Capítulo 24

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Puse mi mano suavemente en su mejilla para luego cortar a cero la poca distancia que había entre nuestros rostros.

No era precisamente un beso. Posé mis labios en la comisura de los suyos y deslice lentamente mi lengua llevándome todo rastro de chocolate. Era delicioso el sabor del dulce, pero no tanto como el de sus labios.

Algo ¿apenado? me alejé.

—Y-ya no tienes más chocolate— limpié con la servilleta tratando de ignorar su fija mirada —Creo que será mejor que me vaya— acomodé mi cabello y le saqué la vuelta para salir de la cocina pero frustró mi huida tomándome de la muñeca. —Lo siento, dije que no molestaría más pero...— comencé a hablar aceleradamente. Voltee a verlo y estaba de pie nuevamente con esa intimidante mirada, dio los dos pasos que había de distancia entre nosotros. Puso decisivamente su mano en mi cintura y, sin perder el contacto visual, soltó mi muñeca para tomarme de la nuca y atraerme a sus labios.

Mis manos se dirigieron a su cintura, donde quedaron estáticas. Realmente me había sorprendido. Sus manos al contrario impartían poderosas caricias tanto en mi cuello como en la parte baja de mi espalda. Sus labios se mesclaban con los míos compartiéndome el exquisito sabor del chocolate que anteriormente había probado, pero sin duda alguna esto era mejor que el que había sacado de la comisura de sus labio. Era tan intensa su manera de besar, me robaba por completo el aliento, tanto que mi pecho se expandía y contraía rápidamente tratando de recuperar entre besos el oxígeno perdido.

Su lengua se introdujo de abrupto en mi cavidad, cosa que sinceramente me fascinaba. Su carnoso y dulce miembro rosándose con el mío era una sensación tan placentera.

Me estrujaba entre sus brazos ¡Dios! Quería gritar para liberar todo el éxtasis que comenzaba a acumularse en mí. Finalmente reaccioné, ¡me estaba besando! ¡Me había detenido para besarme!

—Eres tan necio.— susurró entre besos mientras bajaba por mi mejilla con dirección a mi cuello.

—Y tu tan testarudo...— eché mi cabeza hacia atrás dándole un mejor acceso a sus besos y leves mordidas. — ¿Por qué no admites que te encanto?— enderecé mi cabeza y éste regresó a mis labios.
Avanzaba lentamente, por ende yo retrocedía hasta que llegó un punto en el que no había escape. Estaba aprisionado por su cuerpo y la barra. Sus manos vagaban por todo mi cuerpo, por mi espalda, cintura, cadera, glúteos.
Ni la más mínima brisa de aire pasaba entre nosotros —Admítelo, Hao. — dije en un suspiro, ya que había regresado a mi cuello.

—Me encantas...— su mano comenzó a introducirse en mi pantalón—...Para una noche— mi temperatura interna de cuarenta grados prácticamente bajo hasta menos diez, era un imbécil.

—Eres un idiota, Xù Minghao— lo empujé fuertemente y él solo me miraba divertido.

—Idiota no...— sonrió —Sincero sí.

—Por favor, Minghao, lo que menos tienes es sinceridad.— rodé mis ojos antes de sacarle la vuelta para salir de la cocina.

— ¿Hace unos segundos te morías por besarme y ahora soy un idiota? — caminaba tras de mí.

—Sí, un idiota con todas las letras— afirmé tomando mi mochila que estaba en uno de los sillones de la sala —Tienes que arruinarlo todo con tu actitud de 'Oh soy el más malo y rudo del universo'— dije molesto.

—Y tú siempre tienes que arruinarlo con 'Soy el más hermoso del mundo, ámame o muerete'— dijo sujetándome del brazo obligándome a voltearlo a ver.

—Por favor Minghao— dije irónico — ¿Cuándo te he dicho eso?— reprimía todas mis ganas de gritarle solo por Minjoo y Minseok.

— ¡Todo el tiempo!— alargó, levantando sus manos —Solo estás pensando en ti, solo piensas en lo que te beneficia a ti, solo piensas en que estúpido suéter y abrigo usarás mañana. — Su mirada se clavaba en la mía —No solo por ser 'Lindo' puedes conseguir todo lo que se te antoja. — estaba ahora igual o más exaltado que yo.

— ¡Cállate Minghao!— le dije rojo del coraje —Tú no sabes absolutamente nada de mí y mucho menos sobre qué pienso a sí que...

—Oh, claro que si se.— afirmó con una amarga y fría carcajada —Así como tu afirmas saber mucho sobre el 'verdadero Xù Minghao'— hizo comillas con sus dedos —Yo también puedo saber mucho de una persona con tan solo verla.— me soltó el brazo bruscamente antes de darse la media vuelta.

—A ver, quiero escucharte...— le reté —Quiero escuchar qué es lo que crees saber de mi...

—Sé que...

— ¡Hao! ¡Llegaste!— la pequeña Minjoo llegó, interrumpiendo nuestra 'pequeña' discusión. —Junnie nos ayudó a hacer un pastel— dijo con emoción — ¿Quieres verlo?— preguntó mientras esta era elevada en los brazos de su hermano.

—No solo quiero verlo— le contestó serio mientras caminaba hacia la cocina.

Sin siquiera decir nada me di la media vuelta y caminé hacia la puerta.

MINGHAO

Se escuchó cerrarse la puerta principal. Se había ido.

— ¿Qué le pasó al pastel?— preguntó Minjoo, formando una 'o' con sus labios.

—T-Tenía hambre, preciosa.— confesé.

— ¡Hao!— alargó riendo — ¡JunHui!— gritó volteando hacia la entrada de la cocina, esperando que cruzara la puerta — Junnie, Hao se ha comido el pastel— se retorció en mis brazos para lograr que la bajara y a penas lo hice salió de la cocina. Aproveché para tomar un trozo más. — ¿Por qué se fue?— preguntó con tristeza entrando nuevamente a la cocina —Él dijo que se quedaría a cenar con nosotros.— se subió a uno de los bancos, cruzó sus brazos y se recargo en la barra. ¿Tanto le agradaba?

—Hola Minghao...— saludó Minseok entrando a la cocina. —Hey ¿Dónde está Jun?— ¿Pero qué?

. . .

Y ustedes chiquis, ¿ya lloraron por Hit the road? 🤧

Me, Myself and I [Junhao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora