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Un poquito de Rubirex no le hace daño a nadie.
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Rubén escuchó como su puerta no paraba de ser tocada, asique la abrió y temía encontrarse a la persona de la entrada.

Y sí, era Willy, con una cara un poco más "agradable" de la última vez.

"Vale, creo que me va a matar igual" - Pensó Rubius, mirando las marcas que tenía el albino en el cuello.

"Pero no antes de decir esto" - Pensó el teñido aceptando ya su muerte.

- Hombre Willy, ¿Que haces por aquí? - Preguntó el teñido con una sonrisa. - He visto que has pasado una buena noche eh. - El teñido le señalo el cuello del albino, pero este apartó la mano de un manotazo.

- Tenemos que hablar. - Dijo Willy de un tono que no le gustaba nada a Rubén.

- Pasa. - Le comentó el de orejas de oso, ahora mismo se estaba arrepentido de haber abierto la puerta.

Aunque menos mal que la abrió porque Willy era capaz de colarse aún así en su casa.

- ¿De quieres hablar? - Preguntó Rubius, aunque ya sabía la respuesta.

- Sabes perfectamente de lo que me refiero. - Le aclaró el de boina, cruzándose de brazos y mirándolo fijamente.

Desde luego que la mirada de Willy enfadado te hacía ver las ganas que tenía de matarte, literalmente.

- Uh, no se de qué me hablas de verdad. - Empezó a hacerse el tonto el de ojos lima.

- Rubén vamos a hablar quieras o no, ¿Porque mierdas sabe alguien que eres de la hermandad? ¡Encima es Vegetta, ya sabes cómo es con lo de las "ilegalidades"! - Empezó a gritarle Willy cogiéndolo de la camiseta, y pues Rubius estaba algo nervioso.

- Pu-Pues... Digamos que fue un despiste Je je. - Empezó a decir el de orejas de oso, muy nervioso, haciendo que el albino lo mirase fijamente y relajase un poco su ceño fruncido, pero tras pensar un poco volvió a fruncir el ceño.

- ¡¿Cómo que un despiste, Rubius!? ¡A este paso, medio pueblo lo va a saber! - Le dijo Willy zarandeandolo un poco, y Rubius intentaba calmarlo.

- ¡Calma, calma! Lo sé, lo sé, creeme que Vegetta no va a decir nada. - Empezó a decir Rubius.

- ¡Por supuesto que no dirá nada! ¡Por qué tú te vas a encargar de ello! - Esas palabras no le gustaron nada al de orejas de oso, pues odiaba las responsabilidades.

Rubius sabía cómo se ponía Willy, lo mejor en estos momentos es intentar tranquilizarlo porque el enojo de Willy era corto pero intenso, podría durar 3 días pero la venganza nunca se quedaría atrás.

Aparte el de orejas de oso, sabía que el albino le tenía aprecio, sin embargo, lo sacaba de quicio.

- ¡Vale vale! Pero tranquilízate. - Le empezó a decir el teñido desaflojando el agarre del otro, para así tener las manos del albino entre las suyas.

Eso hizo que el albino dejará de fruncir el ceño, y ahora lo mirase entre curiosidad y extrañeza. ¿Que está haciendo?

Rubén empezó a hacerle varias caricias en el brazo haciendo que el albino lo mirase confundido y extrañado.

- ¿Que haces Rubén? - Preguntó el albino muy extrañado, por lo menos le había dejado de gritar al otro.

- He visto la técnica que usa Fargan para tranquilizarte. - Empezó a decir el teñido atrayendo al otro hacia sí, para después rodear sus brazos rápidamente para que no se fuera. - Y parece que funciona.

Willy estaba muy muy confuso, lo primero, ¿De que técnica habla? ¿Y porqué está tan cariñoso? Después de haberle gritado y zarandeado.

Pero si, Rubén estaba en lo cierto, Fargan tranquilizaba a Willy dándole leves caricias y muestras de cariño, haciendo que poco a poco su enfado se fuera.

Y por el bien de Rubius, mejor tranquilizarlo porque por experiencia propia, sabe que es capaz de reventarle media casa si no se calma.

- No sé de qué hablas, pero suéltame ya. - Empezó a decir el albino confuso.

- ¿Me vas a gritar más? - Preguntó el teñido, haciendo que Willy se ponga aún más confuso.

- ¿Que pregunta es esa? - Dijo extrañado el de boina.

- Entonces no te suelto hasta que me digas que me vas a dejar de gritar y que me has perdonado ya. - Dijo el teñido simple.

- ¿Qué? - Pensó para sí el albino, pero suspiró. - Está bien, no lo haré, pero suéltame ya.

- Está bien. - Accedió Rubius y lo soltó, haciendo que Willy se sintiese "libre".

- ¿Porqué rechazas el cariño ajeno? Willy, somos amigos. - Preguntó curioso el teñido.

- Yo no rechazo el cariño ajeno. - Le dijo Willy seguro, haciendo que el de orejas de oso rodase los ojos.

- Bueno lo que tú digas, ahora vete que quiero seguir durmiendo. - Le hechó levemente Rubius con una sonrisa de burla, solamente quería arreglarse con Willy para después seguir durmiendo.

- Me iba a ir de igual forma. - Y a Rubius le salió mal el plan de picar a su amigo, porque este salió solo con gusto por la puerta.

- Vaya bruto. - Respondió el de ojos lima, observando como el otro se iba, seguramente a hacerle una visita a Fargan.

"Definitivamente, hacen buena pareja" - Pensó Rubius para después entrar dentro de su casa, seguramente a dormir.

friends don't look at friends that way - willganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora