friends don't look at friends that way - willgan

-11-

Willy miraba todo el pasto verde, era un día muy caluroso, demasiado para su gusto. Fargan se encontraba unos metros más allá siendo pisoteado por un caballo, pero quitando eso, el día estaba "bien".

El de ojos verdes bebía de una botella, no quería deshidratarse al ser un día tan caluroso, ya que al ser albino lo pasaba bastante mal con el sol.

Lo peor de esto, era que todavía no había ido a comprar un protector solar, y le estaba pasando factura ese día. Por lo cual se tuvo que parar debajo de una pequeña sombra, que a decir verdad no ayudaba para nada.

Mientras que Fargan estaba intentado domesticar un caballo pero no le salía del todo bien ya que este huía literalmente de él.

- Esto no funciona. - Fargan dio un suspiro cansado, el también tenía calor pero no lo pasaba tan mal como el otro. Se giró a ver a su acompañante y la verdad tenía mala cara, su rostro estaba un poco rojo y se "intentaba" abanicar con sus manos.

- Sigue intentando, el caballo tendrá que tener un límite. - El albino empezaba ya hasta sudar, cosa que a Fargan le preocupaba.

- Willy, ¿Estas bien? - El de ojos oscuros le miraba fijamente desde su sitio, no era tan tonto como para no saber que le pasaba algo.

- Solo... Tengo algo de calor. - La verdad Willy deseaba irse de allí, pero se lo prometió al castaño, y tampoco esperaba que durase mucho tiempo intentando llevarse al caballo.

- Si te sientes mal avísame. - Fargan lo miro intentando descifrar lo que pensaba el menor pero el otro asintió dando a saber de qué estaba bien. - Voy a por tí. - Señaló al caballo y siguió persiguiéndolo.

Willy llego al punto de recostarse en el pequeño árbol que le daba sombra y cerrar los ojos para que Fargan le avisase.

Y por otro lado Fargan estaba también algo cansado, le había tocado un caballo rebelde, sin duda, pero ya estaban hartos de esperar, asique lo doméstico al fin y le puso una cuerda para después volver a ir donde estaba Willy.

Cuando estaba en frente suya lo observó, recostado en el árbol, con sus ojos cerrados y una mueca de molestia en su cara. Y podría decirse que sus mejillas estaban algo rojas.

- Willy, ya lo he conseguido. - Fargan le mostró el caballo orgulloso y el albino abrió los ojos sonriendo orgulloso.

- Por fin, creía que no ibas a acabar nunca. - Dijo sincero, el sol lo estaba haciendo polvo y Fargan lo notó.

-¿Estas bien? - El de ojos oscuros se acercó al otro para mirar su rostro sospechosamente. Sentía que no estaba del todo bien.

- Bueno ya sabes, hoy hace demasiado sol y mucha calor. - Se reincorporo abanicandose, y tocando sus mejillas, pero justo después le salió un quejido, se había quemado su cara y parte de sus brazos.

- Willy. - Dijo acusatoriamente Fargan. - Te has quemado, ¿Porque no me has dicho nada? Te van a salir ampollas. - El búho le tocó el rostro preocupado mientras que el otro hacia unas muecas.

- No creía que tardarías tanto. Ya sabes, el caballo nos ha salido rebelde. - El albino se empezó a "reír" para que no fuese para tanto.

- Me importa tres mierdas el caballo, mírate, estás hecho polvo. - El búho se cruzó de brazos mirándolo fijamente, mientras el otro nervioso esquivo la mirada del otro.

La verdad de porque no se había ido, era porque se lo prometió, que estaría ahí cuando tuviese el maldito caballo. Y Willy no era una persona que no cumpliese problemas.

- Al menos dime que tienes cremas o algo. - Fargan lo miraba esperanzado, sin esas cremas la verdad lo pasaría mal con esas quemaduras durante unos días.

- Hehe. - Fargan lo miro preocupado y el albino dejo de actuar despreocupante, la verdad nunca quiso preocuparlo. - Lo siento. - Willy se removió incómodo sintiendo como su cara le dolía cada vez más.

Fargan se apartó del caballo y suspiro delante del otro, se empezaron a mirar fijamente uno al otro. Y el castaño le daba varias caricias por los sitios que se había quemado el otro. Mientras que en la cabeza de Willy solo pensaba ¿Que está haciendo?. No entendía porque no lo apartaba pero tampoco hacía nada. Simplemente se dejaba llevar.

- Me importas Willy. Y por eso me preocupas, porque no quiero que no te pase nada, ni que nadie ni nada te haga daño. - El de ojos verdes abrió sus ojos algo sorprendido, ¿Que estaba diciendo?. Sin embargo, Fargan paso de la mirada sorprendida de Willy y le cogió las manos.

Willy lo miraba nervioso, no sabía que hacer ni que responder, esto solamente le pasaba con el castaño, casi nunca se quedaba sin palabras. Siempre tenía algo que decir. Mentiría si dijera que no estaba nervioso, su corazón latía fuerte y lo sentía.

- Lo siento. - Volvió a responder el albino, no sabía que decirle y lo único que se le ocurrió fue disculparse con el otro. Fargan suspiro y le volvió a acariciar la mejilla, que ahora estaba roja.

- Vámonos, antes de que empeores.

Fargan tenía al caballo sujeto con una rienda, mientras miraba de reojo a Willy, había notado que estaba bastante cansado, y hacia muecas de dolor, ya que intentaban volver a sus hogares pero el sol seguía ahí.

Willy se paró derrepente y Fargan lo imitó, sabía que el otro estaba muy cansado.

- ¿Fargan? - El albino se tambaleaba, ya que al quemarse le dolia su cuerpo, independientemente de que había mucha calor y no había nada que les tapasen ya que el bosque estaba más adelante.

Fargan vio como casi se desplomaba en el suelo y lo cogió antes de se cayese.

- Esque mira que eres tonto. - Cogió al albino en sus brazos mientras tiraba del caballo con la rienda, puesto que no tenían montura para montar al albino. El de ojos verdes no le respondío al estar muy cansado, pero sonrió un poco al pensar que estaba en buenas manos.

Willy abrió sus ojos, estaba en el salón de la casa de Fargan, vio a su izquierda al búho acostado al lado suyo, con medio cuerpo fuera del sofá.  El albino vio en la mesa crema, la cogió y vio que era, crema hidratante y protector solar. Se giró al otro y le sonrió sabiendo que no le podía ver.

- Gracias Ratón, de verdad. - Miro agradecido al dormido, y le acarició el cabello, pero no contaba que Fargan no estaba del todo dormido, puesto que había escuchado al albino agradecerle.

- Denada, tortuguita. - Dijo el búho cuando Willy se volvió a recostar en su sofá y esta vez más cerca del búho.