeño violín con una clave sol intercalada brillante como un diamante. Una ráfaga de viento mueve su cabello acorde a ella.

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