Capítulo 14

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Presioné el botón que quitaba el seguro y la alarma para que pudiéramos subir al auto.

—¿A dónde iremos?— pregunto Minjoo sonriente.

—Iremos a el centro comercial — le respondí —A buscar el vestido más lindo.

El trayecto al centro comercial fue divertido, Minjoo me preguntaba cosas como cuál era mi color favorito, animal preferido. Al contrario de su hermano mayor, a ella si le interesaba conocerme.

Entramos tienda por tienda, y no había tienda en la que no saliéramos con bolsas, al igual que no había tienda por la que no se deslizara mi tarjeta.
Nos sentamos en una banca para descansar, más bien yo ya que traía todas las bolsas.

—Pero Jun, solo veníamos por un vestido— dijo riendo la pequeña.

—Creo que me emocione un poco— le contesté entre risas.

...

— ¿Te gustaron?— le pregunté ya cuando íbamos de regreso a su casa.

—Mucho— contestó con una enorme sonrisa —A mi mami le gustaban con florecitas— ¿le gustaban? — Minghao dice que está en el cielo…— dijo mirando hacia la ventana, de inmediato un nudo se me hizo en la garganta. —…Con mi papi, cuidándonos— sonrió —Les gustarán mucho los vestidos que me compraste— volteó a verme y yo hacía todo lo posible por contener mis lágrimas.

—Claro que si hermosa.

Dios, tenía un horrible nudo en la garganta. Eso explicaba por parte la dura forma de ser de Minghao. Trabajar, estudiar y además hacerse cargo de sus pequeños hermanos.
A pesar del que el comentario de Minjoo me había dejado en shock, el regreso fue divertido con sus inocentes preguntas sobre su hermano y yo.

Bajamos del auto. De cerca de veinte bolsas que había en la maletera del auto de Minghao la mitad o más de la mitad eran de Minjoo.

Ella tomo algunas, y yo tomé el resto y una de mis bolsas con una ‘compra especial’.

Llegamos a la puerta y tocamos el típico timbre de las tres campanas. Y fue Minghao quien nos abrió.

—Son las tres veinte de la tarde— nos informó en tono de reproche.

— ¿Las tres?— pregunté sorprendido, nos habíamos demorado más de dos horas comprando. —Corre Minjoo, la fiesta es a las cuatro— le dije recordando la hora marcada con letras rosas en la invitación.

Ambos corrimos escaleras arriba ignorando por completo a Minghao.
Seguí a la pequeña a la que seguramente sería su habitación. De un color rosa, su dormitorio era decorado por muebles blancos, con una cama de color rosa pálido, digna de una princesa. Con un delgado velo que la cubría cayendo desde el techo, sin duda hermosa.

—Que linda habitación tienes— le dije mientras corría el velo que cubría la cama para poner todas las bolsas en esta. Ella solo soltó una ligera risa. —Bueno anda a ducharte— le dije y asintió con la cabeza antes de entrar al baño.

Comencé a guardar toda su ropa nueva, efectivamente si tenía vestidos, pero se notaba a simple vista que no le quedaban más.

Guardé todos dejando afuera un vestido rosa con florecitas blancas, tal y como a Minjoo y a su madre les gustaban, además unas sandalias blancas.
Salí de la habitación para que se vistiera, una vez lista me llamó, se veía preciosa.

—Ven para peinarte— le dije y comencé a acomodar su cabello tan parecido al de su hermano mayor. — ¿Lista?— le pregunté y con una enorme sonrisa asintió con la cabeza, estábamos por salir cuando recordé. — ¡Espera!— le dije señalando mi bolsa con la ‘compra especial’ y Minjoo comenzó a reír.

Me senté en la cama y me quite mis zapatos para sacar una par de botas negras de la caja que estaba en la bolsa.

—Seguro le gustarán — apoyó la pequeña sin parar de reír —…Pero tú las odias— tenía razón, las detestaba.

—Estás en lo cierto— agregué entre risas —Pero son cómodas— algo bueno tenían que tener.

Bajamos las escaleras en pequeños saltos, y a la mitad de la escalera logré ver a Minghao abajo viéndonos.

—Acá te hago entrega de tu princesa— la pequeña estallo en risas, yo miraba a Minghao expectante, esperando que le dijera algo, mínimo un ‘que bonita’ pero el desabrido de su hermano solo la alzo en sus brazos y le dio un beso en la mejilla.

Cambie mi mirada ‘expectante’ por una fulminante y sin que Minjoo se diera cuenta articule sin sonido ‘Dile algo’
Me obedeció.

—Te vez hermosa. — le dijo y Minjoo rodeó su cuello con sus brazos. —Ve y llama a Minseok, para ir a dejarte— le dijo bajándola y esta volvió a subir las escaleras para llamar a su hermano. — Te veo más…— seguramente era ‘bajo’ ya volteo hacia abajo buscando mis zapatos, pero estos no estaban más.

— ¿Y eso?— soltó una carcajada.

—Bueno, ya que siempre me críticas y me dices que soy una ‘plástico’ o 'niñito' por mi forma de vestir...—  seguía riendo —Tal vez...— alargue —Con esto ya no digas que soy más ‘estúpido’— sonreí —Porque ambos sabemos que tú sabes que no lo soy.

—No logro entender por qué tienes tanto interés en agradarme— dio un paso hacia mí — ¿Me lo puedes explicar tú?— me miraba fijamente — ¿Me puedes decir por qué tienes tanto interés hacia mí?

—Puede ser porque quiero que seamos amigos…— pasé mis manos por su cintura —…o puede ser que me gustas— era más que obvio que no le diría ‘Por una apuesta que hice con Soonyoung.’

— ¿Yo? — Soltó una carcajada — ¿Gustarte? Por favor— dijo irónico —A ti te gustan los engreídos esos, con dinero, popularidad y autos deportivos— describió con exactitud a Mingming.

—Tú me criticas mucho sin siquiera conocerme— empecé a acariciar su cabello con una de mis manos.

—No necesito conocerte más para saber cómo eres— contestó seguro.

—Ya te lo dije, Minghao — mientras me acercaba lentamente a sus labios —Voy a hacer que te tragues tus palabras— susurré sobre sus labios, los cuales entre abrió esperando que lo besara. Pero al contrario, lo solté y de un brinco baje el escalón. Sacándole la vuelta camine hacia la puerta. En segundos Minjoo y Minseok bajaban las escaleras.

— Minghao — dijo el pequeño — ¿Puedo ir a casa de Chan?— perfecto, tendríamos la casa para nosotros solos.

—Está bien, pero pasaré por ti a la misma hora que por Minjoo— le dijo y Minseok sonrió.

—Lindas botas Jun— dijo Minseok riendo.

—¿Lo ves…?— alargue dirigiéndome a Minghao —Tu eres el único que no las aprecia. — Le reclamé.

—Si, claro— dijo sarcásticamente —Bien sabes que te estás muriendo por ponerte tus zapatos y tirar esas a la basura. — tenía razón.

Después de detenernos en una tienda de juguetes, para comprar un regalo, dejamos a Minjoo en la fiesta de cumpleaños y a Minseok en casa de su amigo. La fiesta terminaba a las ocho de la noche, así que tendríamos casi tres horas y media solos.

Me, Myself and I [Junhao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora